Pablo Lluch, de ingeniero de software a rey de las versiones en Tik Tok

¿Quieres saber cómo sonarían los temas de Rosalía, Miley Cyrus, o Mika versionadas como una banda sonora, cantadas por un coro gospel o formando parte de la 'playlist' de Los Bridgerton? Si la respuesta es que sí, corre al canal de Pablo Lluch en Tik Tok.

Este músico sevillano de 25 años ha conseguido, en solo un año como profesional, acumular más de 86 mil seguidores en Tik Tok, el 'follow' de Rosalía y el 'like' del mismísimo Bizarrap por su versión épica de la sesión número 53: "Me levanté ese día y vi que todos mis amigos hablaban de ella en 'stories', así que me subí a la ola", nos cuenta Lluch. En pocas horas llegó a miles de personas, rozando casi el millón de reproducciones en Tik Tok y los 4 millones y medio en Instagram. Todo un éxito.

Pero todo este éxito no surge de la noche a la mañana. Pablo se formó en música desde pequeño, manejando a la perfección el violín, y sintiéndose muy cómodo con otros instrumentos como el piano, la guitarra o el ukelele. La otra clave es su destreza con la producción y los elementos informáticos, que también forman parte de su creación musical, y de su formación, que dejó por este sueño: "Cuando les dije a mis padres que dejaba mi trabajo como ingeniero de software me dijeron que me lo pensara bien, pero sentí que tenía que apostar por esto, y si al final me iba mal, siempre podía volver", cuenta. "Yo empecé a subir vídeos por las gracias y los 'loles' con 12 años para mis amigos, pero en Tik Tok empecé el año pasado". Fue cuando empezó a tomárselo en serio, buscando ese viral que a muchos creadores se les escapa: "Hay un cambio de mentalidad cuando haces vídeos con intención de que se viralicen, porque hay un código. No es solo hacer un cover, subirlo y ya está".

Eso implica "hacer los deberes", analizando los patrones, las ideas y qué es lo que pide el público porque "si no consumes estas redes y no entiendes los nuevos formatos, es muy difícil hacer contenido", explica. Luego está el proceso de producción musical que comienza sacando la canción al piano "así saco la estructura armónica", después, saca ritmos con el violín, buscando melodías y armonías que encajen: "No te exagero, grabo cien capas" ya que, al final, "es un proceso donde tiro mil cosas al aire y después recojo lo que me va funcionando".

Un proceso creativo complejo y que no siempre funciona tan bien como le gustaría, por lo variable que pueden ser las redes: "Un día puedes tener un vídeo de 2 millones de visitas y otro de 20". Por eso en necesario "tener una coraza fuerte" que ayuda a fortalecer con la propia comunidad de creadores, entre los que están: Jaime Altozano, Sergi Prim, Necko Vidal, Lina de sol o Sara Mostaza. Todos ellos han visto crecer sus carreras gracia a YouTube, Instagram o Tik Tok. Esta última, además, "te deja la capacidad de llegar muchísimas personas sin que nadie te conozca". Algo que con las plataformas clásicas como YouTube no pasaba: "Si no tenías un alto número de seguidores, no importaba lo buenas que fueran tus canciones porque no llegarían a perfiles que no siguieran ya tu canal", por eso Tik Tok "permite que gente que no tiene nada que ver con la industria musical, penetre de una forma súper rápida".

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A Lluch, definitivamente, le han cambiado la vida y le ha abierto las puertas de otros muchos. Entre ellos, una versión musical de La Bella y la Bestia inclusiva "donde Bella es ciega", su propio proyecto musical o, directamente, dirigiendo los proyectos de otros artistas. Aunque su gran sueño sería ser el creador de una banda sonora de película o llevar su historia con las versiones a las tablas de un teatro.