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Pietro Marcello, el artesano del cine: "El hombre moderno no sabe dónde colocarse y las mujeres tienen las ideas muy claras"

El director italiano estrena 'Scarlet', una preciosa fábula que indaga en el amor paternofilial y moderniza los cuentos de hadas

Pietro Marcello, en la presentación de 'Scarlet' en Roma (Photo by Marilla Sicilia/Archivio Marilla Sicilia/Mondadori Portfolio via Getty Images) / Mondadori Portfolio

Sevilla

A Pietro Marcello le cuesta admitir que es una especie en extinción. Uno de los últimos artesanos del cine. "¿Yo, por qué? Todavía no lo he aprendido todo, pero si tú lo dices, me gusta", dice al principio. Y sigue con media sonrisa. "En el fondo sí me percibo como artesano, como un alquimista. Vengo de una familia de artesanos que me han enseñado cuando era pequeño. Cuando era joven, trabajé como artesano, como restaurador, como carpintero, porque era algo que te inculcaban en la familia. Creo en el altruismo, en pasar a otros lo que hemos aprendido. Para mí el pensar en no poder enseñar algo a alguien en el futuro me transformaría en una persona árida, vacía, necesitamos el altruismo, donarnos a los demás. Eso debería pertenecer un poco a todos, porque si no, nos quedamos en el individuo, en una sociedad individualista. Hoy en día quién aprende un trabajo artesanal", se pregunta.

Mucho de ese espíritu y de ese universo que describe hay en su última película, 'Scarlet', adaptación libre del cuento 'El velero rojo', de Alexander Grin. La idea se le ocurrió durante la pandemia. El autor italiano buscaba historias que nos hicieran reconectar con el otro, con los cuidados, con el sentido de comunidad, con el amor familiar y con los hijos. A su hija dedica este precioso drama en el que él mismo ha afrontado un proceso de deconstrucción y ha repensado el concepto de legado. "Es una película donde yo también siento que he evolucionado. Yo me crie en una familia del sur donde existe el patriarcado y también para mí ha sido una manera de entrar en discusión, de intentar emanciparme. Quería acercarme a la pedagogía en esta película, a la didáctica, el problema es la educación. Yo también me he emancipado. Me he puesto dentro de ese universo femenino y, como decía Marco Ferreri en ‘Adiós al macho’, el hombre moderno no sabe dónde ponerse, dónde colocarse, mientras que las mujeres tienen las ideas muy claras. Y eso se ve en el personaje del piloto, es un hombre frágil, ese padre es una figura muy sólida y bondadosa, pero cuando muere, qué tiene ella. Pues las ideas muy claras en su vida".

Ambientada después de la Primera Guerra Mundial en algún lugar del norte de Francia, la historia aborda la relación de un hombre que regresa de la contienda y conoce a su hija recién nacida, acogida por una vecina tras la muerte de la madre. A partir de esta premisa, y más allá de los vínculos sanguíneos, Marcello traza una moderna fábula sobre el amor paternofilial, la educación y la emancipación de las mujeres frente a los cuentos de hadas. "El destino de la joven protagonista es muy diferente al de su madre. Por eso tampoco hay una figura del príncipe azul que salva a la mujer, ella se salva solita. No quería sustituir al padre por otro hombre, por eso ella aprende el trabajo de parte de su padre. No quería hacer de Juliette una estrella del cine o de la música, pero sí una artesana que conoce el oficio y tiene un quehacer, como por ejemplo también transformar la poesía en canciones. Todo parte de la educación. La conocemos de niña, y los niños de pequeños son todos iguales, cambian por la educación que les damos. Es nuestra responsabilidad cuidarlos y hacerlos crecer enfrentándonos a todas las dificultades y problemas", explicaba el pasado mes de noviembre durante la presentación de la cinta en el Festival de Sevilla, certamen donde ganó el Giraldillo de Oro con su anterior trabajo, la monumental 'Martin Eden'.

"Martin Eden’ es una película diferente, mucho más compleja. ‘Scarlet’ es una película lineal, es como haber pasado de una gran novela a una historia pequeña, digamos que puede parecer un paso atrás. En cambio, para mí fue una película de transición importante, porque la hice en Francia, que no es como rodar en Italia, y nació de sentimientos muy simples. Es una película muy sencilla, que habla de emociones y habla de algo muy cercano, de cuidar al otro. Creo que también es una película moderna porque Rafael es un padre que puede ser representativo de nuestro tiempo y porque trata sobre el concepto de familia extensa", añade

Ese es otro de los elementos importantes de esta la historia. La idea de comunidad, de familia construida y la necesidad de generar una red de cuidados. Esta familia 'moderna' lo hace en un patio de casas destartaladas mientras tratan de sobrevivir con unos cuantos animales y trabajos temporales. "Este corral de los milagros representa un poco esta serie de núcleos externos, de una familia alargada, en contra de un pueblo lleno de gente mala. El mundo está lleno de gente mala y eso se representa a través del trauma de este soldado que vuelve tras la guerra. Hace 100 años la niña se hubiera quedado al cuidado de los campesinos del pueblo, sin embargo, esta película es más moderna porque se centra en la historia del padre que cuida de su hija. Todo gira en torno a eso, a una familia rehecha, como deberá ser la familia en un futuro, más amplia y más alargada. La familia siempre hay que interpretarla, no podemos imaginar una sociedad sin familias pero tenemos que aceptar las nuevas familias porque en el fondo es la que cuida. Eso es lo que importa en el mundo, cuidar del otro", dice e insiste en ese concepto de familia alargada citando ‘Milagro en Milán’ de Vittorio de Sica.

La cinta está protagonizada por Raphaël Thierry y Juliette Jouan, padre e hija que van cultivando su amor a través de la educación y la artesanía. Marcello usa grandes elipsis para seguir el crecimiento de esa niña que se hace mujer sin perder la pasión por el canto y la música, elementos de embrujo que acompañan su encuentro con el galán, el piloto interpretado por Louis Garrel. El autor italiano ofrece un reportorio de imágenes bellísimas con su habitual destreza para encontrar poesía en cada plano y cada detalle. Las tomas cortas de las manos obreras del padre, un veterano con un talento especial para la carpintería, añaden también una dimensión física y sensorial a esta historia que reivindica una vieja artesanía frente a la producción en cadena. Un símil que se podría aplicar a la propia carrera de Marcello, autor con larga trayectoria en el documental y que edita en cámara mientras rueda, en una industria cada vez más entregada al cine comercial. "Sí, yo también podría hacer cine de otra manera, un cine más comercial, no lo hago porque no me gusta. No necesito justificaciones. No me gusta, no lo miro y no lo hago. En algunas cosas soy un poco extremista", bromea.

A los extremistas teme precisamente en su país, gobernado por la extrema derecha, y en una Europa cada vez más radicalizada e insolidaria. "Italia siempre es un gran laboratorio revolucionario, pero lo que me preocupa es Europa. En mi idea de Europa deberíamos empezar en Lisboa y llegar a Vladivostok, las fronteras no deberían existir. Las fronteras son más mentales que geográficas o políticas, hay que buscar una nueva forma de hermandad, de buscar la autodeterminación de los pueblos, y lo que pasa en Italia no es tan diferente de lo que está pasando en España. Las ideologías de ambas partes han sido un gran fracaso, hay que buscar nuevas formas para estar juntos". Y eso es lo que busca con 'Scarlet', convertir un cuento clásico en una fábula moderna que celebra el amor, los cuidados y la educación como salvación.

José M. Romero

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