Cerebros de alquiler
De la gestación subrogada me molesta, en un principio, esa sensación de que hoy en día todo lo que se desea es susceptible de ser convertido en un derecho
Cerebros de alquiler
Madrid
Mientras los vientres de alquiler se han convertido en la cuestión sobre la que todo el mundo tiene una opinión, a mí me preocupan los cerebros de alquiler. Si existieran, pueden dar por seguro que alquilaría uno más solvente que el mío para que me dijera qué tengo que pensar sobre el asunto de los vientres, porque albergo abundantes dudas.
De la gestación subrogada me molesta, en un principio, esa sensación de que hoy en día todo lo que se desea es susceptible de ser convertido en un derecho. Ser padres no lo es y, sin embargo, sí debería serlo el que las circunstancias económicas no obliguen a nadie a convertirse en madre de alquiler.
Pero, por otra parte, está el hecho de que habíamos quedado en que es la mujer quién decide sobre su propio cuerpo e impedir en cierta forma que se embaracen, aunque lo hagan con fines lucrativos, les impone una nueva tutela. Otra más.
Es un tema delicado porque, si bien teníamos resuelto el inapelable“ nosotras parimos, nosotras decidimos”, lo de los vientres de alquiler nos sitúa en un estadio anterior al parto en el que, con toda lógica, las mujeres podrían seguir reivindicando su autonomía para decidir. Tal vez, como lo harían Shakira y Bizarrap, con el combativo lema de “nosotras nos preñamos, nosotras facturamos”.
Ha bastado una madre rota y rica para que llamemos a las cosas por su nombre
Miguel Sánchez Romero
Guionista y realizador televisivo español, Miguel...