La Biblioteca Nacional: cerebro y corazón del país
Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional recuerda la importancia de preservar todos los archivos para contribuir a la historia e identidad de nuestro país.
La biblioteca que custodia el cerebro de nuestro país
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Madrid
Hoy salimos del estudio para hacer la tertulia de humoristas gráficos en un lugar muy especial, La Biblioteca Nacional de España. José María Pérez "Peridis", Carla Berrocal, Mauro Entrialgo y Julio Rey han podido acceder a archivos míticos como tiradas de el periódico El País del año 76, donde Peridis ya comenzaba a realizar sus viñetas diaria.La tertulia ha tenido lugar en la sala donde se encuentra la exposición “Para la libertad: El proceso 1001 contra la clase trabajadora”, promovida por la fundación Primero de Mayo, que trata acerca de la persecución judicial de los los últimos años del franquismo.
La tertulia ha contado con la mejor anfitriona posible, Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional, la cual argumenta que "la idea de montar esta exposición vino para recordarnos que había que recordar sucesos que han pasado en nuestro país, como el proceso 1001 y contar los testimonios, que son un hecho histórico suficientemente relevante como para recordarlo, institución que es capaz de completar con sus colecciones hechos tan diversos y tan ricos para nuestra cultura".
Pero, en el encuentro de hoy no solo queríamos hablar sobre como preservar la memoria de un país, sino también ensalzar la capacidad de creación y pensamiento del ser humano como una cualidad inmensa. Ana Santos dice que "aquí se conserva todo lo que el ser humano ha podido crear desde hace más de 300 años y ha podido dejar algún tipo de soporte, no solo escrito, sino dibujos, arte, música y contenidos de internet hoy en día que conservan un conocimiento y fuentes de nuestra historia".
Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional de España en la tertulia de humoristas gráficos / Antonio Cuart
Entre la inmensidad de archivos que se encuentran en la Biblioteca Nacional se encuentran obras de Forges, Leonardo Da Vinci, Goya, e incluso de nuestro colaborador José María Pérez "Peridis", a quien Ana Santos agradece la labor de donación de su obra: "es muy bonito porque tiene parte de emoción y sentimiento que llena de responsabilidad. Somos conscientes de que aquí se quedan cosas de su vida y trascienden en el futuro. Lo dejan como capital público y nos confían sus obras. Son todas las piezas originales en papel, con tinta y tienen un valor artístico incalculable".
La directora explica que en caso de que alguien quiera donar su obra: "esto se evalúa por bibliotecarios expertos que hacen una evaluación y el comité de expertos determina dice si es digno o no. Pero, nosotros admitimos prácticamente todo, porque somos conscientes de que estamos trabajando para el futuro y no sabemos cuáles serán los parámetros en unos años".
La clave del cambio conceptual de lo que fue esta biblioteca como deposito legal se produjo en el año 1718, para que todos los autores depositen lo que han producido o recopilado. Por ello, entre los documentos más antiguos en esta institución se encuentran manuscritos siglo IX que cuenta cuestiones en relación con la naturaleza y sociedad de aquel momento. Y desde entonces hay archivos que llevan 311 años formando parte de la memoria nacional.
"Todos los depósitos tiene especiales medidas de seguridad, entran muy pocas personas de manera restringida y además hay una cámara acorazada y nosotros decimos que lo que está ahí es muy valioso como códices de Leonardo Da Vinci o la versión original primera parte del Quijote". Así describe Ana Santos la mayor herencia cultural que se encuentra en la Biblioteca Nacional.
"Nos llegan 450.000 ejemplares cada año para archivar. Nos cuesta mucho estar al día, pero estamos en los últimos años mejor gracias a tanta recopilación de forma digital, esto es mejor para la conservación y preservación de todos los archivos". Con esta frase Ana Santos incide en la importancia de preservar cualquier tipo de archivo que contribuya al conocimiento nacional y pueda servir para las generaciones futuras. Pero, pese a la mejora de preservación gracias a la modalidad digital, la directora defiende la figura del libro en papel como un formato que sigue vigente a día de hoy, y que aporta el reconocimiento necesario a las obras escritas, que pierden el valor en su versión digital. "La muerte del libro en papel es una mentira inmensa. Además, está dando más números que nunca". Con estas palabras ha concluido una charla de lo más enriquecedora y que ha servido para entender el funcionamiento del cerebro de todo un país.
