Pedro Almodóvar: "Por favor, que las izquierdas se reúnan de una vez y dejen de pelearse"
El director español presenta en Cannes el cortometraje ‘Extraña forma de vida’. Sobre la espinita de no dirigir 'Brokeback Mountain', los melodramas, el homenaje al western, un reparto de guapos y las campaña electoral charlamos con él
Cannes
El cine de Pedro Almodóvar nunca ha dejado de lado la realidad social del país que habitaba. Aunque sus formas se hayan ido depurando y envolviendo en el color, el melodrama, sus historias y referencias no han dejado de lado las cuestiones palpitantes del país donde habita. El western Extraña forma de vida, uno de sus últimos caprichos, como lo define el director, habla de una masculinidad tosca que quiere salir de esa etiqueta, para ello elige el género más masculino por excelencia, el western, y el melodrama y añade erotismo y cotidianidad a la historia de amor de dos vaqueros crepusculares. “Escribí un microteatro de dos vaqueros que despiertan y la habitación está toda desordenada. Se nota que han tenido una noche muy animada y hay una reacción totalmente opuesta de cada uno con respecto a esa noche orgiástica de alcohol y de sexo”, explica en una entrevista en la Cadena SER.
Si su cine no ha dejado de lado el contexto social, su director nunca ha dejado de preocuparse o de opinar sobre el momento político que vivimos. “No sé lo que dice este corto del momento actual, pero sí sé lo que quiero decir yo: ‘Por favor, que las izquierdas se reúnan de una vez”, pide Almodóvar en el Festival de Cannes, donde el cortometraje participa en Sección oficial. “Que piensen en lo que tienen en común, porque algo tienen en común, si no, no lo llamaríamos las izquierdas. Que dejen de pelearse, porque si no van a tener una responsabilidad histórica tremenda, que es que la peor derecha nos va a gobernar y este país no puede permitírselo. Y además creo que sería injusto con la política que ha hecho Pedro Sánchez. El gobierno de Pedro Sánchez ha podido equivocarse en cosas, pero ha sido un gobierno muy social, ha subido los salarios, ha sacado a Franco de un lugar donde han pasado 40 años para que alguien lo hiciera”, añade el director que va a estrenar en cines el cortometraje justo dos días antes de las elecciones municipales y autonómicas.
Extraña forma de vida ha reunido a Pedro Pascal y a Ethan Hawke. “He tenido una suerte tremenda con ellos”, dice de ambas estrellas que son los protagonistas del filme. Dos vaqueros que se conocieron en una banda de forajidos de jóvenes y que tuvieron una tórrida historia de amor. Tras años sin verse y un desierto que los separa vuelven a encontrarse.
"Un rumor confirmado”, dice de la propuesta para dirigir Brokeback Mountain, el western de dos vaqueros gays que, finalmente, dirigió Anne Lee. “Esperaron hasta que me decidiera por lo menos tres meses. Y después de esos tres meses yo decidí que no”. Ahora se ha lanzado, en inglés y con un género que, a priori, puede parecer lejano en su filmografía. “Hay dos apariciones de western en mis películas, uno es Jonnhy Guitar, que rompe esa regla del western como un género macho, aunque en él las protagonistas son mujeres, pero son chicas suficientemente masculinas. Y luego está Duelo al sol que aparece en Matador, y que es un western, pero sobre todo es un melodrama desaforado, que es lo que a mí me gusta”. Se le ilumina la cara al hablar del melodrama, el género que ha retorcido y con el que ha jugado en todas sus películas y que inserta en su western. “El cine y el western dio una épica a la cultura americana que hasta ese momento no tenían. Nosotros tenemos La Ilíada, La Odisea, a los griegos, a los romanos, tenemos muchos siglos antes de nosotros. Pero ellos no”.
“A mí de pequeño no me gustaban las películas de pistoleros y de indios. Tampoco me interesaba las películas bélicas. Lo descubrí ya de mayor, con más de 20 años, cuando empecé a ver todo Ford, Howard Hawks, Sam Peckinpah, etc, es un género que me gusta muchísimo, me interesa muchísimo”. Ese interés y el encuentro con una novela que leyó en los noventa, El hombre que se enamoró de la luna, de Tom Bower, fueron el germen de este relato que tenía escrito en su ordenador, como tantos otros y que sacó ante la propuesta que le hizo el director creativo de Yves Saint Laurent para rodar un corto. “Es un título muy feo, pero la novela es maravillosa. Cuenta la fiebre del Oro en el siglo XIX y presenta a una comunidad nativa donde hay indios homosexuales que eran la élite social. Es muy interesante. Eran maestros que educaban a los niños y había también cowboys homosexuales y, a la vez, un grupo de mormones intentaban desactivar todo eso. Era una historia muy violenta y a la vez con muchas cosas nuevas respecto a la sexualidad”.
