Amistad sin tiempo

Madrid

Dicen los libros de autoayuda y los artículos en revistas que te enseñan a gestionar la vida que llegar a todo es cuestión de proponértelo y organizarte. Vida laboral, vida familiar, que si el tiempo de calidad es más importante que la cantidad si quieres estar con los hijos, que tienes que tener momentos para la pareja, momentos para ti. Cuidarte, comer bien, dormir ocho horas, formarte, reciclarte, actualizarte, mantenerte en forma, sin estrés, sin agobios, siempre feliz. Bueno, pues yo debo de ser una negada porque por mucho que me esfuerce, no me salen las cuentas.

En el día a día me doy por satisfecha si puedo cumplir con mis obligaciones, mantener un poco la atención con quienes me rodean, no alimentarme con cosas que salgan de bolsas de plástico y llegar entera a la cama. Durante la crianza ya pueden darte todos los consejos del mundo para conciliar que la cosa no da más de sí. Una pareja que trabaja y cría hijos es una máquina altamente eficaz que deja casi todo lo que no es estrictamente necesario en segundo plano. Y ya ni hablemos de las madres solas. Yo me doy cuenta de que esta etapa tan intensa se lleva por delante cosas importantes como el tiempo que en otras épocas le dedicábamos a la amistad.

Me voy conformando con sucedáneos como mensajes de Whatsapp o likes en Instagram pero echo de menos esas conversaciones sin fin que de adolescente tenía con mis mejores amigas, ese tiempo sin tiempo en que lo que más importaba era la complicidad, el espacio seguro para la confesión, ser sin ser juzgadas y sentir la cercanía de una igual. Cuidar de los hijos, tener tiempo para la pareja, recuperarnos del cansancio de un ritmo de trabajo extenuante son necesidades que se van anteponiendo a esa otra que parece secundaria pero que no lo es, la de disponer de espacio y ánimo para cultivar esos vínculos escogidos, esa otra familia que a veces es tan o más importante que la familia biológica.