Marta Jiménez Serrano: "Tinder, Instagram o Twitter son como una discoteca a las tres de la mañana"
La escritora acaba de publicar 'No todo el mundo', un conjunto de relatos de amor contemporáneo, que analizan las diferentes dinámicas en las relaciones entre hombres y mujeres. Precariedad y clasismo, acoso y pornografía, maternidad y crianza o la intimidad de las mujeres mayores son reflexiones que atraviesan los cuentos y la entrevista
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Marta Jiménez Serrano (Madrid, 1990) escribe muy bien, se nota que es profesora de escritura creativa y que tiene mucho curro en el sector a su espalda, a pesar de su juventud. Después de un poemario, La edad ligera (Rialp) y de 'Los nombres propios' (Sexto Piso), su primera novela, que ya va por la 6.ª edición, Jiménez Serrano acaba de publicar 'No todo el mundo', con Sexto Piso. Un conjunto de relatos de amor contemporáneo, de esos que nacen y mueren en la ciudad, leemos. Precariedad y clasismo, acoso escolar y pornografía, maternidad, crianza, la intimidad de las mujeres mayores o las dinámicas heteropatriarcales son reflexiones que atraviesan los cuentos y la entrevista que recomendamos escuchar, ya que nos acompaña la banda sonora del libro y de su vida.
Has publicado poemas, una novela, ahora relatos, ¿qué te aporta este cambio de género?, ¿qué te aporta el relato en particular y por qué este desafío literario, que leemos en los agradecimientos, con Víctor Balcells, también escritor?
Me gustan los diferentes géneros. Cuando acabé la novela, estaba un poco quemada del formato novel, así que fue un modo evidente y bonito de explorar otra cosa. Y en los agradecimientos menciono ese desafío con Víctor Balcells, porque lo que hacíamos Víctor y yo era darnos un título y escribir cada uno un relato que respondiera a ese título. De hecho, por ejemplo, así nació 'Qué bien que existe Leonor', uno de los relatos de 'No todo el mundo'. Víctor escribió uno paralelo del mismo título, pero que no tiene nada que ver, va de otra cosa completamente distinta.
¿Crees que así como el amor contemporáneo, el relato es también la forma de escritura contemporánea? Pequeñas historias breves que no requieran demasiado tiempo de concentración.
Creo que no depende tanto del formato, porque una novela muy larga tú también la puedes fragmentar como quieras. Creo que es un poco el equivalente de la serie, la miniserie, la peli, y creo que estamos en un momento en el que le damos un poco a todo cada uno. Además, depende de tu ritmo de vida. Yo creo que sí, que el relato funciona bien ahora, pero lo cierto es que la novela larga siempre ha funcionado bien y tú la puedes partir por donde quieras y eso también funciona. Creo que tampoco hay tanta diferencia dentro de la narrativa entre una cosa y otra. Para mí no la hay a la hora de escribir. Hay algunas diferencias, claro. Hay una parte del largo recorrido de la novela y una parte del relato, pero a otro nivel. Pero es narrativa y es contar una historia. Y en eso es lo mismo.
Voy a leer un fragmento de 'Cuando yo la conocí': "La autoficción me parece un género de vagos, ególatras y sensibleros. Vagos porque no tienen imaginación y todo lo ubican en su barrio o, a lo más decir, en su pueblo de la infancia. Ególatras porque sí, su historia, su primera persona del singular, los complejos devaneos de su alma. Un modo, al fin y al cabo, de no pagar al psicoanalista. Sensibleros porque la abuela que se muere, el padre que enferma el desamo,r un día de lluvia. Clarice Lispector". ¿Eres auto ficcional? ¿Eres vaga, ególatra y sensiblera, pero resulta que escribes bien, como leemos en el relato?
