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Sobrevives a la patera... ¿y luego qué? "Las leyes no favorecen la integración de los migrantes"

Los requisitos para obtener el permiso de residencia en España son contradictorios y abocan a las personas migrantes a la exclusión social

Sobrevives a la patera... ¿y luego qué?: "Las leyes no favorecen la integración de los migrantes"

Madrid

Sekou tiene 19 años y llegó a España en patera en 2020, cuando todavía era menor de edad. La situación en su país era insostenible: "Mi padre murió cuando yo era pequeño y mi madre estaba enferma, no podía estudiar porque tenía que cuidarla". Su viaje hasta aquí duró tres años, durante los cuales pasó por lugares como Gambia, Senegal, Mali o Argelia, donde estuvo trabajando para poder continuar su recorrido.

Un día tuvo la oportunidad de cruzar el mar desde Marruecos y no lo pensó dos veces. "Tardamos tres días en llegar a Gran Canaria con la patera, éramos 53 personas a bordo", recuerda con un hilo de voz. Ahora el joven Sekou estudia la ESO en un instituto de Córdoba y acude a diversos cursos, aunque su mayor sueño es "seguir estudiando para poder trabajar en un futuro".

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Trabajar también es el sueño de Guillermina, que aterrizó en Madrid desde Guinea Ecuatorial hace ocho meses para ayudar a su hijo, que necesita un trasplante de córnea. Sin embargo, el visado de Guillermina caducó en octubre y desde entonces vive de forma irregular en nuestro país. Ella y su niño acudieron a Karibu, una organización que ofrece apoyo a migrantes africanos. Nicole Ndongala, su directora, asegura que "las leyes españolas no favorecen la integración de los migrantes".

Según el último Informe quincenal de Inmigración Irregular del Ministerio de Interior, el año 2022 terminó con un descenso del 25,6% en la llegada de inmigración irregular a España. Hemos pasado de las 41.945 llegadas en 2021 a las 31.219 en 2022. La reducción más grande fue por parte de las entradas por vía marítima (cayó un 27,9%), aunque las entradas por vía terrestre crecieron un 24,1%.

Gráfica que muestra la evolución del número de llegadas de migrantes irregulares a España en los últimos años.

Gráfica que muestra la evolución del número de llegadas de migrantes irregulares a España en los últimos años. / Europa Press

Así, la inmigración irregular disminuye por segundo año consecutivo y por tercera vez en cuatro años. Sin embargo, como aseguran entidades como Eurostat o la OIM, estos datos no contemplan toda la migración irregular presente en España. Estos datos sólo registran las llegadas irregulares a España, pero no cuentan los casos de personas que llegan legalmente a España, con visados, como Guillermina, y se quedan después de que sus visados caduquen. Además, también está el caso de algunos migrantes que entran a España y después se mueven a otros países dentro de Europa.

Sekou y Guillermina, como tantos otros migrantes sin papeles, anhelan un trabajo y una vivienda. Para ello necesitan un permiso de residencia y trabajo. Existen varias vías para obtenerlo y todas ellas son muy complejas. La más frecuente es a través del arraigo social, como explica Paloma García, directora de Desarrollo Estratégico en Red Acoge. Los dos requisitos básicos son haber permanecido durante tres años en España y disponer de un contrato laboral.

No obstante, Paloma apunta a un fallo en el sistema: "Para demostrar que tú has estado residiendo en el Estado español durante tres años, tienes que empadronarte, pero para empadronarte necesitas tener una vivienda, sin embargo, para tener una vivienda, necesitas un contrato de trabajo, y para conseguir un contrato de trabajo, necesitas un permiso de residencia".

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En resumen, un círculo vicioso que obliga a las personas a malvivir en un limbo durante al menos tres años, en los cuales pueden ser víctimas de abusos laborales por trabajos en negro. Además, durante este tiempo, si la policía les para por la calle y les pide los papeles, pueden ser expulsados y devueltos a sus lugares de origen. De hecho, señala Paloma que "hay muchas personas que son víctimas de violencia o de algún delito y no denuncian porque tienen que ir a la policía y decir que están en situación irregular, con lo que corren el riesgo de ser deportados".

El debate migratorio en Europa ha crecido en las últimas semanas después de que en Italia el gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni haya decretado el estado de emergencia migratoria durante seis meses. Meloni planea invertir 5 millones de euros para hacer más rápidos los procesos para identificar y expulsar a los migrantes del país. La presidenta de Italia ha decidido ver la migración como una amenaza y no como una oportunidad. Justo al contrario que países como Canadá, donde agilizan la entrada de extranjeros que, con su trabajo y su cotización, aseguran que el sistema de pensiones canadiense siga funcionando.

Hay tantos casos de migración como personas migrantes, cada historia es diferente y requiere respuestas concretas y adaptadas. El papel de las asociaciones es limitado y desde Red Acoge piden más recursos y, sobre todo, leyes que de verdad protejan a integren a los migrantes para evitar que terminen en situación de calle y puedan construir un futuro mejor.

Adriana Calvo Solís

Graduada en Filología Hispánica por la Universidad...