Sandra Newman: "Un mundo sin hombres sería mucho menos violento"
La escritora y columnista estadounidense imagina cómo sería una sociedad feminizada, después de que un día desaparezcan todas las personas con cromosoma Y del planeta. Newman indaga en el racismo, el feminismo, el sexo y el género, la religión o la violencia de un sistema de consumo capitalista
Sandra Newman: "Un mundo sin hombres sería mucho menos violento"
Sandra Newman (Boston, 57 años) es escritora y columnista estadounidense, autora de un ensayo y de varias novelas. 'Un mundo sin hombres' es la primera publicada en español, gracias a la editorial Seix Barral. Una mañana de agosto la mitad de la población desaparece del planeta, se esfuma. "Cuando los hombres desaparecieron, no se sintió nada". Así comienza esta historia de ciencia ficción, inspirada en otras de los años 70 y también escritas por mujeres que ya imaginaron cómo sería una sociedad solo de mujeres.
Newman se confiesa en esta entrevista feminista, agnóstica y con tendencias comunistas, así se desprende de la novela en los muchos los asuntos que aborda: el sexo y el género, la organización jerárquica y racista de las sociedades, el capitalismo y la destrucción de la naturaleza, la violencia contra las mujeres o el consentimiento sexual. El título original del libro es 'The men', 'Los hombres', traducido al español como 'Un mundo sin hombres'.
¿Un mundo sin hombres es un sueño o una pesadilla?, ¿una utopía o una distopía? No para los hombres, claro.
Bueno, lo que he percibido con el libro es que la mayoría de mujeres, e incluso la gente en general, cuando les he contado la idea del libro sonríen y dicen: "oh, eso estaría bien, ¿no?" Los hombres, al igual que las mujeres, los hombres se entusiasmaban con un mundo sin ellos, al igual que las mujeres. Es muy divertido. Pero si lo piensas bien, si los hombres desaparecieran, suponiendo que seas una mujer, habría hombres a los que echarías de menos: un padre, un hijo, un esposo, amigos, hermanos. Así que de eso trata el libro, de un mundo en el que los hombres desaparecen y el mundo mejora inmediatamente, como podría pasar. Pero los personajes del libro son personas que no pueden dejar de lado a los que han perdido. Así que se pasan todo el libro intentando recuperar a esos hombres.
¿Cómo te han influido escritoras como Joanna Russ, Alice Sheldon y Sherri Tepper, que mencionas los agradecimientos? ¿De dónde surge la idea de este libro y por qué ahora?
Me han influido tanto, me encantaban esos libros cuando era joven, por entonces era muy feroz con los hombres y probablemente muy acosada por los hombres. Solía leer esos libros para desconectar de mis problemas cotidianos. Y creo que hay algo realmente poderoso en esa fantasía. Así que este libro era repensar eso, resolver los problemas del mundo excluyendo a las personas o erradicando a determinadas personas. Es algo que en la década de 1970 no estaba tan presente. Y creo que ahora el libro se ha convertido mucho más en una meditación sobre lo peligroso que es pensar que se resuelven los problemas erradicando a la mitad de la raza humana.
El mundo está superpoblado de seres humanos, somos más de ocho mil millones. No hay recursos para todos, al menos no con este sistema que cada verano agota todos lo recursos que la Tierra es capaz de producir en un año. Un mundo con la mitad de la población sería un mundo mejor, es algo que abordan muchas historias de ciencia ficción. La cuestión es quién decide qué se hace. A veces es la naturaleza, perdemos la fertilidad como en 'Hijos de los hombres'. Otras es el ser humano el que decide exterminar a la mitad de la población. ¿Te preocupa quién decide qué?
Me preocupa mucho. Y en el libro, una de las razones por las que las cosas mejoran es que hay menos personas, así que la crisis ambiental mejora inmediatamente. Pero en el mundo real me parece muy frustrante porque, en cierto modo, las personas resuelven el problema teniendo menos hijos. Esto hace que todo el mundo se asuste por la economía y hay algo deshonesto ahí. No creo que el pánico tenga que ver realmente con la economía. Creo que es un pánico a que las cosas cambien, ya sabes, los niños son maravillosos y las viejas costumbres y formas de familia son las mejores porque son las que hemos conocido. Y creo que realmente necesitamos superar eso, porque estamos resolviendo el problema sin tener que matar a la mitad de la raza humana. Así que quizás no está mal eso de tener menos hijos.
