El cine en la SER
Cine y TV | Ocio y cultura

Cannes 2023 | 'Creatura': Elena Martín se atreve a explorar los miedos sexuales de las mujeres desde la infancia

La directora Elena Martín presenta en la Quincena de Realizadores de Cannes su segunda película, una historia que examina los tabúes sobre sexo femenino y el deseo de las mujeres

Fotograma de Creatura, de Elena Martín, presentada en el Festival de Canes de 2023 / cedida

Cannes

La educación sexual para evitar represión en los niños, para evitar ejercer ese control que señalaba Foucault, es también algo que ha cambiado. "Yo no soy madre, pero tengo amigas y amigos que lo son y se están empezando a plantear estas preguntas. Seguramente es la primera generación que lo verbaliza y seguramente había gente antes que también lo hacía", reflexiona. "Lo que intentamos contar en la película es que esto viene de que tú has vivido una represión y tienes unos miedos y unos tabús y una manera de leer el contacto físico que tiene unas connotaciones que un niño no suele tener. Entonces nos planteamos por qué nos han enseñado a proteger a los niños, a asustarnos. ¿Hay algo entre medias? ¿Cómo podemos reeducarnos para poder acompañar mejor todo esto y a la vez proteger?", se pregunta la directora de Julia Ist.

Nerea Barjola explica a la perfección cómo el terror sexual hizo que las propias mujeres escondieran sus deseos y su cuerpo ante el miedo a que les pasara algo de fiesta o en un lugar público. Ese modus operandi afectó a varias generaciones que empezaban a disfrutar de la libertad sexual en los ochenta y noventa y que tuvieron el crimen de Alcàsser como punto de inflexión. "Es algo que vuelve a estar muy vivo con todas las noticias de violaciones grupales y es algo que, obviamente, es muy importante que esté en las informaciones, para concienciar y reeducar. Pero también muchas veces se utiliza de una forma morbosa y, es cierto, que como generación tenemos esto muy incorporado".

"Hemos estado mucho tiempo escribiendo porque era un guion muy complejo en el que intentábamos huir de estructuras convencionales y buscar la amplitud que tiene la película", explica Elena Martín. La película evita contar la historia con una narración convencional, donde el personaje tiene que solucionar un conflicto y luego llega el desenlace. "No queríamos un momento muy climático, efectista o lo que sea, sino que hemos intentado ser fieles a a la búsqueda que en el proceso de escritura se dio", insiste la autora.

La actriz y directora andaba haciendo una performance con amigas donde el cuerpo estaba en el centro y surgieron conversaciones en torno al deseo y al cuerpo. "Me interesó el tema y pedí ayuda a una terapeuta, Berta Clavero, para que me informara sobre el tema y empecé a investigar sobre la sexualidad infantil y, poco a poco, se fue formando la idea de hacer la película". Un proceso de documentación muy intenso: "¡Podría haber hecho un documental o una tesis! Pero decidí que no, que quería hacer una ficción, que quería que fuera una historia que pudiera llegar a la gente, que pudiera ser accesible y que pudiera abrir debate". cuenta Martín que hace vivir a los espectadores ese debate que ella tuvo con sus amigas y que deberíamos tener con nosotros y con nuestros cuerpos y también con nuestras familias. "Me di cuenta de que ese el reto y estoy muy contenta de cómo ha salido".

Creatura hace revisar nuestra infancia y adolescencia y el trato y la relación con nuestro cuerpo y la sexualidad. "Cuando hicimos proyecciones de la película durante el montaje invitamos a gente de distintas generaciones. Uno de los últimos pases fue con una mujer de 70 años y con unos chavales de 15. Yo les pregunté si se habían sentido representados y todos dijeron que sí. También la mujer de 70 años que dijo que era su adolescencia. Pensé que eso muy fuerte, porque estábamos hablando de algo actual que no había cambiado".

