España, un país con cada vez menos católicos pero que se abre a nuevas espiritualidades
Un estudio de la Fundación Ferrer i Guardia señala que cuatro de cada 10 españoles se consideran agnósticos, ateos o no creyentes, mientras aumentan las creencias en nuevas espiritualidades
Hungría Panadero, socióloga: "El descenso de creyentes se puede explicar a través de nuestra propia historia"
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Madrid
España es un país en el que, pese a ser aconfesional desde 1978, como se recoge en la Constitución, la religión, la católica, está muy presente. Esta imagen -la imagen de las procesiones que se da y se ha dado en las ciudades y pueblos de España durante toda la Semana Santa- contrasta con un estudio publicado hace unos días por parte de la Fundación Ferrer i Guardia, que señala que cada vez hay menos creyentes en España.
Cuatro de cada diez españoles se consideran ateos, agnósticos o indiferentes ante la religión. Es la mayor cifra desde que esta fundación realiza este tipo de estudio, que se basa en datos del INE, del CIS, de los ministerios de Educación y Hacienda e incluso de la Conferencia Episcopal.
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Esta cifra se ha cuadruplicado desde la primera vez que hubo datos, en 1980. Por aquel entonces, sólo una de cada diez personas en España se consideraba creyente. ¿A qué se debe esta tendencia? La socióloga y directora de la Fundación, Hungría Panadero, explica que este cambio “se puede explicar a través de nuestra propia historia”, la de España.
Panadero, en una entrevista en Hoy por Hoy, señala que la tendencia comenzó a acelerarse tras la Transición “porque veníamos de 40 años de Dictadura, con la imposición de una única religión”. A partir de ese año, de 1980, “la sociedad, la cultura y los valores han ido cambiando”, aunque la socióloga recuerda que todavía persisten “lo valores de la religión católica en las diferentes comunidades de España”.
El estudio de la Fundación Ferrer i Guardia también destaca que a raíz de la pandemia de la covid se disparó el número de no creyentes. O, al menos, que se declarasen como tal. Panadero cree que hay dos factores: el primero, que un cambio social como fue la pandemia “afecta a todos los niveles, a nivel moral y espiritual y también a las creencias de las personas”; el segundo, que al haber más personas en casa hubo más respuestas al CIS que “reflejan y recogen de manera más real la mayor diversidad que existe”.
La cifra de no creyentes aumenta entre los jóvenes: seis de cada 10 personas de entre 18 y 35 años no cree en Dios. “No podemos realizar hipótesis contundentes, pero sí que podemos decir que el perfil de los jóvenes marcan una tendencia generacional, que será la de la inversión de los datos estadísticos”, explica la socióloga. Es decir, que dentro de 30 años sólo habrá cuatro de cada 10 personas que sean creyentes.
Esto también se manifiesta en otras prácticas que se recogen en el estudio: en el número de matrimonios religiosos, en el número de alumnos que estudian religión en los centros educativos o en las personas que eligen financiar, vía IRPF, a la Iglesia Católica.
¿Qué son las nuevas espiritualidades?
Pero que haya menos creyentes en Dios, ¿significa que la gente deja de creer? La respuesta no tiene que ser necesariamente que sí. Sí que hoy en día se practica el ateísmo con mayor libertad que hace 50 años, como explica la doctora en Antropología y profesora de Antropología en las Religiones de la Universidad Complutense, Mónica Cornejo, pero también es cierto que cada vez más personas optan por las nuevas espiritualidades. Pero, ¿qué son estas nuevas espiritualidades?
Mónica Cornejo, antropóloga, explica las nuevas espiritualidades
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Lo primero que nos explica Cornejo es que el ser humano no tiene la necesidad de tener creencias religiosas “pero sí creer en que su vida tiene sentido”. Un sentido que se puede dar mediante la religión… o mediante creencias seculares, como las nuevas espiritualidades, que pueden ser creencias como la energía, las vibraciones, la suerte, el destino, relacionadas con la naturaleza o el universo…
¿Cómo surge esa necesidad? La antropóloga cuenta que, normalmente, en torno a los 30 años. “En la cultura en la que vivimos, se espera que la juventud viva de todo, de manera intensa. Y es a partir de esa edad cuando empezamos a cambiar el modelo personal de vida y empiezan las preguntas sobre el sentido, sobre el qué hacemos”.
Es aquí cuando aparecen las nuevas espiritualidades, más que influidas por la época del New Age y por el liberalismo de hoy en día, que reniega del colectivismo de las religiones tradicionales para centrarse en un mayor individualismo. Pero, ¿por qué surgen estas creencias? ¿Vienen a reemplazar o a complementar a las religiones tradicionales?
Cornejo cree que en el “nuevo mundo” que uno desarrolla en su madurez “puede ser que no encajen las creencias” en las que hemos sido educados. “Pero es más fácil encontrar un cambio de religión que una decepción, y es ahí donde entran las espiritualidades”. Es decir, que estas nuevas espiritualidades sustituyen esa necesidad de creer que tiene -y que ha tenido desde siempre- el ser humano a las religiones tradicionales.
