Rusia ha acusado este jueves a Washinton de estar detrás del ataque ucraniano al Kremlin y de otros atentados en territorio ruso. «Sabemos que las decisiones sobre los atentados no se toman en Kiev, sino en Washington», ha afirmado el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa telefónica diaria. Estados Unidos «decide los objetivos y los medios, y Kiev ejecuta», ha sostenido. El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha instado a Rusia a “no utilizar como excusa” el supuesto ataque con drones contra su presidente, Vladímir Putin, del que acusa a Ucrania, para continuar la escalada de la guerra de agresión contra ese país. “Hacemos un llamamiento a Rusia para que no utilice este supuesto ataque como excusa para continuar la escalada de la guerra”, declaró Borrell ante la prensa a su llegada a un Consejo de ministros de Desarrollo de la UE, preguntado por ese suceso. El ataque con drones contra el Kremlin que se produjo en la noche del miércoles que ha denunciado Rusia ha generado dudas por la falta de pruebas, la secuencia en que Moscú informó del incidente y la aparente facilidad con la que los aparatos aéreos no tripulados burlaron la defensa antiáerea de la capital rusa. El Kremlin no difundió imágenes del ataque, pero en redes sociales rusas se difundieron varios vídeos que capturan supuestamente el momento del incidente. Según este material visual, un primer dron voló desde el sur de la capital hacia el Kremlin y explotó sobre la cúpula del Palacio del Senado a las 2:27 hora local, según el reloj de la torre Spasskaya. Un segundo dron, aparentemente procedente del este de la capital, explotó en el mismo lugar a las 2:43 hora local, 16 minutos después. La Presidencia rusa solo ha publicado en torno a las 14:35 hora local un comunicado en la página web del Kremlin, es decir 12 horas después. Pese a los vídeos que se grabaron de madrugada no había trascendido nada. Minutos antes del comunicado, la Alcaldía de Moscú había informado de que prohibía el uso de drones sobre la capital. En el comunicado la Presidencia acusó a Ucrania del ataque y que el objetivo fue asesinar al presidente, Vladímir Putin, que apenas pernocta en el Kremlin y prefiere trabajar desde la residencia de Novo-Ogariovo, en las afueras de Moscú. En opinión del Kremlin, el ataque «terrorista» se produjo a propósito en vísperas del Día de la Victoria y del desfile militar del 9 de mayo en la plaza Roja. Rusia amenazó además con represalias a Kiev. Pero Moscú no ha presentado pruebas de sus acusaciones. Ni imágenes, ni fotografías de restos de los drones, ni tampoco detalles sobre su origen o fabricación. El presidente Volodímir Zelenski, aseguró que Ucrania «no ataca a Putin ni Moscú» y que «solo lucha en su territorio». Uno de sus asesores, Mykhailo Podolyak, tuiteó que puede tratarse de un ataque de falsa bandera para justificar un gran ataque contra Ucrania o del trabajo clandestino de la «resistencia local». Ningún grupo ha reinvindicado el ataque hasta el momento. Putin aún no se ha pronunciado. Tampoco el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. Sí se han mostrado furiosos el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, que pidió el uso de armas capaces de destruir «el régimen terrorista de Kiev», y el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, que llamó a «eliminar físicamente» a Zelenski. Ucrania posee drones de su fabricación (UJ-22 de Ukrjet) que pueden recorrer una distancia de 800 kilómetros. La distancia de la frontera ucraniana al Kremlin son unos 450 kilómetros en línea recta. Pero hasta ahora no se ha informado de que hubieran sido equipados con carga explosiva y son fácilmente detectables. Uno de estos UJ-22 cayó en febrero 10 kilómetros al sur de Moscú. La empresa estatal Ukroboronprom anunció a principios de año que produjo el primer modelo de un dron con un alcance de mil kilómetros. Una opción es que hayan sido lanzados desde Rusia, según la versión ucraniana. Podrían utilizarse drones FPV sin receptor GPS, según expertos militares, pero los vídeos apuntan a un vehículo bastante grande que sería difícil lanzar desde la capital sin ser detectado. Según imágenes geolocalizadas de enero, Rusia ha desplegado sistemas antiaéreos Pantsir cerca de Moscú para crear un círculo defensivo en torno a la capital y el país cuenta supuestamente con potentes sistemas de lucha radioelectrónica. Cualquier turista o ruso que haya pasado por la plaza Roja cuando Putin estaba en el Kremlin sabe que sus navegadores apuntan de repente al aeropuerto de Vnúkovo. En todo caso, el incidente supone un golpe a la contrainteligencia rusa y evidencia errores en la organización de la defensa antiaérea y la lucha radioelectrónica en dirección del Kremlin. Ucrania apunta a que puede haber sido la propia Rusia. Podolyak ha reiterado que se trata de una «puesta en escena». El Instituto estadounidense para el Estudio de la Guerra (ISW) afirma que la respuesta «coherente y coordinada del Kremlin al incidente sugiere que el ataque fue preparado internamente de tal manera que los efectos políticos previstos superan la vergüenza». El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo la víspera que «todo lo que sale del Kremlin hay que tomárselo con mucha cautela».