Juana Martín, la primera diseñadora española en la alta costura de París: "Voy a pulso y a pulmón"
"El director creativo de cualquier marca internacional no se preocupa de lo que cuesta. Es imagen y crea. Yo tengo que crear, vender, promocionar, confeccionar y pagar"
Las entrevistas de Aimar | Juana Martín
Madrid
Juana Martín es ya historia de la moda española. La diseñadora cordobesa ha conseguido convertirse en la primera española que ha llevado sus creaciones a la Semana de la Alta Costura de París. Ya es difícil conseguirlo, pero más complicado es mantenerse. En esta entrevista explica cómo pese a tener un presupuesto limitado y un equipo pequeño sigue ahí. A pulso y a pulmón.
Pregunta: No sé si el corazón te iba tan rápido como el taconeo del bailaor de su desfile.
Respuesta: Te podré decir que fueron momentos de tanta tensión que muchas veces ni escuchaba. Hay un respeto absoluto en París a la hora de hacer el desfile, de los previos y, por lo visto, fuera solamente se me escuchaba a mí chillar.
P: No puede ser.
R: Yo, como buen andaluza: ¡"Por Dios! ¡Me falta esto!". Lo típico. ¿No? Y llegó mi asistente, Carmen, que me dijo: "Juana, solamente se te escucha a ti. Me quedé un poco pillada. Había tal silencio en la catedral que sólo me se me escuchaba a mí chillar".
P: Hemos escuchado cómo sonaba tu segundo desfile en la Semana de la Alta Costura de París. Ya habías debutado el año pasado con una modelo de lujo, Rossy de Palma que, por cierto, es toda una institución allí en Francia.
R: Yo creo que en España, donde la queremos y la adoramos, no se le da el valor que realmente tiene Rossy fuera de nuestras fronteras. Es decir, en Francia... No te puedo explicar. Entró en el backstage en este último desfile y me decía: "Juana, estoy agobiada". Yo la admiro porque habla idiomas con una facilidad enorme. Francés, inglés... Bueno, con todo el mundo... Habla italiano. He estado en comidas y en cenas de gala con ella y con la federación francesa y me decía: "Juana, ¿cómo te apañas?" Y yo: "Bueno, Rossy, yo como los mudos, por señales. Los idiomas no son lo mío. Y la pobre a todos los bandos. Al inglés, al francés, al italiano. Es tremenda su imagen, su poder de convocatoria en Francia, el nivel que tiene. Y si es grande como personaje público yo creo que su grandeza, está en lo personal.
P: Hablabas, Juana, de la Federación Francesa de la Alta Costura. Este es el organismo que da el visto bueno, el que regula, el que decide quién está a la altura o no de desfilar en la Semana de la Alta Costura de París. ¿Cómo es ese proceso de selección?
R: Sinceramente, yo no te puedo contar más de lo que pueda saber otra persona, porque a nosotros nos llega que la Federación ya había estado pendiente de nosotros. Ya nos conocían, porque vinieron a vernos después de un desfile a un showroom en el que estábamos trabajando. Nos pidieron ver lo que habíamos hecho, le enseñamos todo el lookbook. Vino la mano derecha del presidente, de Pascal. Normalmente dicen que pedían diez fotos, pero a nosotros nos pidieron quince y seguidamente ya nos dieron cita para vernos en la federación, para decirnos dónde nos veían ubicados y luego saltó la pandemia. Volver a retomar todo eso fue muy complicado. Yo no dejé de desfilar de hacer alta costura, en formato audiovisual. Era una sensación un poco rara, como si estuviéramos nosotros solos en el mundo. Y bueno, a raíz de ahí nos arriesgamos. Cuando íbamos a hacer desfile presencial en París saltó ómicron. Volvieron a cerrar todo y mi agencia de comunicación me dijo: "Oye, Juana, si quieres lo dejamos, y hacemos un desfile cuando ya esté todo más tranquilo". Y yo dije que no.
P: ¡Que por encima de tu cadáver!
R: Puesta en esta fase dije que tiraba para adelante. Y bueno, vinieron a vernos ya presencialmente a la Federación Francesa y ahí empezamos. No te puedo decir cómo es la parte interna, porque ni siquiera conocíamos al jurado. Hay 30 personas en el comité, la mayoría son franceses. ¿Realmente cómo valoran, cómo lo hacen? No te lo puedo decir.