Si la especie humana desapareciera de la Tierra, no habría consecuencias negativas para éste, ninguna. Al revés, la vida continuaría y el planeta sería un lugar más seguro y más saludable. En esta historia también observamos algunas consecuencias positivas: menos ruido, menos contaminación, la naturaleza recuperando su espacio perdido... ¿querías que el lector reflexionara sobre esto?
Sí, eso es algo que me fascina desde que era una niña pequeña, de hecho fantaseaba con ser la única persona en el mundo. Me gustaba estar sola y no podía estar sola tanto como me hubiera gustado. Pero también me gustaba la sensación de la naturaleza virgen y esas cosas, el encanto de la naturaleza antes de ser corrompida por el hombre. Me pregunto si otras especies encuentran repugnante a su propia especie, de la misma manera que los humanos nos sentimos asqueados con nosotros mismos, porque somos ruidosos, lo contaminamos y estropeamos todo. Y hay otros animales bastante ruidosos, pero sus ruidos son naturales y buenos. No sé, tengo sentimientos encontrados al respecto, es una fantasía.
En Parque Jurássico no había especies masculinas, pero "la vida se abre camino". Las mujeres no necesitan a un hombre para procrear, gracias a la tecnología basta con su semen. Pero los hombres sí necesitan el vientre de una mujer para ser padres. ¿Sois más útiles vosotras que nosotros en este sentido?
Sí, es verdad que si te imaginas un mundo con un solo sexo, no puedes deshacerte de las mujeres, no sé si eso es importante. Y los hombres son sobre todo útiles para las mujeres como medio de defensa contra otros hombres. Así que si te deshaces de todos los hombres, ya no hay problema. Pero, de nuevo, ¿es esta la solución?
Hablas de violencia, de muchas violencias contra las mujeres. ¿Es la violencia algo asociado a la masculinidad? ¿Un mundo sin hombres sería, como escribes, "un mundo con corderos y sin lobos"? Una sociedad feminizada con mujeres como Margaret Thatcher o Giorgia Meloni al frente, ¿sería más pacífica?
Tengo la impresión de que si te deshicieras de todos los hombres de la noche a la mañana, como ocurre en mi libro, el mundo sería menos violento al principio. No hay duda de que las mujeres no están entrenadas para resolver sus problemas mediante la violencia. Al revés, están entrenadas por todo lo que sufren desde que son jóvenes. En casi todos los casos, esa violencia no va con ellas y siempre terminará en dolor y humillación. Así que creo al día siguiente habría mucha menos violencia, habría mucha menos guerra, mucho menos de todo lo que tenga que ver con la violencia porque las mujeres, aunque pueden ser terribles unas con otras, no están acostumbradas a resolver los problemas con violencia. No sé si cien años después de desaparecer los hombres seguiría siendo así. De hecho la mayoría de las utopías feministas, como las de Joanna Russ o Alice Sheldon, imaginaron un mundo exclusivamente femenino y también violento, en el que las mujeres también podían ser violentas, soñar con ser grandes guerreras. Yo no creo que fuese así, pero no sabemos.
En toda ficción posapocalíptica, los seres humanos tratan de levantar un nuevo sistema, al principio con buenas intenciones, pero al final cometiendo los mismos errores: un sistema capitalista, desigual, esclavista. ¿Estamos condenados? Una de las mujeres del libro dice "debemos cambiar la historia, pero estamos hechas de pasado". Siempre acabamos etiquetando a las personas, jerarquizando la sociedad. ¿Es el racismo algo estructural?
Sí, así funcionamos. Lo vemos incluso si formas parte de una comunidad de lo que sea o si vas a un campamento de verano y pasas algún tiempo con un grupo de personas que se conocen ahí. En un mes ya se han desarrollado jerarquías, grupos en los que entran y salen personas... y tu rol en ese campamento de verano puede ser completamente diferente al que desempeñas en casa. Y la raza es solo una de las formas en las que organizamos a las personas y decidimos quién entra y quién sale. Y uno de los ejemplos peores y más persistentes que tenemos está en Estados Unidos, donde veo muy complicado que desaparezca, es una tendencia que casi hemos elevado a deseo, el deseo de separar a las personas en buenas y malas. Eso lo hemos convertido en la base de nuestro sentimiento religioso, separar a las personas en buenas y malas e intentar encontrar reglas simples para decidir quién es qué. Creo que podemos hacerlo mejor, es obvio.
¿Podemos hacerlo mejor? Estamos viendo en todo el mundo el auge de los fascismos, la polarización de la sociedad, racismo y violencia policial contra los negros, como recoges en la novela. Noticias falsas, hechos alternativos...
