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'División palermo', la serie que demuestra que se puede hacer humor con todo si se hace con inteligencia

Es el fenómeno argentino de Netflix, una comedia de humor que rompe los estereotipos y que tiene detrás a dos genios de la comedia Santiago Korovsky y Martín Garabal

Fotograma de la serie de Netflix División Palermo / cedida

Ha sido un fenómeno en Argentina. División Palermo es la serie de la que todo el mundo habla. Una comedia con capítulos de media hora que hace humor de todo y con todos. Esa es la clave del éxito, que su humor no es blando, pero tampoco busca reírse de nadie, si acaso del sistema que nos oprime a todos. En España sus visionados han ido creciendo gracias a este grupo de personas que pertenecen a colectivos discriminados y que son fichados por la policía para lavar la imagen de una institución corrupta y con algunos episodios de violencia policial.

Una serie que tiene como protagonistas una mujer trans, un hombre con acondroplasia —conocido como enanismo—, una mujer en silla de ruedas y un hombre con ceguera, un policía sin brazo y un hombre blanco heterosexual y judío que llega por casualidad a esa comisaría. La serie no se ríe de ninguno de ellos, sino que ellos son el sujeto del humor. Una mirada rompedora que deja bastante mal a esos que siguen quejándose en redes sociales de querer seguir con sus chistes rancios y desfasados sobre minorías. División Palermo ya ha firmado una nueva temporada, donde la crítica al poder y a la sociedad volverá a estar presente, según nos dicen sus creadores y protagonistas, Martin Garabal y Santiago Korovsky.

¿División Palermo es la serie que rompe eso de que ya no se puede hacer humor en libertad?

La verdad que hoy como estamos en una época donde hay mucha queja de que no se puede hacer humor con nada, me parece que la solución es precisamente pararse frente a eso y ver cómo hacer humor de otra manera. Nosotros convocamos a colaboradores de guión, asesores, personas en silla de ruedas, a una chica, Lucre Gómez, en la cual nos ayudó mucho con el personaje de Sofía, por ejemplo. Para los otros personajes también buscamos a gente para tratar las minorías o discapacidades que tenían y para entender. qué hay que decir, qué hay que expresar, a qué problemáticas se enfrentan y poder hacer humor con eso. Nos parecía fundamental incluirlos y ser nosotros también el objeto de burla. No se trata de burlarnos de ellos, sino de ver qué le pasa al mundo alrededor, cómo las instituciones intentan de alguna manera apropiarse de la palabra inclusión, pero sin hacer cambios de fondo.

¿Es una serie contra el sistema?

Hay un debate vigente y palpable en lo que pasa con las luchas sociales y si es un triunfo o un fracaso que las marcas o las instituciones lo terminen transformando en eslogan o en campaña. Por ejemplo, cuando las marcas se ponen el lazo morado el 8 de marzo. Por un lado, hay quien dice que es algo masivo, que llega y penetra en mucha gente. Por otro, nos dejamos utilizar por esas empresas el resto del tiempo pasan del asunto. Es un debate entre la roma y el fondo y cuáles son las transformaciones reales. En el caso de la serie, lo que hace es disparar fuera de campo. La serie habla de un exceso de violencia policial y cómo, en lugar de tomar medidas disciplinarias contra eso, la policía acaba haciendo esta solución de cara a la galería.

Está el debate también sobre si el humor rompe o fomenta un estereotipo. En División Palermo hay un intento de romperlo, ¿cuál es la clave para lograr eso? ¿Cambiar el objeto y el sujeto del humor?

El objeto de humor siempre está puesto en otro lado. A veces en las problemáticas que ellos atraviesan, en cómo se les infantiliza, se les convierte en asexuales o fetichistas, según el caso. Por supuesto no son el objeto del chiste, sino que el objeto es como aún teniendo buenas intenciones, no sabemos comportarnos con lo diferente. Y también hay otra cosa para romper un poco el estereotipo, que los personajes no están definidos solo por su condición o por ser una minoría. Es una característica, pero tienen muchas más. Son contradictorios y complejos. No es que vienen a ser el remate de un chiste sobre su condición o sobre su discapacidad. Eso ha sido complejo, porque es cierto que, en el humor, el estereotipo lo que hace es sintetizar información y en el mundo audiovisual lo que quieres es ahorrar tiempo.

