La gestación subrogada de Ana Obregón motiva esta respuesta de Jabois: "Es ver el embarazo como un contrato laboral, sujeto a un difuso convenio colectivo"
La reciente maternidad de la actriz mediante un vientre de alquiler en Estados Unidos ha despertado polémica en las redes
La contra | El embarazo como un contrato laboral
Madrid
La noticia de la maternidad por gestación subrogada de la actriz Ana Obregón ha sacudido las redes sociales y ha generado numerosas reacciones. La actriz ha viajado hasta Estados Unidos, concretamente hasta Miami, para concluir el proceso de gestación en el Memorial Regional Hospital de la ciudad norteamericana. Durante el día de hoy se han viralizado unas fotografías tomadas el pasado 20 de marzo en las que podía verse a la propia Ana Obregón, y no a la madre gestante, saliendo del hospital en una silla de ruedas, cargando a la niña recién nacida en sus brazos a pesar de que la actriz no había sido sometida a ningún tipo de intervención.
Al hilo del debate suscitado sobre lo correcto o lo apropiado de este tipo de gestación Manuel Jabois ha rescatado hoy en Hora 25 un "par de argumentos" que defiende desde hace seis años pero que sorprendentemente, dice, no han envejecido mal:
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"Esta mañana recibo la noticia, como mucha gente por un tweet de Telemadrid. Y Telemadrid creo que rozó la perfección con el tweet que luego borró. En él decía: 'Ana Obregón ha dado luz en Miami a una niña, el pasado 20 de marzo. Un embarazo que llevaba en la máxima discreción'. Más discreto, desde luego, no podía ser. Eso es verdad. Pero es el triunfo absoluto de la representación de la realidad a la que se aspira con los vientres de alquiler. Todo lo que soñaba Margaret Atwood en el Cuento de la criada cuando ponía a las mujeres a retorcerse de dolor junto con las que estaban pariendo. El teatro de la vida, el parto psicológico más allá del embarazo psicológico. Luego hay un plano moral que es siempre muy incómodo. Es más incómodo que el legal porque el legal, como hemos visto y como vemos a diario, se puede esquivar. Este plano moral es el que dice que si la mujer es libre para abortar lo es también para alquilarse. Se pasa por alto ya no la empatía con la necesitada, que no se espera en según qué debates. Sino que se pasa por alto algo que siempre ha intoxicado la discusión sobre la interrupción voluntaria del embarazo: la mujer no sufre, a la mujer no le afecta, y la mujer aborta por necesidad o vicio sin consecuencias psicológicas. Esa visión entiende que la mujer que acepta dinero por gestar un bebé va a seguir siendo la misma mujer al transferirlo y entregarlo. Y si no lo es, entra dentro del precio. Esa visión entiende que cuando llega el mercado con su jerga lo demás pasa a ser secundario. Es decir, el embarazo como un contrato laboral. La gestación, sujeta a una especie de difuso convenio colectivo"