P: Tengo entendido que alguien tiene que apadrinar al diseñador.
R: Sí, sí, sí, siempre. Porque cada temporada te hacen volver a retomar todo. Cada seis meses te vuelven a pedir toda la documentación, te vuelven a pedir todos los valores, todo. Y te tienen que volver a apadrinar.
P: ¿Y nos vas a decir quién fue tu madrina o padrino?
R: Bueno, no lo conozco personalmente, no te puedo decir que lo conozca, pero me tienes que permitir no revelarlo.
P: Vale, no me digas quién es, pero solo dime por qué no decís quién es.
R: Por respeto. Yo no lo sabía. Te prometo que la gente podría pensar que yo no sabía quién me había apadrinado. Yo me entero de quién me apadrinado cuando realmente me dicen que estoy dentro de la federación y realmente yo no sabía nada. Te lo prometo. Hablaban en unos términos totalmente diferentes a los que usamos aquí en la moda en España, ¿no? Y bueno, y este año ha sido otro padrino.
P: ¿Cómo funciona la organización de un desfile al máximo nivel? De entrada, ¿cuántas creaciones tienes que elegir?
R; Hay un mínimo de 25 salidas para la alta costura. Estás entre dos grandes conglomerados. Al final son dos empresas multinacionales las que tienen el peso. Al final tú eres muy pequeñita en todo aquello. El mundo de la moda, a esos niveles, mueve una cantidad de millones de euros. Allí cierran el Palais de París un mes para montar una escenografía. Es incalculable. Nosotros nos reímos mucho porque vamos un equipo pequeñito de España, de Andalucía, de Córdoba. Vamos con toda la ilusión del mundo. Eso sí, a ilusión no nos gana nadie. Yo decía: "Bueno, muy bien, tienen que montar la mezquita, imaginarse cómo era la mezquita, pero es que yo vivo prácticamente en la mezquita. Entonces, a nivel cualitativo, te diré que yo gano.
P: A mezquitas no te va a ganar nadie.
R: En ese aspecto yo misma me ilusiono y me emociono. La verdad que detrás de Juana Martín hay un equipo con una ilusión enorme, que sufre, que llora, que se desvive. Y yo creo que eso es lo que hace que Juana Martín haya conseguido estar en el mundo en el que está ahora mismo. No sé lo que lo que puede durar, pero ya reconozco que si no duro no es porque no valga, sino porque realmente esto ya es un tema de cifras. No es un tema de tu valor personal como diseñadora o de cómo lo haces.
P: ¿Es costoso hacer rentable la alta costura?
R. Ahora mismo, sí. Para mí, sí. Sí, es muy costoso. Muy, muy, muy costoso, muy costoso. Ten en cuenta que aunque nosotros llevamos ya afincados en París seis años no es un desfile al uso. Es tener una continuidad de seis años, estando en París y cada seis meses montar un desfile. Por nuestra parte no tenemos ayuda de nadie, no hay ningún organismo oficial en el cual digan: "Oye, vamos a potenciar esto". Después de Balenciaga y Paco Rabanne, que ha fallecido recientemente, no ha habido en la historia de la alta costura ningún español ni española que hayan aparecido hasta nuestro caso. Entonces es muy complicado.
P: ¿No existe ningún apoyo por parte de las administraciones públicas de España?
R: No, no.
P: Es cultura
R: Es turismo, es industria. Al final podemos enfocarlo en lo que tú consideres. Al final, mi moda es cultura. La moda española, en general. Yo hago cultura porque llevo raíces y llevo tradiciones. Está vinculado al flamenco. Al final, contamos historias, sobre todo de Andalucía, de nuestra forma de vida, de lo que realmente es nuestro día a día, nuestra creencias, nuestro folclore y, al final, lo que realmente a la alta costura le gustaba eran mis raíces. Ellos decían que yo contaba una verdad y que la verdad era esa, que era mi ADN y es lo que les enamoró.
P: ¿Se podría entender tu moda, tu alta costura, sin que estuviera impregnada por tu identidad cordobesa?
