El último y el penúltimo

Madrid

La Semana Santa parece haber sido un ensayo general para el turismo de la época veraniega. Prácticamente todas las informaciones, fuese cual fuese la zona que se retratase, hablaban de hoteles llenos, calles saturadas, colas en los servicios, terrazas abarrotadas, etc. En fin, una España desbordada por gente de dentro y de fuera. Sin embargo, habrá que hacer una combinación adecuada de factores para obtener la realidad compleja de este país, no sea que se quede más invisible aún el país invisible.

Según la encuesta de condiciones de vida del INE hay otra España en los recovecos: más del % de los hogares no puede permitirse salir de vacaciones al menos una semana al año, casi el 9% de la población manifiesta llegar a fin de mes con muchas dificultades y el 23% de las familias no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos.

A este país dual es al que se refieren los análisis del resto del año cuando se habla de desigualdad económica y social. No se trata sólo de la diferencia entre el primero y el último, sino entre el último y el penúltimo.