Creo que es algo que se solucionará por sí solo, le doy muchas vueltas a esto. Todos entendemos que gran parte de esto proviene de Internet y del auge de las redes sociales y de cómo los medios y la información han cambiado. Y confío en que aprendamos a adaptarnos y a gestionar mejor Internet y las redes, de una manera más saludable y que implique un debate más inteligente. Creo que ha habido una crisis cada vez que los medios de comunicación cambian, como cuando llegó la radio. La llegada de la radio estuvo relacionada con el auge del fascismo en un principio. Así que espero que nos adaptemos, lo contrario me da bastantes escalofríos.
¿Por qué nos da tanto miedo, especialmente a los estadounidenses, el comunismo? "La mayoría de estadounidenses no entiende lo que es el comunismo", leemos en el libro. En The Last of Us levantan una nueva organización social en un campamento, una sociedad igualitaria y en la que se comparte todo. Una de las mujeres dice sí, vivimos en comuna, somos comunistas. Nadie quiere escuchar esa palabra, es un espantajo. ¿Qué pasa con el comunismo, especialmente en Estados Unidos?
Creo que la razón por la que la gente en los Estados Unidos le tiene especial miedo al comunismo es por más de cien años de propaganda. La gente no puede hablar y pensar racionalmente. Esa es una de las razones. La otra razón son los fracasos históricos de la Unión Soviética y de China a la hora de crear un modelo de vida mejor. Así que es racional dudar del comunismo. Pero la gente ha sido entrenada para sentir una hostilidad instintiva hacia el comunismo y eso les impide pensar con claridad, reflexionar sobre cómo introducirlo sin las atrocidades de la Unión Soviética. Es un tema muy complejo para abordarlo en esta entrevista y yo también tiendo a ser un poco comunista, creo que se nota en el libro. Pero además estudié ruso en la universidad, así que estoy muy familiarizada con cómo de mal pueden salir las cosas. Podría estar hablando durante una hora sobre esto y probablemente enfadaría a todo el mundo. Así que solo diré que es algo sobre lo que debemos pensar seriamente, desde el punto de vista de todo lo maravilloso que nos ofrece el comunismo y cómo puede ayudar a que cambiemos algunas cosas.
Otro de los asuntos que abordas es el del consentimiento sexual. No solo el consentimiento de las mujeres, sino de los menores de edad. Es brutal el pasado de Jean Pearson, la protagonista, procesada por mantener relaciones sexuales a los 16 años con menores que ella. ¿Necesitamos más educación sexual?
Sí, claro que necesitamos más educación sexual. Y creo que también necesitamos educar a los adultos sobre lo que sucede con los niños, cómo se sienten los niños acerca de estas cosas, el tipo de cosas que desean y cómo mantenerlos a salvo, a medida que aprenden a experimentar su propia sexualidad. Una de las cosas que ocurren en la novela es que Jane se deja llevar a hacer cosas realmente terribles con su propia sexualidad. Ella es, en cierto sentido, una participante voluntaria. Pero como es tan joven y tiene tantos problemas, no tiene realmente el control de lo que está sucediendo. Y realmente no entiende lo que hace ni la gravedad de lo que hace. Así que creo que una mayor comunicación es probablemente lo más importante y una comunicación más temprana.
El gran debate para el feminismo es el de la transexualidad. Es una pregunta que ha sobrevolado en España el último 8M: ¿qué es ser una mujer? Si ser un hombre o una mujer es otra categoría cultural más. En 'Un mundo sin hombres' desaparecen las personas con cromosoma Y, es decir, los hombres transexuales siguen poblando el planeta. Una decisión polémica por la que se te ha criticado. ¿Por qué decidiste que fuera así?
He recibido muchas críticas por ello, pero casi todas de personas que no han leído el libro. Creo que en el libro funcionaba mejor el tener un determinado cromosoma, es como una entidad que agita la varita mágica y los hombres desaparecen. Si además esa entidad decide de qué género es cada persona individual, sería una tarea imposible para el autor. Y había otras razones, pero sí, para algunas personas es una decisión impopular, las cosas como son. Lo único que puedo decir es que no se trata de mis creencias personales sobre quién es qué género. Yo tengo muchos amigos trans y no es solo que crea que las mujeres trans son mujeres, sino que mi experiencia al conocer a mujeres trans es que son mujeres, si las conoces, son mujeres. Soy incapaz de ver a las mujeres trans como si no fueran mujeres. Esa es mi posición en este debate. Es mi experiencia y lo que siento al respecto. Pero también creo que es un debate interesante en cuanto a la comunicación. Necesitamos más pedagogía, al menos en mi país, donde las personas están divididas y polarizadas, la gente tiene miedo de expresar su opinión, de plantear preguntas. Las personas no pueden hablar entre sí, desde dos bandos distintos, sin que se convierta en una especie de guerra abierta en las que unas intentan hacer daño a las otras, desacreditarlas en vez de tratar de convencerlas. Yo soy optimista y creo tener siempre la razón, así que creo que podría convencer a otras personas si se me permitiera hablar sobre la realidad y los problemas reales tal y como yo los veo. Sería mejor si tratáramos de convencernos unos a otros en lugar de intentar hacernos daño.