¿Es difícil crear ahora una segunda temporada?

Es un desafío el pensar cómo hacer para seguir metiéndonos en el universo de esos personajes. No queremos que se vea como un catálogo, porque queremos que haya espacio para desarrollar a cada uno de los personajes. Por eso tenemos ganas de ir profundizando en sus historias y darles más espacio.

¿Cómo ha sido buscar a los actores?

Todos tenían una carrera actoral. Lo que pasa que no todos habían estado en un proyecto de semejante envergadura. Venimos todos de carreras online, de pequeño formato y muchos de los actores venían del teatro, otros de lo más comercial, así que hay como una linda mezcla de actores muy formado,s pero con distintas experiencias. Luego hay un casting que consiguió buscar a esos actores que conforman la Guardia Urbana que, en general, son minorías y que eran actores pero por su discapacidad no tenían muchas oportunidades. Todo ese casting se hizo durante la pandemia. Y fue muy intenso.

Venís de internet y, de repente, os ficha Netflix y os convertís en un fenómeno en Argentina, tanto que hasta un abogado os menciona en Naciones Unidas, ¿Cómo se vive ese cambio? ¿Puede afectar a la naturalidad de vuestra escritura?

Nos pasa que en estos días nos reconocen mucho. Nos sorprende mucho que hasta policías nos piden sacarse una foto con nosotros. Eso es algo que realmente no esperábamos. No estaba en los planes de nadie, lo cual demuestra que también tienen sentido del humor o que tienen algún policía amigo parecido a los personajes. El mundo del internet sí te prepara para esto, para no ver a la persona riéndose, no ver el aplauso, no saber si el chiste funciona.

¿Es diferente la reacción fuera de Argentina?

Nos han escrito del País Vasco o de Barcelona. Mucha gente también del sector audiovisual de España. Gente que trabaja en ese mundo. Entiendo que no es algo que esté en la calle, pero sí nos ha sorprendido la recepción en España y es una alegría.

¿Qué pasa en Argentina que el cine y las series están en pleno auge?

Es un país con una industria cultural que está más motorizada por el talento que por la economía. Como todo país emergente o en una situación de crisis económica, siempre está más atado a los vaivenes, y donde siempre que hay que hacer recortes, la cuestión cultural parece ser prescindible siempre. Pero sí hay un sinfín de actores, actrices, escritores, guionistas y directores de un talento impresionante. Buenos Aires, por ejemplo, la ciudad donde vivimos nosotros, es una de las ciudades con mayor oferta teatral del mundo y una cantidad de salas teatrales impresionantes. Siempre hay mucho por hacer. Y las plataformas, en estos últimos años, vinieron a subsanar lo que dejó de invertir la televisión tradicional. Y también tuvimos toda una crisis con el Instituto de Cine que empezó a estar sin financiación. Entonces el sector audiovisual está dividido entre los logros, como de películas que van a los Oscar y que tienen un impacto tremendo en festivales internacionales y de público también, y las manifestaciones en las calles para pedir que se derogue una ley que casi mata a la industria cultural, no solo la audiovisual, sino la teatral.

¿Qué referentes tiene esta ficción?

Ricky Gervais es una de ellas en The Office, quizá la más clara, en mi caso. Y después tratamos de tomar series como Barry, que se alejan de de una sitcom clásica para para tomar cuestiones del policial. La idea era traer algo de Los intocables, esa película de la policía fuera de lugar, que se enfrenta a cosas más grandes que de alguna manera y ahí meter el cruce de acción y humor.

También hay referentes españoles que acá sí llegaron. Las películas de Álex de la Iglesia y Santiago Segura. En lo personal me gustan mucho Muertos de risa, Acción Mutante, 800 balas. Hay mucha gente que también relaciona cuestiones de Torrente en la serie. Si bien no fue una referencia directa, digamos que el humor español está presente también. Nos encanta La Hora Chanante, sobre todo la sección de Testimonios. Yo creo que todos esos personajes que hacían, que yo vi en YouTube hace 11 o 12 años, influenciaron mucho un tipo de edición que ahora se ve usa en las redes sociales, que es el corte sobre el eje. Me acuerdo todavía de la imitación de Steve Jobs. También El milagro de P Tinto.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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