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Elia Barceló reinventa el género con un 'noir' feminista y mediterráneo en el que los hombres son las víctimas

La escritora eldense y premio Nacional, publica 'Amores que matan', un thriller ambientado en Levante con mujeres que llevan el peso de la investigación

Elia Barceló reinventa el género con un 'noir' feminista y mediterráneo en el que los hombres son las víctimas

A la escritora Elia Barceló no le da miedo ningún género literario. Ciencia ficción, literatura juvenil, novela negra... Afronta cada novela con pasión y con reivindicación. La de romper algunas cosas que quedan anquilosadas en la tradición. Dice que estaba cansada del frío polar del género policíaco. Que ya está bien que solo mueran mujeres en el noir, así que decidió crear su propia serie de novelas, ambientadas en una villa luminosa, bañada por el mar Mediterráneo, el suyo, y por la luz que solo Alicante puede ofrecer. "Me cansé de tantas nieblas y tantas oscuridades y tantos policías y detectives angustiados, obsesionados, alcohólicos. Y me dije que policía hay en todas partes y que se mata en todas partes, así que por qué no ponerlo en un lugar donde, además del crimen, también haya buganvillas, palmeras, paellas, cervecitas con los amigos, cosas buenas", cuenta la escritora en una entrevista en la Cadena SER.

Al igual que películas como Quién puede matar a un niño, de Chicho Ibáñez Serrador, el mal ocurre bajo la luz veraniega. "Se trata sólo de de saber girar las cosas, porque en la realidad las cosas malas no sólo pasan cuando llueve o cuando está oscuro. Te pueden dar unas noticias horrorosas en el día de primavera más bonito del mundo", insiste Barceló, que recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2020 por El efecto Frankenstein, un libro del que no descarta que haya una segunda parte. Ahora publica la segunda parte de Muerte en Santa Rita, con Roca editorial. Amores que matan es el título de la última novela de esta reconocida autora afincada en Austria desde hace más de 20 años. Si en la primera había un homenaje a Agatha Christie, en esta segunda lo hay a Colombo, el popular detective televisivo, pues ya sabemos al inicio del libro quién es el asesino.

"Me encanta, qué se le va a hacer. Siempre busco dónde lo están emitiendo, porque me gusta verlo y me parece muy inteligente esa forma de narrar la historia en la que desde el principio sabes quién lo ha hecho y, además, en general lo ha hecho bien. Y tienes la sensación de que no hay fisuras y se trata de que Colombo encuentre esas fisuras y consiga romperlo". Y así, buscando esas fisuras la escritora compone una historia de detectives y de sacar misterios y secretos a la luz a base de hurgar en aquellas cosas que siempre quedaron abiertas.

Con una protagonista de 92 años, una mujer en plena forma, escritora y guardiana de secretos familiares, Elia Barceló reivindica el papel de las mujeres, tengan la edad que tengan, para ser protagonistas de historias detectivescas y entretenidas, como las suyas. Las novelas de Elia Barceló han tenido siempre protagonistas maduras, pero, al colocar a una anciana en el centro de la acción, la escritora recuerda "que uno no termina de vivir hasta que muere" y destaca la necesidad de que las personas de esta edad sepan que cuentan para la sociedad. Es el caso de Sofía, la protagonista, que recibirá la visita de un antiguo amante, un aprovechado y un estafador, que de pronto aparece muerto. Todos los residentes de Santa Rita son sospechosos pero, en realidad, a ninguno le importa la muerte de ese personaje.

Santa Rita es una especie de comuna, de casa de convivencia de personas diversas, que viven juntas. Una idea revolucionaria de habitar las viejas mansiones, de evitar la construcción alocada y de volver a configurar la familia moderna. La "comunidad cordial" que refleja la autora en esta novela es de ficción, un invento que le encantaría que existiera. "Es algo que también me tomo muy en serio: dar voz a mujeres de todas las edades, porque no quito a las chicas jóvenes. En Santa Rita, por ejemplo, hay desde estudiantes de 20 años hasta Sofía, que tiene 93, pasando por todas las edades. No es verdad, la vida no se acaba después de la menopausia. Hay mucho más. A lo mejor hay señores a los que le parece que una mujer que ya pasó de la menopausia no es interesante. Pero me dan mucha lástima esos señores porque se pierden lo mejor", insiste.

También cambia con respecto a la primera entrega de esta serie la estación. Primavera en Muerte en Santa Rita, verano en Amores que matan. Ese verano caluroso y pegajoso del Levante, donde por el día es mejor descansar a la sombra y de noche aprovechar la brisa y el olor del jazmín y pino. En esa casa, que antes fue un antiguo sanatorio de mujeres, encuentran el esqueleto de un bebé y unos cuadros de valor incalculable, pues parecen firmados por Kandinsky, Jawlensky y una pintora, Marianne von Werefkin, que, como tantos, no dejó huella en la Historia del Arte. A Santa Rita acude un suizo, experto en arte para calcular el valor y averiguar algo sobre el origen de esas obras. Pero aparece muerto.

"Es muy curioso que ahora da la sensación de que la única pintora que ha existido nunca en el mundo es Frida Kahlo, porque ahora la han puesto como icono en bolsos y mochilas y pañuelos, pero ha habido centenares de excelentes pintoras de las que no tenemos recuerdo. A la gente les suena Kandinsky, pero no Marianne von Werefkin. Es que es muy triste, porque la señora era maravillosa y tiene una obra impresionante y la hicieron desaparecer, la borraron".

Amores que matan no sería una novela de Elia Barceló sin un potente poso de crítica social. Algunos temas coinciden con los de Muerte en Santa Rita porque son territorio común en los relatos de la autora. Aquí encontramos de nuevo la reivindicación de lo mucho que tienen por hacer y por decir las mujeres a partir de cierta edad, pero también una reflexión sobre la memoria, lo que recordamos, lo que nos han contado y lo que define quienes somos. "En las historias familiares y las historias de los países hay momentos muy bonitos, pero hay muchos que son momentos de pena, de rabia, de vergüenza y de los que deberíamos tomarnos en serio, trabajarlos y limpiarlos. Limpiar las heridas es muy importante, sino la cicatriz se queda muy fea".

Además, hay también un cambio en la manera de contar las relaciones amorosas, rompiendo y denunciando ese amor romántico que acaba convirtiéndose en amor tóxico. "A las mujeres nos han educado siempre a ser amables, dignas de ser amadas. Y para ser digna de ser amada tienes que ser servicial, servil, incluso tienes que estar por debajo, tienes que dejarte pegar, abusar, maltratar, humillar todas estas cosas, robar en casos artísticos. Creo que es importante hacer novelas en las que se vea que el amor no es eso y que no tienes porque soportar cierto tipo de cosas por amor", insiste la escritora, un referente en el ámbito del fantástico y la ciencia ficción, género que considera imprescindible porque habla del futuro y nos invita a pensar. Además, ha publicado treinta novelas, realistas, criminales, históricas para adultos y para jóvenes, además de unos 70 relatos, fue también profesora de Estudios Hispánicos en la Universidad de Innsbruck, en Austria.

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...