¿El pelota nace o se hace?
Mitos 2.0 de 'Hoy por Hoy' ha planteado cuál es el origen del ser humano pelota, el adulador o aduladora que da la vida por sus líderes empresariales, educativos o familiares ¿Es cuestión de genética o de formación?
¿El pelota nace o se hace?
Madrid
El pelota o la pelota puede ser ya ese niño o niña que llora para llamar la atención de sus padres y allegados. Luego evolucionan y lo son en el colegio , en el trabajo, en la familia o en cualquier lugar donde se pueda medrar y acusar. Ya lo dice la ciencia callejera y de ir por casa (en esto coinciden) que no hay cosa peor que ser pelota y acusica ; pero ¿Qué dicen los expertos? Pilar LLácer es especialista en recursos humanos y autora de 'Te van a contratar y lo sabes' y lo tiene claro "el jefe/a pelota necesita empleados pelotas", luego el pelota se hace porque no existe el jefe íntegro. Nuestra experta lo ha dejado caer, "seamos serios, a todo el mundo le gusta ser adulado". Y debe ser así, porque es la razón de la existencia de esta especie del pelota o la pelota ibérica, lejos de la extinción y que se reproduce por todos los ámbitos.
La persona pelota siempre busca contentar no solo al jefe, también a sus compañeros. Está pendiente de todos los detalles, pero ojo, que hay varios perfiles desde el arrastrado ,el que siempre está a sus pies, y para lo que haga falta; al fino, que es aquel que no se nota, que parece que no está, pero sabe cuándo debe reír una gracia, dar una idea oportuna y saber de qué libro o serie hablar porque intuye cual es la que más gusta a su superior. Al primero se le ve y se la señala como nos ha recordado un oyente de Bilbao, Ricardo, que nunca olvida a un compañero de trabajo al que considera "pelota de nacimiento, que siempre estaba en los corrillos" y que cuanto organizaban una salida en bicicleta "jamás adelantaba al gerente". Al fino no se le detecta hasta que le llega el ascenso inesperado, es el que como cuenta Pilar Llácer "lo sabe hacer muy bien y provoca la envidia de todos".
Otra oyente, Magdalena de Madrid, ha sido más contundente y no duda en que "todos nacemos pelotas, lo que pasa es que todos vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio". Ese pelota que todos llevamos dentro crece según las necesidades de cada uno, del entorno. Encarna, de Valencia, ve una cuestión genética en los y las pelotas, "es un gen que debemos tener para intentar agradar a todos". Es más, apunta que "si no eres pelota de nacimiento y un día lo ejerces se te nota". Carmen, de Huelva, dice que ella es pelota consigo misma y María del Carmen concluye que "los pelotas no es que nazcan, sino que, en la casa, en la familia, los educan en ello y luego los jefes y jefas los amamantan".
La realidad, en un mundo ideal, sería que no hubiese pelotas y que todos los jefes fuesen justos. Pero como de momento es una utopía, nos quedamos con una idea de Pilar Llácer , experta en recursos humanos, que recomienda, en situaciones de jefes que necesitan de adulación, ser listos. Y la inteligencia tiene en este caso dos caminos, el primero es adaptarse, ser darwinistas "adoptar una estrategia de peloteo sutil que agrade al jefe y no nos degrade" y el segundo "es cambiar de empresa". Más allá de esto, una empresa seria, cree Llácer, "debería saber detectar tanto a los pelotas como a los jefes que necesitan de adulación. Es una cuestión de una buena política de recursos humanos" porque lo que sí es verdad es que los pelotas no son los más brillantes y confiarlo todo a ellos no es muy rentable, aunque pueda ser cómodo desde el perfil de un jefe o jefa de planta hasta las más altas esferas de una organización.
Pepe Rubio
Redactor guionista de Hoy por Hoy. Llevo a antena...