Laura Piñero: "En los 80 ya se hablaba de chochos voladores, no demonicemos el reguetón"

"Hoy en día, no tengo buen concepto del negocio discográfico, ha cambiado mucho. El artista ha perdido valor económico por su trabajo. Las compañías viven un momento dorado porque se quedan prácticamente con todo lo que se genera del streaming. Muchos músicos están cansados del panorama actual. Nadie está en contra de las plataformas, pero se ha dejado de cobrar mucho dinero por estar en ellas. Ya no es nuestro negocio. Para el 98 % de los artistas grabar un disco se ha convertido casi exclusivamente en una demostración de que se está activo, sirve de excusa para subir a un escenario. Necesitas millones de escuchas para poder recibir algo de dinero. Ahora mismo a las compañías solo les interesan los artistas que tengan miles de seguidores en redes, la parte romántica del cazatalentos ya no existe, se premia al que tiene mejor radar".

Esto le ha contado Nacha Pop a Laura Piñero. Compañera de La Ventana y colaboradora de La Hora Extra, Laura acaba de publicar Aquellos años accidentales, en Libros Cúpula, sobre DRO, la discográfica independiente que lo cambió todo. DRO es Discos Radiactivos Organizados, absorbida por Warner en 1992. Han acogido a bandas tan dispares como Loquillo, Gabinete Caligari, Siniestro Total, Hombres G, Celtas Cortos, Extremoduro, Los Rodríguez o Duncan Dhu. La historia de todas ellas las ha recogido Laura en este libro en el que lleva trabajando años. Lo que iba a ser un reportaje para la radio, casi acaba siendo un documental y ha desembocado en este libro, de momento.

Una historia que escuchó por casualidad, en una fiesta tras un concierto de Coque Malla, en el que miebros de DRO le contaban a las nuevas generaciones su paso por la discográfica. Ese es el espíritu de este libro, cuyo prólogo firma Iván Ferreiro: "DRO era la compañía del pop español donde se encontraban artistas y había charlas increíbles con gente increíble". Es algo que destacan muchos de los que hablan con Laura, ese lugar de encuentro entre diferentes muchas veces. Y es la apuesta de la periodista, la de la convivencia entre lo independiente y lo más mainstream, entre aquellos años de pop y rock con la industria de hoy, volcada en la música urbana y el reguetón.

Aquellos años accidentales es una historia de sueños, de éxitos y fracasos. De amistad, amor y de relaciones laborales dentro de una industria muy precaria, con pequeños márgenes. "Muchas heridas, aunque los años lo dulcifican casi todo", escribe Laura. Guerras añejas, egos heridos, pero nuestra compañera tiene esa distancia temporal, como firma el periodista musical Diego Manrique, para poder contar hoy estas historias sin tomar parte, desde fuera, poniendo voz a un montón de personas y personajes en principio secundarios, nunca conscientes de los años que estaban viviendo, de cómo lo cambiaron todo en este paós. "Esta es la historia de unas personas a las que les gustaba la música y montaron una compañía de discos". Jóvenes trabajadores, músicos autodidactas cuya única aspiración, a priori, era pasárselo bien.

Un retrato a su vez maravilloso de la España de finales de los 70 y principios de los 80, que puede cautivar a cualquier lector, aunque desconozca por completo o le resulte ajena la historia de la industria discográfica española. Una radiografía social y política de cuando la sociedad todavía era gris y las letras había que enseñarlas en comisaría. Un país que estaba cambiando, con grupos y jóvenes que no querían un mundo gris. Eran unos años locos, en cuanto a cómo eran los conciertos, la valentía, lo arriesgado, lo provocador y polémico. Sexo, drogas y rock and roll se respira en las páginas de este relato. 500 páginas bien documentadas de historias y entrevistas personales a los responsables de los negocios alternativos del momento y voces imprescindibles de nuestra industria, tejidas con una maestría que cautivará al lector. De todo ello hemos conversado con Laura Piñero en la entrevista.