Y como escritora y columnista, ¿cómo llevas todo ese odio en las redes sociales?
Ahora mismo me he rendido. Solía pasar mucho tiempo en Twitter y he dejado Twitter. En parte también por el cambio en la dirección de la empresa, pero es que se ha vuelto imposible mantener una conversación sobre algo serio en Twitter sin que se convierta en una batalla en la que la gente que responde, unos intentan primero atacarte, luego otros te defienden y al final comienzan a hacerse daño unos a otros... en tu Twitter, en tu post. Es todo lo que uno puede esperar en Twitter hoy si trata de hablar de un tema serio político o social. Y no le vi sentido.
Uno de los personajes, Ruth, está en shock con que los hombres trans sigan con ellas. Ruth dice que ya no se sabe lo que es la gente joven: homosexuales, bisexuales, no binarios, intersexuales... ¿Esto del género es una moda pasajera o estamos por fin abriéndonos a otras realidades, poniendo nombres a géneros que no identificábamos?
Bueno, es algo que siempre ha existido, obviamente, solo que ahora estamos más abiertos a ello. Y creo que eso es algo 100% positivo. Era inevitable que hubiera una reacción violenta y es aterrador lo que está sucediendo aquí. Muchos estados están aprobando leyes que penalizan el ser trans o criminalizan a los padres que quieren ayudar a sus hijos a vivir con el género que son. ¡Te pueden quitar a tus hijos! Se ha convertido en algo realmente aterrador, creo que este período de la historia es particularmente aterrador. Y en lo que respecta al personaje de Ruth, estaba intentando describir a una mujer normal y realista de unos cincuenta años que aborde estos temas de una forma poco ilustrada.
En el libro utilizas algunas palabras en español. ¿Qué relación tienes con nuestro idioma y nuestra cultura?
Estudié español cuando era muy, muy pequeña, en el colegio, y creo que en Estados Unidos el español forma parte de nuestra vida hoy. Es nuestro segundo idioma. Un español de cien culturas diferentes, así que es un lío, a veces no sabes qué español estás hablando. Y quería reflejarlo en el libro. Pero hay que ser respetuoso, hablo algo de español, pero no sé qué español hablo y temo usarlo de una forma culturalmente ridícula. Así que cada vez que utilizaba el español en el libro, tenía que chequearlo con una persona de la cultura de la que provenía. Fue tan agotador, que eliminé muchas cosas.
He leído en una entrevista que no conseguiste terminar El Quijote por la cantidad de vómitos que leíste
Jajaja, oh, sí, lo siento. Lo tengo pendiente. Se me ha olvidado ya quién vomita primero, quién vomita después, tantas bocas vomitando. Lo dejé, estaba teniendo una semana muy mala, era demasiado para mí. Necesitaba que me consolaran, no que me vomitaran, jajaja. Pero lo voy a retomar, obviamente a partir de ese punto. Me estaba pareciendo un libro fascinante.
Termino. En 'Ellas hablan', la película ganadora de un Oscar y basada en la novela de Miriam Toews, las mujeres se quedan solas durante dos días, sin los hombres. Hombres violentos que han abusado de ellas. Y tienen que decidir si se marchan y abandonan la comunidad, si se quedan y les perdonan o si se quedan y luchan contra ellos. ¿Qué hubieras decidido tú?
En esa historia es una elección, pero creo que en el mundo real se tiende a combinar las tres opciones y creo que es lo mejor. Intentar perdonar a las personas y, al mismo tiempo, discutirles las cosas que han hecho mal. No es una cosa o la otra, o los perdonas o peleas contra ellos. En las relaciones en la vida real, el perdón no dura para siempre, pero la ira tampoco. Y bueno, creo que todos necesitamos marcharnos de vez en cuando. Así que creo que esa es realmente mi respuesta. No estoy criticando la historia, pero en la vida real las cosas son mucho más complicadas.