Adaptarse para sobrevivir
Es previsible que intentemos adaptarnos a la sequía y a todo lo que venga, porque esa es la historia del género humano desde que saltó de la charca primigenia nuestro antepasado
Adaptarse para sobrevivir
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Madrid
Yo ya me estoy adaptando. Ayer me puse una peli antigua de Hitchcock Enviado especial. Solo para darme el gustazo de ver llover y llover y llover. Justo a partir del minuto 24, en una larga y magistral secuencia, los asistentes a un simposio internacional abren sus paraguas; paraguas y más paraguas. Grandes, enormes y negros paraguas, especiales para caballeros rancios. En medio del chaparrón se suceden un ataque, una huida, una persecución, un sindiós bajo la lluvia. Que cae y cae y sigue cayendo, gloriosamente.
Nos adaptaremos, claro que sí. Es previsible que intentemos adaptarnos a la sequía y a todo lo que venga, porque esa es la historia del género humano desde que saltó de la charca primigenia nuestro antepasado, el bichito: adaptarse para sobrevivir. Así es cómo me adapto a escribir mientras mis cervicales se pisan en carrusel, y me adapto a envejecer, como me he adaptado a vivir jugando con las cartas que tenía.
Habréis advertido que repito la palabra estándar y no uso sus sinónimos, tales como: acomodarse, hacerse, conformarse, encajar, amoldarse, servir y consentir, entre otros. Por no citar el "bailar al son que tocan", que también la acompaña.
Porque lo que no voy a hacer es amoldarme ni, desde luego, conformarme con la única lluvia incesante, la de embusteros, gilipollas, electorales o de cualquier temporada, que cae sobre los restos de mi inteligencia.
Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16 de marzo de 1943), más conocida como Maruja Torres, es...