De jabalí a conejo

Barcelona

De pasear como agresor a sentirse acosado. De fardar de verdugo a quejarse como presunta víctima. De jabalí a conejo. Esa es la transformación que plasma el deslucido Día de la victoria bolchevique contra los nazis. Esto es Putin: la antes peligrosa fiera es ahora un tembloroso Bugs Bunny. El jabalí lanzaba missiles a hogares, centrales eléctricas, hospitales; amenazaba con armas nucleares a quien conviniese; aumentaba todas las semanas su desafío retórico. Insipiraba  terror.

Y ahora resulta que solo exhibe ¡un tanque! en la plaza Roja. Que el personal la deja vacía. Que en decenas de ciudades se canceló el desfile. Las truculentas amenazas se convierten en frases de payaso torpe.

Cuando le arañaron, el jabalí se convirtió en conejo. Los orates de Wagner le robaron el sueño. Los patriotas de Zelenski le desafiaron como David a Goliat. Y hasta Pekín desconfía. Un dron en el Kremlin ilumina cómo está, de desnudo. El conejo no sabe dónde esconderse. Puede causar aún mucho daño, pero está tocado y solo acierta a dañarse a sí mismo. Adiós Vladimir, eras un espejismo.