Jajaja. No lo sé. Mi novela anterior tenía algo de autoficción también. Yo ya no sé lo que significa la autoficción, hemos gastado tanto esta palabra, que bajo ese término metemos muchas cosas que luego no tienen nada que ver entre sí. Pero sí, la novela anterior era un poco autoficción y me preguntaron tanto que hice como este guiño. De hecho, me divertí mucho con ese relato, porque, si te das cuenta, es un relato meta autoficcional, va de un chico que no tiene nada que ver conmigo. Es sólo autoficcional dentro de la historia y no fuera. Y en los relatos he disfrutado más de inventar, la verdad. También siento que quemé cosas con la novela y acabé un poco cansada de esa autoficción. Y los relatos, por supuesto, tienen todo de mí, de mi mirada, de mi entorno. Como cualquier libro, pero he disfrutado bastante más de inventar cosas que creo que no me han pasado y que no tuvieran tan literalmente que ver conmigo.
Y resulta que escribes muy bien. Una escritura muy creativa, muy original, muy personal, que cambia en cada relato. Hay un narrador distinto, una forma distinta de escribir, esos diálogos con frases muy largas, en otro capítulo, muy cortas. Hay mucha carga poética también en esa prosa, el uso intencionado de la cursiva.... Tú eres profesora de escritura creativa. ¿Qué es esto de escribir con creatividad?, ¿qué se enseña en esa asignatura?
Bueno, en escritura creativa hay gente realmente que viene con una idea o con un proyecto literario. Se habla de escritura creativa porque también hay clases de escritura que son de redacción o de ortografía. Entonces, aunque toda escritura es creativa, cuando hablamos de escritura creativa, hablamos de escritura literaria, con una parte también de intención estética. Si queremos aprender a redactar bien, no tiene por qué estar ahí, es una intención, como dices, más poética.
Quiero hacerte una pregunta que le hemos hecho a todos los escritores docentes o profesores que han pasado por aquí. Se me ocurren Eduardo Halfon y Juan Francisco Fuentes como últimos ejemplos. Y es si tenéis la percepción de que los jóvenes hoy escriben cada vez peor. En tu libro las redes sociales atraviesan todos los relatos y no sé si las redes sociales han provocado que los jóvenes hoy escriban peor o si simplemente que la escritura evoluciona, cambia y hay que aceptar que son nuevos tiempos.
Los jóvenes no escriben peor, la escritura cambia y ha cambiado siempre. De hecho recuerdo cuando llegó el SMS y teníamos que pagar si nos pasábamos de un número de caracteres, había que pagar el doble. Empezamos a poner estas cosas de xq y demás. Y empecé a ver a todos los adultos a mi alrededor escandalizados porque aquello iba a degenerar la ortografía y todo eso. En ese momento yo estaba estudiando Filología Hispánica y cuando el papel era muy caro, en los manuscritos se hacía exactamente lo mismo, poner sólo 'q' (en vez de que) para que no ocupara tanto espacio. Y bueno, hemos sobrevivido. Osea que sobreviviremos a Twitter también.
'Tenemos que dejarlo'. En la primera de las historias describes la precariedad del escritor y del autónomo. La suerte que es cobrar un mes 800 y pico euros. Tú has colaborado con varias editoriales como correctora, como editora, has publicado también en revistas. ¿Cómo es la vida del escritor¿, ¿cómo te ganas la vida después del éxito de la primera novela?
Bueno, pues ahora más tranquila, porque con las clases de escritura y con lo que me va llegando de los diferentes ingresos que da la novela, entre las dos cosas, es la primera vez que estoy más tranquila económicamente, lo cual solo habla de lo precario que es el sector, porque he pasado por todos los trabajos previos relacionados con la escritura, con la literatura y claro, siempre he cobrado menos. Pero efectivamente, además creo que hay una dualidad muy complicada en el sector, que es que si tienes una nómina, esa nómina va a ser bajísima y el único modo de aspirar a un sueldo un poco más elevado es eso, es estar con malabares de autónomo, reclamando facturas y en un nivel de inestabilidad que no todo el mundo puede quizá lidiar con él o permitírselo. Depende un poco de la vida también que uno tenga. Era casi inevitable. Además, el dinero en las relaciones de pareja siempre es un tema de conversación.
