Ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro

Tengo una amiga que hace muy poco casi se topó con el señor Garamendi cuando este salía de su discreto auto tipo berlina, como un Cabify con guardaespaldas, para dirigirse a la sede de la súper empresa Aenor, sita a pocos metros del local del PP en Madrid.

Y este martes le escuché hablando aquí, explicándose con sosiego y campechano tuteo, como el que pide un cortado. Pensé, qué suerte tenemos. Qué suerte la nuestra. Con jefes patronales tan cercanos, tan de ir por la calle que hasta te los tropiezas, tan benignos.

El señor Garamendi transmitía la sensación de estar esperando con santa paciencia a que se nos pasen estas tonterías de la política y las elecciones. Mientras aplicaba paños fríos en la frente de mi amiga, todavía no hay respuesta de la impresión y que ahora le escuchaba conmigo, pensé también en lo injustos que somos quienes este 28 de mayo, tan seguidito a la fiesta del trabajo, votaremos a partidos que defienden nuestros intereses en vez de elevar nuestra mente, como el señor Garamendi, hacia metas mayores.

Cálmate, le dije a mi amiga cuando terminó la entrevista, porque este hombre, le dije, ahora depende de nosotras. Este hombre, por mucho que lo niegue y nombre a las pymes y a los autónomos para parecer un trabajador más, depende de lo que votemos, como tantas otras cosas de nuestras vidas. Como siempre ha sido siempre que hemos podido, claro.

Ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro.