La risa lo cura casi todo

Madrid

Debe de ser por la polarización, o por la huelga de guionistas de Hollywood. El caso es que me estoy riendo sola. Algunos de los mejores momentos son aquellos en los que una se ríe a solas. Es un ejercicio de salud mental que recomiendo siempre, así como el de cantar, y no sólo en la ducha.

Me río ahora por esta tontería que me ha dado. Y me río también, por asuntos de la memoria, meteduras de pata de tamaño gigantesco, ridículos propios y ajenos, sofocones inesperados y descubrimientos asombrosos. Una se ríe por felicidad y por malicia; mirando alrededor y mirando hacia adentro. Y por lo que cuesta manejarse bien cuando una tiene la misma edad que el único tanque que desfiló ante Putin el día de la Victoria. Una se ríe hasta contemplando a Putin, que ya es reír. Y una canturrea todo tipo de tonadas, mientras se ríe como si guardara un secreto.

Porque reír y cantar a solas, aparte de oxigenar el cerebro, es lo más parecido a sentir que se ha llegado al fondo, allá donde reina la sensatez de reírse de todo, tratando de hacer el menor daño posible.

Sin duda. Es culpa de la polarización y de la huelga de guionistas.

Pero reíd y cantad siempre.