Ahí, ahí voy, porque a propósito de la precariedad en 'La Virgen de la Macarena' hay un montón sobre la precariedad y cómo afecta al dinero a las relaciones. "Las profesiones no son lo importante. Lo importante es ser buena persona", se dice. Un poco como Romeo y Julieta. ¿El amor entre diferentes clases sociales es posible o es siempre al final una tragedia shakesperiana?
No quiero decir que no sea posible, seguro que hay casos, pero evidentemente es más difícil. Creo que a veces en las historias de ficción tendemos a representar la pareja o el amor como algo que está en una burbuja y que no tiene mucha conexión con el resto del planeta. En las comedias románticas lo hemos visto mil veces. Quiero decir, nadie tiene familia, nadie tiene problemas económicos, solamente está ahí la pareja con su conflicto. Y bueno, es más complicado en la vida real y el dinero en general es un tema de conversación importante en cualquier pareja. Y cuando hay una diferencia de clase muy grande, sí que creo que es mucho más difícil que la cosa se consolide.
"Tenemos que dejarlo". Una frase hecha que sirve tanto para Facebook: tengo que dejar Facebook; como para las relaciones o el tabaco, el tabaco que aparece en varios de los cuentos, hay muchas personas que fuman. ¿Qué es más difícil, dejar una relación, dejar Facebook, dejar el tabaco o depende de la toxicidad a la que hayas estado expuesto?
Jajaja, todo es muy difícil, ¿no? En este relato hay un paralelismo sobre todo entre el tabaco y la relación. Me gustaba esta idea de bueno, he cogido el tabaco, pero como con cualquier vicio, está esta cosa que uno se dice casi cada día de tengo que dejarlo, voy a dejarlo, voy a dejarlo. Y somos incapaces de tomar la decisión. Y ahí lo que nos tenemos que plantear, claro, es qué nos tiene tan enganchados. Y la relación de Marcelo y Eloísa, que son los protagonistas de ese relato, es igual, lo tienen que dejar, saben que lo tienen que dejar. Hay una parte de ellos que sabe que lo tienen que dejar y otra que no, que no es capaz.
Claro, son preguntas que quedan sin respuesta en el libro, si hay un manual para dejarlo, cómo se dejan las parejas, si es difícil legitimar los motivos propios. ¿Preguntas sin respuesta?
Sí, es muy difícil. Hay algo muy curioso en las relaciones y es que, como dices, no hay un manual para dejarlo y es muy difícil dar un consejo o un modo de hacer en lo que se refiere a las relaciones personales. Y al mismo tiempo, cuando las analizamos, hay un patrón, es todo igual. Todas las rupturas, cuando hablamos con los amigos, todas las rupturas se parecen bastante, todos los comienzos se parecen bastante y todas las crisis se parecen bastante. Hay algo muy raro ahí, entre lo colectivo y lo individual, que me interesaba mucho explorar.
Y los síntomas son muchas veces indetectables, como el día que se deja de tener sexo. Hay una frase que es "no hay nada como pasar de la intimidad al protocolo". Es como el día que un día de repente dejamos de jugar de niños y no recordamos bien qué día fue.
Totalmente. Son cosas muy progresivas y yo creo que algo muy, muy típico también de la pareja es que de repente un día dices: cómo hemos llegado hasta aquí. Y no tienes ni idea, a la hora de dejar de tener sexo, de dejar de contarte las cosas o de dejar de participar de la vida del otro en cualquier modo. Son estos procesos paulatinos, ¿no? Creo que también está el paralelismo con engordar o con que de repente un día dices: no me abrocha el pantalón, ¿cuándo ha ocurrido esto? Y creo que también es el motivo por el que a veces es muy difícil dar marcha atrás. No sé cómo hemos llegado hasta aquí, pero ya se rompió.
¿Y qué peso tienen las aplicaciones de citas? Tinder es la gran aplicación que también aparece en varios de los relatos.
Bueno, yo creo que Internet en general, porque muchísima gente liga en Tinder, pero lo cierto es que también ligas por Instagram o por Twitter. Creo que ha sido la virtualización de poder hablar con otra persona lo que ha cambiado un poco esa dinámica que, por otro lado, no me parece tan distinta de la de un bar. Cuando se habla de que Tinder es un mercado de la carne y tal, pues vete a una discoteca a las tres de la madrugada, porque no sé si ahí lo que se está dirimiendo es una conversación filosófica. La ciudad es importante en este libro y he elegido la ciudad como escenario en el sentido de la velocidad, el espacio y de la cantidad de gente que hay ahora en el mundo. Porque lo que sí creo que ha cambiado Internet es que el mundo se ha hecho mucho más grande. Mis abuelos tenían para elegir pareja a una serie reducida de personas de cuatro calles de un pueblo muy pequeño. Mis padres ya se fueron a estudiar a Madrid, ampliaron un poco su horizonte, pero yo ya me fui de Erasmus, luego llegó Internet y ahora puedo estar ligando con una persona que vive en Australia. Y eso claro que cambia, es que de repente las opciones son infinitas, lo cual tiene algo muy bueno. Está genial no tener sólo las cuatro calles de tu pueblo para para relacionarte y tiene algo de abrumador también.
Me ha enternecido el capítulo 'Filmín', lo protagoniza una septuagenaria, Dolores Castillo, Lola, una mujer mayor que, por serlo, parece que ya no tiene intimidad. Es algo que hablábamos con la dramaturga Helena Pimenta la semana pasada. Y es que el deseo y las relaciones sexuales de nuestros padres parece que no existen, o al menos tendemos a romantizarlas.
Y no digamos de los abuelos. Sí, yo creo que muy específicamente con las mujeres llega una edad en la que parece que ya no tienen intimidad. Y cuando digo intimidad me refiero a todo, por supuesto a sexo, pero también a secretos, a una vida personal. Esta cosa que de hecho se cita en el relato, esta cosa de cogerle el móvil a tu abuela porque ¿quién va a llamar a tu abuela? Nadie. O sea, la vecina, el banco, ¿quién va a llamar? En realidad, analizado con un poco de frialdad, es un poco fuerte. Parece que a partir de un momento una ya no puede tener una vida íntima que comparta o no con los demás si quiere. Y eso me interesaba mucho contarlo, la verdad.
El miedo al amor es como el miedo a los gatos, leo en 'Colega'. El miedo a que se te suban encima de repente, sin avisar. Las pisadas, mitigadas por la almohadilla suave de sus patas, el miedo a que se te acerquen, se te instalen, te acaricien, ronroneen y entonces, cuando ya te hayas acostumbrado a su calor, a su forma, sin dar explicación alguna, se van. El miedo a que te desdeñen, te ignoren, a que parezcan mullidos y te saquen las zarpas, parezcan mininos y te bufen. El miedo a la inconstancia, a la incoherencia, al gesto repentino. ¿Es mejor tener un perro que un gato?
Jajaja, bueno, un perro hay que sacarlo tres veces al día y da más trabajo. Son distintos, patrones distintos. Tenemos un perro también al final del libro, pero no sé por qué me daba más juego, me gustaba esa comparación con el gato que has leído. Y sí creo que tiene algo de eso. El amor está plagado de miedo al rechazo, hay muchas cosas que no nos atrevemos a hacer, a decir o a proponer por si nos dicen que no. Y cuando uno lo analiza, tampoco pasa nada. Si te dicen que no, pues ya está, pero tenemos mucho, mucho miedo al rechazo.