Más que un cambio generacional, la directora cree que esto se debe a un cambio histórico. "Yo siento que a mi alrededor hay muchas mujeres que ha llegado una edad en la que están intentando hacer revisión, pero creo que es más un momento histórico que generacional, porque yo lo veo en mi madre que se hace preguntas y en amigas que tengo más mayores, que se hacen preguntas también".

Uno de los temas más transversales es la relación entre padres e hijas y entre madres e hijas. Lejos de acercarse a visiones lacanianas o freudianas, Elena Martín, muestra simplemente pequeños detalles sutiles de cómo cambia la relación cuando esas niñas crecen y sus cuerpos empiezan a desarrollar los órganos sexuales. "Tenía muchas ganas de hablar de esto, porque durante el proceso de entrevistas que hicimos a varias personas para construir el personaje, mucha gente, muchas mujeres nos hablaban de de la relación extraña que tenían con sus padres, relación de atracción y de rechazo, muy extraña", explica Martín que investigó sobre ese cambio vital. "Es difícil relacionarse cuando los hijos crecen, justamente por el miedo a que no se puede malinterpretar una situación, y esto genera un elefante en la habitación tan fuerte. Y para mí ha sido muy divertido jugar".

La educación sexual para evitar represión en los niños, para evitar ejercer ese control que señalaba Foucault, es también algo que ha cambiado. "Yo no soy madre, pero tengo amigas y amigos que lo son y se están empezando a plantear estas preguntas. Seguramente es la primera generación que lo verbaliza y seguramente había gente antes que también lo hacía", reflexiona. "Lo que intentamos contar en la película es que esto viene de que tú has vivido una represión y tienes unos miedos y unos tabúes y una manera de leer el contacto físico que tiene unas connotaciones que un niño no suele tener. Entonces nos planteamos por qué nos han enseñado a proteger a los niños, a asustarnos. ¿Hay algo entre medias? ¿Cómo podemos reeducarnos para poder acompañar mejor todo esto y a la vez proteger?", se pregunta la directora de Julia Ist.

Al igual que en su primera película, Elena Martín vuelve a ser la actriz protagonista. "Soy un poco imprudente, la decisión de actuar en la película vino desde el placer y el deseo de querer hacer un personaje que, está feo que lo diga, pero me gusta mucho". Reconoce que tenía dudas al principio, que lo discutió mucho con la guionista y que finalmente dio el paso. "Decidí que era un acto bonito el de poner mi cuerpo", algo que compartían las productoras del filme. "Si pones su propio cuerpo a experimentar era más potente". Y así fue. "Por suerte tuve un compañero increíble, Oriol Pla, una persona que me hizo sentir muy cómoda, muy consciente y responsable", dice de su compañero de reparto. La dirección de actores es fantástica en la película. Oriol Pla borda un papel breve pero muy complejo. También los padres, Álex Brendemülh y Clara Segura, así como la niña que interpreta al personaje de pequeña.

La historia se cuenta en varias épocas: la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Todo en tres veranos que ocurren en una en un pequeño pueblo catalán. La casa familiar, de la abuela, donde la familia acude cada verano. Un lugar donde emergen los recuerdos de una infancia feliz, pero que dejó traumas, en este caso la incapacidad de disfrutar del sexo y del cuerpo y de vivir una vida sexual plena en libertad. El miedo a que pase algo, el miedo a no estar haciendo lo que uno quiere, la falta de confianza y la incapacidad de comunicar lo que a una le gusta o quiere, tienen en el personaje hasta efectos físicos, como en tantas mujeres a quienes desde siempre se les ha prohibido, de manera consciente o inconsciente, disfrutar de sí mismas. Por suerte, las cosas están cambiando y hay una generación de cineastas dispuestas a contarlo, a sacar del armario cualquier tema del que no se habla. El sexo y el deseo femenino es el que saca del armario Elena Martín en una película sugerente e inteligente.