España afronta una sequía de larga duración que ya dura más de tres años. Una primavera lluviosa era la esperanza de agricultores y ganaderos, quienes más necesitan las lluvias, pero las últimas semanas de marzo y las primeras de abril han seguido marcadas por la estabilidad. Tanto es así que algunas estaciones meteorológicas del interior del país no han registrado precipitaciones relevantes (acumulado diario superior a 2,5 mm) en lo que va de 2023. Según explican desde eltiempo.es, hay zonas donde no ha caído una gota en 100 días, lo que agrava una situación que, en muchos embalses y pantanos, ya es la peor desde los años setenta. Hay zonas de España donde este año prácticamente no ha llovido. Es el caso, por ejemplo, de Teruel. La capital de la provincia homónima sólo ha recogido algo más de 6 mm de lluvia en el año, y no ha tenido en 2023 un sólo día con más de 2,5 mm acumulados. En resumen, 2023 ha significado su comienzo de año más seco desde que hay registros. La ausencia de lluvias también es notable en Toledo y puntos de Ciudad Real, donde llevan sin ver lluvia relevante prácticamente desde el comienzo del año. En otras amplias regiones de la España peninsular llevan también 30 días o más sin ver lluvia relevante. En las Islas Canarias rondan los 50 a 60 días en la mayoría de islas. «La única excepción relevante se da en el norte peninsular. En general, hablamos de rachas sin lluvia relevante que apenas llegan a los 10 a 20 días y que probablemente queden truncadas en próximas jornadas», explica eltiempo.es. Si bien hay otros puntos donde la racha seca sin lluvia o sin lluvia relevante no es excepcionalmente larga, la realidad es que tampoco ha llovido mucho. Albacete, sin ir más lejos, tiene una racha seca sin lluvia relevante de 33 días. Sin embargo, el acumulado total de lluvia este 2023 es el más bajo para el período 1 de enero a 11 de abril desde 1939. Este mismo patrón se repite en otros puntos como Huelva, donde 2023 también ha supuesto el comienzo de año más seco desde que hay registros; o Sevilla, cuyo año es el segundo más seco hasta la fecha, pero prácticamente empatado con 1983. Las últimas lluviosas generosas se produjeron en diciembre de 2022 y no hay visos de que vuelvan pronto. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé para este miércoles y jueves un «cambio transitorio de tiempo» que traerá un descenso de las temperaturas, vientos fuertes en el norte y este del país, con temporal marítimo y lluvias en el tercio norte. No obstante, las precipitaciones no llegarán a todos los rincones del país ni serán extendidas. Las lluvias serán más significativas en Galicia y también en las regiones cantábricas, por donde irán avanzando con el paso de las horas. En otros puntos de la mitad norte, las precipitaciones serán probables, y se espera que lleguen a los Pirineos y al Sistema Ibérico. «El jueves 13 y el viernes 14 todavía podría haber algunas precipitaciones, pero más débiles, en Galicia, las comunidades cantábricas y en los Pirineos, sin descartar chubascos en puntos de Cataluña o al norte de la isla de Mallorca. En el resto del país, ya no se esperan y en todo caso serán ocasionales, débiles y dispersas», señala eltiempo.es. *Si no puedes ver el mapa, haz clic aquí. Las altas presiones se impondrán entre el sábado y el domingo, por lo que la semana terminará con estabilidad. «El lunes y el martes, en principio, no habrá grandes variaciones en el tiempo. Seguirá el el ambiente seco, aunque podría haber algún chubasco en el nordeste y Baleares, y las temperaturas, aunque podrán bajar ligeramente, seguirán en general, sobre todo en la mitad sur, claramente por encima de lo normal para la época del año», apunta el portavoz de la Aemet, Rubén del Campo. Para registrar lluvias en el centro y sur peninsular habrá que esperar, como mínimo, hasta finales de la próxima semana. Aunque aún existe mucha incertidumbre al respecto, los modelos meteorológicos prevén que entre las últimas horas del viernes 21 de abril y las primeras del sábado 22 se produzcan precipitaciones generalizadas, aunque por el momento tampoco se esperan grandes cantidades. No se descarta que esta ventana de precipitaciones se extienda durante los primeros días de la semana —hasta el martes 25 de abril—, causadas por un frente que puede viajar de oeste a este. En cualquier caso, es difícil que estas precipitaciones sirvan para acabar con la sequía meteorológica. Durante el invierno pasado las precipitaciones estuvieron ligeramente por encima del promedio normal, pero no fueron suficiente para aliviar las reservas de los embalses. Para esta primavera, la Aemet esperaba lluvias en torno al promedio normal, lo cual —incluso si se cumpliera— tampoco sería suficiente para compensar el registro de lluvias durante los últimos 12 meses. La respuesta meteorológica a por qué no llegan lluvias tiene que ver con la estabilidad atmosférica. «El tiempo durante gran parte de este 2023 ha estado marcado por la dominancia de los anticiclones en superficie o de las dorsales en altura (a veces a la vez)», aclaran desde eltiempo.es. «En superficie, los anticiclones son áreas de alta presión, con movimientos descendentes del aire y con masas de aire más secas en su interior. Es un entorno que no es favorable para la formación de nubes y las lluvias. En invierno suelen asociarse con tiempo estable y más fresco, especialmente de noche», añaden. «A su vez, las dorsales son estructuras en capas más altas de la atmósfera, donde el aire es también estable y presenta movimientos subsidentes, por los cuales el aire se ve forzado a descender de altitud», detallan. Las dorsales se asocian con tiempo más cálido y estable, ya que las masas de aire que arrastran son más cálidas y se calientan por la subsidencia. Estos dos patrones son «diametralmente opuesto» a los que traen lluvia a gran parte de España: las borrascas atlánticas y los vientos ábregos. «Como no hemos tenido una situación de ábregos relevante desde la primera quincena de diciembre de 2022, la lluvia ha estado prácticamente ausente en la mayor parte del país», concluyen.