Hay relatos que reflexionan sobre la maternidad, sobre la paternidad, sobre el querer ser madre o no serlo, cuándo serlo. Personas con el "rastro" de una pareja anterior, un hijo o hija de la pareja anterior. ¿Cómo cambia la maternidad a la relación de pareja?
Creo que es algo que atraviesa todas las relaciones, porque es que hoy tenemos que decidirlo. Antes uno era padre o madre porque había que serlo y ya está. Y hay que tomar la decisión y a veces es una decisión que supera al individuo. Es una decisión muy difícil de tomar. Me parece maravilloso que sea una elección, pero verdaderamente es una elección complicada y creo que es algo que siempre pone en jaque a la pareja. Yo creo que cada vez más aspiramos a relaciones de igualdad y recíprocas, en una pareja entre entre el hombre y la mujer. Y creo que un bebé devuelve la asimetría a la pareja de una manera terrorífica, porque ahí lo que está viviendo uno y otra no tiene nada que ver.
Es uno de los grandes temas del feminismo, el de la maternidad. También el de desmontar el amor romántico. Aquí lo hemos hecho con los últimos libros de Annie Ernaux y Vivian Gornick. Tú mencionas a Joan Didion en el libro. ¿Cuáles son tus referentes en este tema?
Pues mira Joan Didion, Vivian Gornick, escritoras que has mencionado, me gustan mucho. Me gustó muchísimo el ensayo El fin del amor, de Tamara Tenenbaum, que creo que también es un ensayo que apela mucho a lo práctico y que también desmonta y analiza muy bien muchas de las dinámicas de hoy. Y luego, por ejemplo, también creo que habla muy bien de las relaciones personales, desde un punto de vista muy realista, Alejandro Zambra, pero no sin cariño o no sin ternura, porque tampoco se trata de pasarse al otro lado y hablar desde el cinismo total, tampoco es eso.
Mencionas a Alejandro Zambra también en el libro. Muchas mujeres están leyendo hoy a Zambra y se sienten, por lo que he preguntado aquí a compañeras que están ahora fascinadas, reconfortadas de que un hombre pueda escribir tan bién sobre emociones femeninas o de que un hombre pueda escribir tan bien sobre el amor, sobre las relaciones para las mujeres. Y también hay mucho chico joven y moderno que lee a Zambra porque está súper deconstruido. Qué tiene Zambra y no sé si todo el mundo quiere reconstruirse sin saber muy bien qué deconstruir.
Jajaja, bueno, sí, por supuesto, es otra de esas palabras que hemos gastado un poco. Zambra es un buen ejemplo y yo metería ahí también a Víctor Balcells, del que hemos hablado antes. Víctor tiene muchos libros muy buenos, pero su libro de relatos Aprenderé a rezar para lograrlo también va un poco por esta línea. A mí me interesa mucho esto, porque estamos hablando de que hay nuevos temas en la literatura, temas sobre la intimidad, sobre las emociones, etc. y evidentemente de esos temas puede hablar cualquiera. Puede hablar también un varón si lo hace bien. Y esto me interesa mucho. Y de hecho Zambra habla muy bien de las emociones femeninas, como has dicho, pero también de las masculinas. Ha faltado el relato de la intimidad y de las emociones en general. Y muchas escritoras estamos hablando de las emociones femeninas y yo quiero sus relatos, el relato de las emociones masculinas. Por no hablar de que, bueno, evidentemente en literatura cuando uno escribe, hay muchos hombres también en 'No todo el mundo'. Y yo me he puesto en su piel y y no creo que haya ningún problema a la hora de ponerse en la piel del sexo contrario. Pero sí, es interesante, ya digo, Zambra y otros ejemplos en los que no se trata de que solo los varones escriban de cosas épicas y solo las mujeres de la intimidad. No, no va por ahí, sino que creo que los intereses de la sociedad están cambiando. Empiezan también a salir tímidamente libros sobre la paternidad que no estaban. O sea, no es que las mujeres hayamos empezado a hablar de la maternidad porque de la paternidad ya hablaban ellos. Es que eso no estaba. Quizá porque no existía o no había una paternidad tan efectiva hasta no hace tanto. A mí esto me interesa mucho y quiero que estemos todos escribiendo sobre ello, no solo nosotras.