R: No sé, quizás sí. También hay muchos que lo hacen. La cultura española al final es una fuente inagotable de inspiración para muchos diseñadores internacionales. Nosotros ahora vemos mucho volantes por todos los sitios. Por ejemplo, Rubén, que vino a colaborar con nosotros, y Rossy, que estuvo sentada en el frontrow, me escribieron el otro día: "Oye, Juana, estamos con Christian Louboutin haciendo un proyecto y ahí estaba Rubén con una bailaora y Rossy vestida con un aire español andaluz, Juana Martín al final y. Y tú dices: oye, estamos hablando de que Christian Louboutin, que había colaborado con nosotros de alguna forma se ha enamorado de lo que hacemos. Pero no solamente Christian Louboutin. Rossy de Palma es imagen de Le Bon Marché y el eslogan es "Le Bon Marché y Olé". Rossy aparece con un traje mío, con aire andaluz, con una peineta. Y está por todo París. En carteles, en bolsas... Aunque no es un desfile con grandes lujos, porque no montamos un bosque en medio del Palacio de Tokio, ni montamos una playa, ni una una nave espacial que vuela como Channel montamos esencia. Montamos cultura, contamos historias que son reales, que se viven día a día en nuestra tierra, nuestra Andalucía, nuestra España. Pero a la gente le gusta saber por qué tenemos esa devoción, por ejemplo, a nuestra Semana Santa. ¿Por qué la feria es tan alegre y todo el mundo la conoce?
P: Si pudieras elegir, ¿podrías tener todas modelos andaluzas?
R: Estas dos últimas veces la Federación ya nos pide que tengamos una serie de de condiciones a la hora de trabajar, pero siempre me llevaba a modelos andaluzas, maquilladores, andaluces. Mantenemos todavía esa esencia de los comienzos, ¿no? No sé cuánto durará. Ya te digo, ahora mismo tenemos una ilusión enorme. Seguimos estando ahí. He trabajado siempre con producto español y andaluz, pero sobre todo andaluz.
P: Cuál es el impacto económico que tiene desfilar en París? ¿Por cuánto se multiplican las ventas?
R: La alta costura se consume de una forma totalmente diferente al pret à porter. El impacto mediático es brutal. Nosotros tenemos ahora mismo prensa en todo el mundo. Nos han llegado propuestas de Hollywood. En este caso, para los Oscar. Hacemos fiestas internacionales, hacemos festivales de cine como Cannes, hemos hecho portadas den China. Es decir, nuestra capacidad de convocatoria en prensa, que es realmente es como se miden las marcas, se ha disparado un mil por mil. Es completamente diferente. La marca está teniendo ya un valor totalmente diferente al que tenía antes. Ahora prácticamente te conocen en todo el mundo. Al final tú entras en una federación, en este caso en Francia, y la Federación Francesa te permite poder desfilar en Nueva York, en Milán, en Londres. Estamos recibiendo continuamente invitaciones.
P: ¿Y cómo gestionas eso?
R: Intentando tener la cabeza amueblada. El ego es fácil que te embargue. La realidad es que hay que trabajar y que al final de mes hay que pagar y un desfile en París cuesta muchísimo. Pero como te comentaba antes, al final todo se hace a pulso, a pulmón. No tenemos sponsor. Al final vamos a pulmón, entonces hay que tener la mente muy fría y dar pasitos pequeñitos pero grandes. Si estoy aquí, quiero mantenerme aquí. No quiero caerme antes de tiempo y mantenerse cuesta muchísimo.
P: Juana, ¿cuántas veces se puede confeccionar una prenda para que siga siendo exclusiva?
R: Cuando nosotros hacemos, por ejemplo, un traje de alta costura o en la última colección que hemos hecho, con denim trabajado a mano, despintado, cada traje es único. Es como los mazapanes, cuando se hacen artesanalmente. Tú los miras y parecen iguales, pero no son iguales. Entonces la alta costura, en general, puede parecer, pero luego no lo es. ¿Por qué? Decían que la alta costura realmente no daba dinero. Pero al final te va posicionando a un nivel internacional con un prestigio muy importante. Al final una cosa compensa la otra. Lo más importante para mí es que he sido una escogida y eso para mí ya me hace sentirme especial. Pero, mundana ¿no?
