El gran apagón informativo de Juan José Millás

Madrid

Se acuesta con la radio y se levanta con la radio. Diariamente compra tres periódicos a los que dedica su hora de lectura. El Telediario, internet, Twitter… No recuerda un día sin esta rutina. Pero el domingo pasado Javier del Pino le propuso escaparse de la realidad durante una semana para ver si, a su vuelta, era capaz de ver lo que pasa con algo más de claridad y un poco menos de tensión.

Y así comenzó la semana del gran apagón de Millás. Con silencio. En la ducha, durante el desayuno, al salir a caminar rechazando boletines y programas a cambio de música gregoriana. Como un adicto al que le han quitado su rutina de estupefacientes. Se volcó en las entrevistas de promoción de Solo humo (Ed. Alfaguara) Un libro que explora la forma en la que él entiende la lectura: entrando en las historias como un fantasma, como un dios, casi sin tener muy claro dónde acaba la realidad y empieza la ficción. Un libro que habla de lo efímero de la vida, de cómo el tiempo se escapa sin darnos cuenta de que estos podrían ser nuestros últimos minutos. Su libro, que es un cuento de cuentos pero sin la corrección política con la que, de pequeños, nos protegían de la crueldad. ¿Nos protegían?

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Siete días más tarde llega Juanjo al estudio como un extraterrestre que aterriza en un planeta extraño dispuesto a entender cómo funciona el mundo. Y ésta fue su reacción a una crisis bancaria, un bono social para pobres que solicitan los ricos, una Ley que nadie quiere pero nadie se pone de acuerdo para cambiarla, cuatro necrológicas y una princesa militar.