"El insulto nos libera esa pequeña válvula de la olla a presión que somos"
Un experto asegura que los tacos y los insultos "tienen un capacidad de síntesis absoluta de la idea y la idea es que estás por debajo, que eres tonto"
El insulto se hace eco en distintos espacios. En los campos de fútbol, en los videojuegos, o en distintos ámbitos de la vida cotidiana, entre otros. Hay para quienes no es apto utilizarlo en contextos laborales o con personas ajenas. Sin embargo, otros introducen el taco como una palabra más de su vocabulario habitual.
Escuchar tacos e insultos es algo habitual en España. Gilipollas, imbécil y cabrón/cabrona son los tres insultos más utilizados por los españoles, con alguna pequeña variación según la comunidad autónoma. En este contexto, varios estudios científicos revelan los efectos positivos que tiene el decir tacos. Y definen a este último como "un medio excepcionalmente poderoso de expresión emocional y de lograr relaciones interpersonales, tanto positivas como negativas".
Jon Andoni Duñabeitia es Director del Centro de Ciencia Cognitiva de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija y experto en palabras tabú ha querido hacer una distinción entre el taco y el insulto. "El taco es una palabra malsonante, una palabra tabú que decimos en un momento determinado para liberar un poco de presión", ha explicado Duñabeitia. Mientras tanto, el insulto tiene un componente de ofensa. "Se lo decimos a algo o a alguien porque queremos atacar", ha apuntado el experto.
Tanto insultar como decir tacos, así como insultar a algo e insultar a alguien, sirven para descargar. Culturalmente son palabras que no están bien vistas pero que, a su vez, se pronuncian de una forma muy habitual. "Nos libera esa pequeña válvula de la olla a presión que somos y entonces nos permite estar un poco más tranquilos", ha comentado.
El tipo de insulto que se utiliza es algo muy personal. "Hay gente que insulta con una calidad lingüística alucinante", ha apuntado Duñabeitia. De esta forma, hay gente que tienen una capacidad asombrosa para juntar dos palabras y crear un insulto de la nada. Pero esto no es la tónica habitual. En palabras de Duñabeitia: "al final parece que somos muy constantes o consistentes en los insultos que utilizamos cuando nos ocurre algo y necesitamos soltar esa presión y consistentemente acabamos con el sota, caballo, rey, con el gilipollas imbécil cabrón y en ese orden", ha expresado.
"Tienen un capacidad de síntesis absoluta de la idea y la idea es que estás por debajo, que eres tonto"
El insulto como elemento descriptivo es también algo muy útil. Son palabras de referencia que sirven para describir un comportamiento concreto sin necesidad de construir una nueva oración para ello. "Tienen un capacidad de síntesis absoluta de la idea y la idea es que estás por debajo, que eres tonto", ha asegurado Duñabeitia. Todo el mundo sabe el significado de los insultos. Y los niños y niñas, cuando pronuncian alguna de estas palabras, lo hacen por el significado que ellos les asocian. "Cuando recurrimos a los insultos de los niños, el bobo o el tonto, lo hacemos porque son palabras que desde pequeñitos hemos escuchado y nos las han prohibido", ha señalado el experto.
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