P: ¿Qué quieres decir con escogida?
R: Hombre, porque ellos han querido que yo esté ahí. O sea, es decir, yo no me presento y digo: "Señores, me quiero quedar aquí en la Federación Francesa". No. Ellos te escogen. Tú entras a un comité de 30 personas y te podré asegurar que las 30 personas que están ahí no son amigas mías. Son CEO de marcas muy importante internacionales, son los que mueven el mundo de la moda realmente. Entonces algo tienen que ver en ti. Para que estés ahí ¿No? Porque presentarse se presenta muchísima gente, quizá gente con un poder adquisitivo mucho mayor del que podamos tener nosotros, ¿no? Pero al final ellos no creo que busquen ese poder adquisitivo, fíjate. Eso ya lo tienen, ya lo mueven. Ellos buscan esencia, ellos buscan algo que realmente sea diferente a lo que tienen, ¿no? Y yo creo que ahí es donde encajé. Mi madre me dice que soy demasiado sencilla. "Es que eres demasiado sencilla, Juana". Y al final la humildad es eso. Me escogieron ellos y tuve ese privilegio.
P: ¿Y cómo ha vivido tu familia todo este camino?
R: Mi madre es la más negativa, no quiere. Mi madre dice: "Con lo bien que estás en tu casa, con tus niños, vives bien. Haces tu moda flamenca. Disfruta de ello".
P: Déjate de París.
R: Porque me ve sufrir. Sufro con que las cosas salgan y con lo que como te comenté, como siempre, vamos a pulmón. Al final eso quema muchísimo. Es decir, el director creativo de cualquier marca internacional no se preocupa de lo que cuesta, se tiene que preocupar de crear algo que guste, que la marca siga funcionando. Luego, detrás de él están los inversores y toda la gente que hacen que ese producto se venda. Es imagen y crea. Yo tengo que crear, yo tengo que venderlo, yo tengo que promocionar, yo tengo que confeccionarlo, yo tengo que pagarlo.
P: ¿Te generan ansiedad los números?
R: Claro que sí, mucha. Y ahí es cuando dice mi madre: ¿Qué necesidad tienes, Juana?
P: Tus padres eran vendedores ambulantes?
R: Sí, sí, sí, sí. Mi padre, el pobre mío, falleció hace ya casi seis años y quizá sea la persona que más, como te diría, creyó en mí.
P: ¿En qué lo notaste? ¿Qué te decía?
R: En todo. En todo. En todo. Mi padre era yo. Tengo un hijo, Manuel. Tengo mi marido, Juan Carlos, a los que amo y adoro. Pero mi padre era, como te diría, era esa alma gemela que tú tienes, que encuentras y ves que no hay interés. Y mi padre para mí era eso. Mi padre era muy muy especial. En mi casa en general, pero para mí era muy especial y era el que creía en mí. Él creía en mí.
P: Piensas mucho en qué sentiría viendo lo que es hoy Juana Martín.
R: Él ha hecho que sea hoy Juana Martín. Mi padre físicamente no está con nosotros, pero su alma, su esencia, su energía, que era tremenda, sigue estando ahí. Mi padre ha hecho que hoy esté donde estoy. Me decía una persona gran amiga mía y conocida, me decía: "Juana, notarás que ahora tienes a alguien con algo muy especial que te empuja". Y sí, sí, sí. Muchas veces le digo: "Pá, vamos tranquilos, vamos despacio porque la cosa se complica, ¿no?". Pero hablo todos los días con mi padre.
P: ¿Te mete prisa?
R: Me asusta muchas veces. Van surgiendo cosas, muchísimas cosas a la vez que tú dices: "Bueno. ¿Y cómo hago esto? ¿Cómo lo gestiono?". Y muchas veces me tengo que parar y decir: "Bueno, vamos a pensarlo". Soy bastante lanzada, no soy de las que se paran, medita. No tengo yo esa virtud, la verdad, soy la que soy. Yo voy como los burros pa'lante y yo no me paro por nada. Sí que es verdad que te diré que el culpable de lo que está pasando hoy en día es mi padre.
Marisol Rojas
Trabaja en la Cadena Ser desde 2007. Empezó madrugando...