Es verdad que te has puesto en la piel de un hombre, pero sí me llama la atención que en todos estos relatos no hay ninguno de amor homosexual. ¿Por qué?
Bueno, al final hay que acotar cuando uno escribe un libro. Hay muchas cosas que se han quedado fuera, muchas ideas que me he dejado fuera y yo creo que al final, pues no sé, igual que una de las acotaciones fue Madrid, me di cuenta de que estaba interesada en analizar esa dinámica heterosexual sobre la que he leído mucho, sobre roles de género, sobre la dinámica y el papel de la mujer en la historia y en la sociedad heteropatriarcal. Y creo que de algún modo eso se ha colado en el libro y me ha interesado analizar esas dinámicas. Creo que la vivencia homosexual comparte algunas cosas con la heterosexual, pero hay otras que no, porque hay toda una serie de eso, de dinámicas de poder entre el varón y la mujer, que son muy específicas. Y fue un poco por ahí al final lo que me acabó interesando. Pero vamos, para otro libro, es que no me cabe todo en un libro.
Me ha impactado Horny Asian Teen. Es un relato brutal, sobre bullying, acoso escolar, sobre el porno entre adolescentes. ¿Necesitamos más educación sexual y a una edad más temprana, que es el gran debate hoy?
Mira, es un relato que solo podía ser heterosexual, pero desde un punto de vista muy crítico. Es que hay mucho que criticar en la dinámica heterosexual de la que venimos. Me interesaba ese relato, la verdad, y además es algo que yo no he vivido, porque esto es algo de las generaciones nuevas. Es decir, cuando yo era adolescente no teníamos vídeos en el móvil y demás. Por supuesto que nos hace falta educación sexual, sin lugar a dudas. Y además es que cuando no la damos, pues está en el porno o está en otro lado. Quiero decir, me parece una ilusión pensar que si no damos educación sexual responsable, pues los chicos no van a entrar en contacto con eso y van a tener relaciones súper puras, sea lo que sea una relación pura. Es fundamental. Y el tema del porno, de ese porno tan heterosexual y tan machista está atravesando la educación sexual de muchísimos chavales y chavalas.
Hay mucho de First Dates en estas relaciones de amor, las mismas conversaciones y discusiones en torno a la pareja y el amor. No sé si el programa lo has visto alguna vez o de dónde has bebido para escribir estos relatos. ¿Son tus amigos, tus alumnos y alumnas? ¿Cuánto de experta eres tú en el amor a los 30 y poquísimos?
Mira, si hubiera contado lo que me contaban mis amigos, habría sido el libro más inverosímil de la historia. Cuando decía que estaba escribiendo este libro, cada persona me contaba sus cuernos, su movida, su vida y era algo que no se lo creería nadie. Vamos, esto no pasa por verosímil en un libro ni de coña. Y hablas de First Dates y yo creo que en el fondo es un poco una reinterpretación de Chico conoce chica. Esta cosa que hemos visto tanto en el cine de una manera tan naíf y tan absurda y tan poco matizada. Y es como si le hubiera puesto la lupa o el microscopio a ese chico conoce chica y hubiera dicho a ver qué está pasando aquí realmente. Es una escena o un momento de la narrativa que tenemos en nuestra cabeza, porque cada historia de amor pasa por contar el principio, cómo se conocieron, pero creo que es una parte de la relación que siempre se cuenta de manera rápida y tópica. Y me interesó ver esto en realidad cómo ocurre.