Lina Meruane, la escritora chilena que regresó a Palestina
La escritora chilena publica 'Palestina en pedazos', un ensayo íntimo sobre la memoria familiar y política de una chilena nieta de emigrantes palestinos que regresa al origen

Lina Meruane / Lorena Palavecino

Hay pocos espacios donde disentir, discutir, hablar y pensar. El último libro publicado en españa, de la escritora chilena Lina Meruane es una invitación a todo ello. Es un lugar fuera del tiempo y el espacio que permite pensar. Palestina en pedazos, publicado por Random House, viene gestándose desde hace mucho, en 2000 y a partir de una serie de sucesos fortuitos que hicieron que la escritora de títulos como Las infantas, empezara a indagar en su identidad palestina.
"Me di cuenta de que necesitaba conocer la historia familiar", nos dice en una entrevista en la Cadena SER. Meruane es nieta de abuelos palestinos, que cruzaron medio mundo para asentarse en Chile, donde reside una de las comunidades palestinas más grandes del mundo. Ella nació en el país andino, pero no ha dejado de viajar, de cambiar de residencia, como cuenta en este texto que es en realidad un compendio de tres libros. "Hice ese viaje con mi familia al pueblo donde llegaron mis abuelos. Hice una reflexión sobre la lengua y las palabras que usamos para contar el conflicto. Tuve que profundizar en la historia palestina, en el conflicto, para poder entenderlo y poder contarlo. El libro iba pidiendo, porque mis preguntas necesitaban una respuesta". Ni los abuelos, ni sus hijos regresaron nunca a un territorio que pasa a formar parte de un relato familiar.
La autoficción cobra nuevos vuelos bajo la pluma de Meruane. "Es un texto híbrido que va combinamos crónica de viaje, memoria familiar, ensayo político, reflexiones sociológicas y lingüísticas. No fue algo planificado de esta manera sino que fui echando mano de lo que iba necesitando. Tengo una formación multidisciplinaria, estudié sociología, fui periodista, soy escritora. Me muevo por distintos materiales que fui usando a medida que los necesitaba", cuenta sobre el modo en que se superpone estilos y géneros en un libro que es íntimo y político a la vez.
Esa historia familiar del migrante, del exiliado, tiene aristas, como las del griego Kallifatides viviendo en Suecia, marca el presente y el futuro de los hijos y nietos. Se dio en la familia Meruane, algo similar a lo que ha pasado en muchas familias españolas, supervivientes de la Guerra Civil, o incluso en muchas víctimas del Holocausto. No se habla, se olvida. "En mi familia lo que se rescató eran las historias divertidas, las anécdotas. Esas sí las conocía, pero las cuestiones más duras, como el relato del viaje que fue con pobreza y dificultad, de asentamiento y discriminación, todo eso no se traspasó familiarmente".
Sin embargo, no es tanto el silencio de los que sufrieron, como la timidez de los que no preguntan "Yo me encontré con la dificultad de conocer ese contexto que vivieron mis abuelos y cómo fue cambiando la situación de los migrantes palestinos en Chile. Me requirió hablar con mi familia y también ir estudiando el tema, recogiendo testimonios para entender cómo vivía esta comunidad y qué presiones tenían. Es interesante porque una no sabe porque no ha preguntado. Yo no había preguntado, no había hecho las preguntas que valía la pena hacer. Hay una serie de procesos en los que hay olvido, hay relato, hay falta de preguntas, hay timidez, hay dejar atrás", cuenta la escritora.
El libro es un viaje por la memoria familiar y personal, pero también es un viaje físico a los territorios palestinos. Un viaje que pasa por un interrogatorio extremo en el aeropuerto de Heathrow en Londres y acaba visitando el lugar donde sus abuelos nacieron. "Cuando hago el cruce migratorio en el aeropuerto de Heathrow me doy cuenta de que soy reconocida como palestina y que esa identidad está problematizada, es una identidad terrorista. Emerge con mucha fuerza en una situación que me violenta mucho. No emerge en términos nostálgicos, como que ganas de recuperar la casa de los abuelos, sino muy pegada a la causa política, a la causa palestina, porque me impacta muchísimo estar en ese lugar, la situación de los palestinos y pensar que si mis abuelos no hubieran migrado, esa sería mi situación hoy".
