Trump, entre nosotros
Traigamos el asunto a España. Además de clamar al cielo por conductas indignas o delictivas de nuestros dirigentes, ¿qué hacemos?

El análisis de Xavier Vidal-Folch | Trump, entre nosotros
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Barcelona
Como Al Capone. El jefe de la mafia norteamericana no fue condenado por contrabando, ni sobornos, ni chantajes, ni por sus múltiples asesinatos. Sino por lo que nadie imaginaba: la evasión de impuestos. A Donald Trump le cae la de dios es Cristo, pero todavía no por el golpe al Capitolio, por su fraude fiscal o por su robo de documentos oficiales. Se le ha imputado por pagar en secreto los servicios sexuales de una actriz porno: quizá con dinero de sus empresas; quizá con el procedente de las subvenciones electorales. En Estados Unidos el escándalo es mayúsculo: es la primera vez que sucede con un expresidente.
Traigamos el asunto a España. Y a cada uno de nosotros. Además de clamar al cielo por conductas indignas o delictivas de nuestros dirigentes, ¿qué hacemos? O, al menos, ¿cómo responden sus colegas en las cúpulas de los partidos? Acabamos de verlo con la presidenta de Junts, Laura Borràs, condenada por corrupción. Ni el líder de referencia de este partido, Carles Puigdemont; ni su secretario general, Jordi Turull; ni el aspirante a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias, hacen nada para destituirla. Turull y Trias la alaban, será que adoran a los corruptos.
Y lo seguimos viendo con el exministro del PP, Jorge Fernández Díaz, procesado desde julio de 2021 en la Operación Kitchen por su relación con las mafias parapoliciales, por usar a funcionarios públicos contra sus rivales políticos. Ni el PP de Pablo Casado ni el de Alberto Núñez Feijóo le han obligado siquiera a devolver el carnet. Será que les gusta tener a tipos así dentro del partido.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