En un año en el que se ha hablado, y mucho, de cómo Chantal Akerman conquistó para el cine el día a día de lo doméstico, Almodóvar conquista para el western la sexualidad de dos hombres y también esa vida cotidiana, hacer la cama, abrir un cajón, coger unos calzoncillos… Quitarle épica al género y también a la propia masculinidad. “Ese hombre se hace la cama y se hace la comida. Hace cosas que en el western hacían los personajes secundarios femeninos, las labores de la casa”, dice el director.
Almodóvar rompe estereotipos de un género que ha configurado el relato épico de la fundación de Estados Unidos y el capitalismo, pero también de una masculinidad hegemónica hasta hace bien poco. Dice el director manchego que el western está más de actualidad que nunca y que están siendo las directores quiénes lo han reactualizado. Cita a Chloe Zhao y The Rider, a Jane Campion y El poder del perro y a Kelly Reichardt y First Cow. “Creo que hay un terreno muy amplio para explorar todavía en el género y esa es la parte que a mí me ha atraído”.
El desierto separa a dos amantes que, durante 25 años no saben nada el uno del otro. El encuentro es violento, romántico, erótico, pero también dramático. “Es una relación sexual, evidentemente. No he construido imágenes físicas eróticas. Está en el comportamiento de ellos y en cómo se miran y en cómo se hablan. Se miran con deseo, pero los dos tienen unas segundas intenciones. Jake (Ethan Hawke) sabe que al día siguiente va a salir en busca de un asesino que es el hijo de Silva (Pedro Pascal). Y Silva ha ido para intervenir en favor de su hijo”. Ese es el drama de la pareja.
En esa noche hay momentos para mirar al pasado y Almodóvar ofrece un flashback con una de las escenas más sexis del año. “Es un homenaje a Grupo Salvaje. En esa escena en que entra el grupo con unas putas mejicanas y empiezan a tirotear las tinajas y se emborrachan, únicamente que no terminan como yo termino”. Un erotismo cuidado y medido, según el director: "Me da apuro rodarla. He rodado muchísimas escenas eróticas y escenas eróticas entre hombres, pero con el tiempo me he ido volviendo un poco más tímido”, reconoce el autor de La Ley del deseo.
El cine de Almodóvar es un cine hecho y basado en conseguir algo genuino de dialogar con géneros, disciplinas, referencias. En mezclarlo todo. “Cuando empecé a trabajar en cine en el 79, que es el estallido de lo que después se ha llamado la Movida. Fue una época que se caracterizaba por que todo lo que te gustaba era lícito. Es lo que se llamaba posmoderno que que es un movimiento ecléctico, donde de acuerdo con tus gustos, que a veces son contradictorios, tú elaboras un producto que después consigue ser original a base de autenticidad, porque son pulsiones auténticas. Yo, desde el principio, he mezclado todo. Incluso en Laberinto de pasiones, la ciencia ficción. Los géneros, yo no los he respetado. La única vez ha sido en Mujeres al borde de un ataque de nervios, que es la única comedia pura que he hecho. En todas las demás había mucha mezcla de melodrama o de noir o de otros elementos”, explica sobre una de las características de su cine.
“En esta es en la que menos he tratado de mezclar, por aquello de que es un género masculino, pero sobre todo americano. Se lo inventaron ellos. No quería que me dijeran que había anacronismos”. Por eso, ha buscado y rebuscado en referencias. Por ejemplo, encontró una chaqueta verde similar a la que luce el personaje de Pedro Pascal en una película de Anthony Mann, Tierras lejanas. “Cuando vi esa chaqueta dije, esa es para mí, porque es el único toque de color que podía dar. Es que a lo largo de décadas, los vaqueros visten de un modo casi idéntico”. La chaqueta, las mantas de rayas que llevan los caballos, la luz y el azul del cielo, es el color que Almodóvar inserta en el filme donde homenajea a los grandes directores americanos. También a pintores como Georgia O’Keeffe o Maynard Dixon que reflejaron en sus cuadros ese paisaje fronterizo, árido y vívido a la vez.
Después de su paso por Cannes, Almodóvar tiene trabajo. Prepara su próxima película. “Tengo muchas ganas de rodar. Muchas. Pero me está costando, tengo que reunir a dos actrices en Nueva York. He localizado ya y todo, pero vamos a tener que retrasarlo. Yo podría empezar ahora mismo a trabajar, pero están trabajando. Es que las chicas que elijo son muy trabajadoras”, dice misterioso sobre su próxima película, aunque reconoce que está escribiendo además otros dos guiones. “Temo enamorarme de uno de ellos”.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...
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