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La reforma del baño tendrá que esperar

Todas previsiones aseguraban una rebaja de los materiales de construcción después de haber disparado su precio en torno al 30% de media durante el 2022. Pero al ladrillo, al hierro, a los azulejos, al acero le está pasando lo mismo que al pan, la leche o las famosas cebollas. Lo que ha subido, de momento, no ha bajado

Reportaje materiales de construcción

Madrid

No hay ni rastro de la bajada prometida. Da igual a quien preguntes. Puedes obtener la respuesta en un pueblo de 200 habitantes de Cuenca, en Zarzuela: "Nos va subiendo. No al ritmo del año pasado. Nos va subiendo poco pero como llevas tanto acumulado, el poquillo ése más incrementa bastante el costo", nos cuenta Juan Antonio, un constructor local.

La respuesta es casi idéntica si quien responde es el consejero delegado de una empresa que factura decenas de millones de euros en la ciudad más habitada del país. Alexandre Abalde es consejero delegado de FTC Obras: "El acero corrugado ha vuelto a subir, el hormigón ha tenido una pequeña subida, el pladur ha tenido también una pequeña subida. De manera que cuando tú pasas una oferta te dicen ¡caramba, qué caro estás! y en cuanto han analizado todas dicen: efectivamente estáis todos muy caros".

Abalde advierte de que muchos clientes no terminan de encargar su proyecto esperando a que pase lo prometido, a que baje el suflé. Y por ahí, -por la rebaja de la demanda- podría venir un enfriamiento de los precios. Pero tampoco llega: "No existe tal bajada. De hecho yo creo que aquí la gente juega al gato y al ratón. Igual que yo paralizo los pedidos a la espera de la rebaja prometida, los almacenes generales hacen un poco lo mismo" cuenta Ramón Echevarría que tiene una constructora experta en reformas integrales y primeras fases y viene de hablar con sus proveedores que están igual que él. Están exactamente igual que el que espera a que se pase el subidón para reformar el baño y la cocina. "Tampoco hay de dónde sacar. Bajas calidades que no es muy correcto pero se hace pero llega un momento que cuando hay estas subidas y se mantienen durante tanto tiempo no tienes de dónde rascar", confiesa este constructor. Es el cliente final el que asume la bofetada. El que debe costear que el ladrillo haya multiplicado por 5 su precio, o que el hierro o el acero se vendan un 50% más caros. Esa gran reforma en casa ya no cuesta 50.000 euros. Ahora ningún presupuesto bajará de los 63.000 con suerte.

Inflación desbocada

Toñi Fernández

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