Pisos turísticos: el 'boom' ilegal que expulsa a los vecinos de sus barrios
España cuenta con más de 320.000 viviendas vacacionales y la mayoría de ellas no cumple con los requisitos legales
Pisos turísticos: el 'boom' ilegal que expulsa a los vecinos de sus barrios
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Madrid
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, prometió hace unas semanas una regulación “más estricta” de las plataformas de pisos turísticos. Maroto prevé que se apruebe durante la segunda mitad de 2023, coincidiendo con la presidencia española de la Unión Europea. Esta nueva norma tiene el objetivo de ofrecer "transparencia" y controlar el número de viviendas vacacionales.
En España hay más de 320.000 viviendas turísticas, según los últimos datos (2022) del Instituto Nacional de Estadística. Su regulación está en manos de ayuntamientos y comunidades, pero los afectados demandan una ley estándar estatal. Andalucía (70.123), la Comunidad Valenciana (51.691) y Cataluña (49.965) son las provincias con más pisos turísticos. Además, la vivienda vacacional ya supone el 25% de la oferta de hospedaje en la UE y el 20% en España. Sin embargo, todo esto no es fácil contabilizarlo, pues muchas de estas casas no están reguladas, por lo que sólo tenemos las cifras de las que sí lo están.
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En el caso de la Comunidad de Madrid, las casas vacacionales llegan casi a 16.000. En el madrileño barrio de La Latina, frente al famoso Mercado de la Cebada, nos reunimos con Saturnino Vera, presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio y portavoz de la plataforma STOP Pisos Turísticos. "Este es un sitio emblemático de Madrid y el barrio donde yo vivo desde hace 35 años", nos explica con un orgullo agridulce.
En el distrito centro, donde se ubica La Latina, las viviendas vacacionales representan un 7% del total. "Somos alrededor de 140.000. vecinos. Echa cuentas: las casas turísticas se han comido 20.000 vecinos", lamenta Vera. Pero si miramos el padrón, no encontramos esos datos: "Hay mucha gente que sigue empadronada para poder decir que esa vivienda es residencial, cuando no lo es y todos sabemos que la está alquilando los fines de semana".
Algunas consecuencias del aumento de las viviendas turísticas en el barrio se aprecian a simple vista. Caminando con Saturnino por la acera paralela al mercado, nos señala la hilera de coches aparcados: "Antes había aparcamiento para residentes, pero ahora ya casi no hay. Sólo hay para carga y descarga, para autobuses turísticos, para Correos, para el Sámur... todo menos para los vecinos". Unos pasos más arriba llegamos a la Plaza Puerta de Moros, donde proliferan varias terrazas de diferentes bares. Vera se detiene. "Aquí tenemos 40 mesas, que son como 160 personas que están ahí sentadas hasta la 1:30 de la mañana. Así es imposible que los vecinos podamos dormir".
El encarecimiento de los alquileres es otro de los resultados del aumento de los pisos vacacionales. Como explica Pablo Martínez, investigador del Grupo de Estudios Críticos Urbanos de la UNED y miembro del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas de Madrid: "Si un rentista alquila una vivienda para un inquilino de forma residencial cobra 600 euros al mes, pero con las viviendas turísticas esos 600 los puedes sacar en una o dos semanas, con lo cual la rentabilidad es muy alta".
Todo esto son algunos de los muchos efectos de la falta de regulación de las viviendas vacacionales y de pensar el barrio más para los extranjeros que para los residentes. No obstante, incluso estos efectos tan desagradables pasan a un segundo plano cuando el problema se encuentra dentro de la propia casa, como le ocurre a Rosa, vecina de la zona.
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Rosa tiene un piso turístico justo encima de su casa y su mayor problema es el ruido. "No tenemos ascensor, así que cuando suben y bajas las maletas por las escaleras, se escucha todo. Da igual la hora que sea, es un piso turístico que no tiene horario, pueden hacer el check-in cuando les dé la gana", explica. Esta vecina asegura que puede oír todos los movimientos que hacen los inquilinos por la vivienda, "sobre todo cuando se hospedan seis o siete personas".
En alguna ocasión Rosa ha tenido que llamar a la policía y desde la asociación han interpuesto hasta 600 denuncias que han sido todas ignoradas. "En Madrid la vivienda sólo puede ser de uso turístico si tiene una entrada independiente a la de los vecinos , y esta medida no se cumple prácticamente nunca, con lo cual no entendemos por qué no se cierran de forma inmediata", protesta Saturnino.
Según el Sindicato de Inquilinos e Inquilinas de Madrid, la mayoría de los pisos turísticos que hay activos en este momento son ilegales. Sin embargo, la situación se mantiene y empeora, entre otras razones, porque no hay inspectores que examinen las viviendas. Hace tan sólo un mes, el Ayuntamiento de Madrid redujo a la mitad el equipo de inspección que se había creado en 2018. Así, en 2022 se cerraron únicamente 150 pisos turísticos ilegales, 407 menos que en 2021. Si la situación no cambia, tanto Saturnino como Rosa ya han asumido que sus días en La Latina, su barrio de toda la vida y donde ha crecido su familia, están contados.
Adriana Calvo Solís
Graduada en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia. Especializada en Teoría y Crítica de...