Turquía, más equilibrada
Así que la democracia militante no puede cantar victoria. Pero tampoco ha sufrido una derrota humillante. Hay más partido
Turquía, más equilibrada
Barcelona
No es probable que dentro de quince días gane en Turquía el líder centrista Kemal Kiliçdaroglu frente al autoritario islamista Recep Erdogan. Aunque solo les han separado cinco puntos, el actual presidente puede absorber más votos de los nacionalistas radicales que han quedado terceros. Y además, ganar estrenándose como líder al partido consolidado en más de veinte años de ejercicio del poder sería una hazaña notable. Especialmente porque hablamos de Turquía, que no es una dictadura, pero sí una democracia autoritaria: baste saber que de cada once minutos políticos de televisión, diez han ido para Erdogan, y solo uno para su oponente. Así que equilibrar ese desequilibrio de partida ya es muy meritorio.
Es verdad que la situación económica favorece al descontento. La inflación acabó en el 63% en 2022, y la lira turca se depreció un 44%. Pero hasta ahora la oposición había acudido a las urnas muy fragmentada, excepto en las municipales, y sobre todo, en las grandes ciudades. Y ahora, acabe como acabe la segunda vuelta, la posibilidad de una alternativa ha tomado cuerpo. O sea que a Erdogan le será más difícil gobernar como hasta ahora, despreciando a las instituciones, mofándose de la minoría y ejerciendo una gran dureza con el pueblo kurdo. También tendrá que calcular mejor sus chantajes a los socios occidentales, por ejemplo su negativa a admitir a Suecia en la Alianza Atlántica. Y medir con más exactitud sus actitudes hacia la Rusia de Putin.
Así que la democracia militante no puede cantar victoria. Pero tampoco ha sufrido una derrota humillante. Hay más partido.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...