Ese momento en el aeropuerto enlaza con otro acontecimiento que vivió antes, los atentados de las Torres Gemelas. Le pilló en Nueva York, acaba de llegar como estudiante de doctorado y se enteró, como muchos, por televisión. "Lo más impactante que es que algunos canales de televisión emitieron su propio juicio montando a niños palestinos celebrando algo o Arafat. Estaban elaborando que era un ataque palestino. Eso me hizo darme cuenta de que yo no solamente era una migrante latinoamericana, sino que portaba un apellido árabe y palestino. Es la primera vez que pienso en mi palestinidad como problema. En Estados Unidos comprendí que había una cuestión geopolítica que me ponía a mí en cuestión. Fue la primera señal y fue un momento importante porque ahí queda esa marca", recuerda Meruane.
La identidad es quizá el gran paradigma de nuestro tiempo. Sociedades líquidas, que se abren a todos los espacios y esferas, pero que a la vez se vuelven individuales. La tensión es constante. "Hay una tensión muy grande entre definir las identidades, las nacionales y étnicas pero también las de género, y al mismo tiempo, hay un deseo de olvidarse de ellas o minimizarlas", dice la autora. "Hay una tensión y a veces pensamos con una cierta ligereza lo bonito que será quitarnos esas identidades, pero cuando no sabemos cuál es nuestra identidad o esa identidad se pone en tela de juicio entonces necesitamos asirnos a ella. Pienso en el caso Palestino, que como no tiene estado su identidad está en tela de juicio y necesita tener esa identidad", añade.
El libro está inspirado en la obra de la autora judía mexicana, Margo Glantz, con su libro Las genealogías. También está la voz de autoras judías que se han enfrentado al discurso hegemónico sobre Israel, como Susan Sontag o Judith Butler. "Hay una parte del mundo judío, que no es lo mismo que el mundo israelí, que es de izquierdas, crítica con las políticas del estado y que diferencia ser judío o judía y estar de acuerdo con esas políticas. Esa distinción es muy importante, porque permite pensar la idea del antisemitismo de otra manera", explica. Además, hay refutaciones de la obra de intelectuales que han hablado del conflicto. Se menciona a Edward Said y a Noam Chomsky. También a Vargas Llosa. Se muestra crítica con escritores israelíes como Amos Oz y David Grossman.
"Me interesa esa forma contemporánea del ensayo en la que uno conversa con otro. Pienso los textos escritos como si fueran parte de una conversación en la que me permito disentir, preguntar, responder, cuestionar como en cualquier conversación. Esto es productivo porque yo no tengo respuestas, tengo muchas preguntas y reflexiones. A pesar de que soy crítica con muchas de estas voces, también es el lugar para generar esa conversación que falta en un conflicto, donde se polarizan tanto las posiciones que es difícil encontrar un lugar para el disenso. Aunque sea tensa esa conversación, debe darse", una conversación que la política y la diplomacia parecen no poner en práctica, pero que la escritura, la literatura pueden lograr, parece decirnos este luminoso ensayo íntimo.
El viaje tuvo efectos positivos en la familia, cuenta Meruane. "La interrogación sobre la migración palestina y la identidad palestina me acercó a mi padre y a mis tías, se estableció una conversación que se abrió a mi hermano y a mis primos. Fue algo muy bonito. Mi padre se había resistido a ir a Palestina y una vez leyó el libro, decidió ir y conocer a sus primas. Gracias a las redes sociales mantenemos ese vínculo. Siento que hice de puente".

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




