La actitud intolerable de los hinchas del fútbol es un reflejo de la sociedad

Hoy es Oviedo, la ciudad que nos acoge en esta nueva parada de la gira de campaña. Y no nos acoge un lugar cualquiera, hacemos este «Hoy por Hoy» en el llamado «Salón de té» del Teatro Campoamor, ante unos enormes ventanales que dan directamente a la llamada Plaza de la Escandalera, una plaza desde la que, por cierto, pudo escucharse la primera emisión de Radio Asturias, gracias a los altavoces con los que cargaba un mulo para hacer llegar el sonido de la radio a todos los que pasaban por aquí. Hoy con unos altavoces potentes y con los ventanales abiertos casi podríamos reproducir lo mismo. Hoy, desde aquí, vamos a hablar de educación, primero con la intención de preguntarnos y buscar las respuestas sobre la situación de la educación en nuestro país. Nuestra posición en los rankings, qué es lo que falla, qué es lo que hacemos bien, los tópicos que siempre salen en el debate cuando hablamos de ella y lo vamos a hacer hablando con quien conoce bien la materia, con quien se enfrenta a diario al reto de formar a las nuevas generaciones y con ejemplos de iniciativas que mejoran la educación de los chavales, como una escuela de aquí mismo, de Oviedo, que se ha convertido en todo un referente en la enseñanza bilingüe. Una escuela, situada en un barrio obrero de esta ciudad y señalada por la Comisión Europea como un ejemplo de buenas prácticas en la enseñanza temprana de un idioma extranjero. Y hoy, justo que hablamos de educación, el protagonismo se lo lleva la imbecilidad de un grupo de seguidores de fútbol que volvieron a proferir gritos racistas contra un futbolista, en este caso Vinicius. El asunto ha adquirido ya una dimensión internacional y ha trascendido al fútbol. Lo que nos lleva a preguntarnos si la actitud intolerable de los hinchas del fútbol es un reflejo de la sociedad. Y, lamentablemente, sí lo es, porque los comportamientos racistas son más que apreciables fuera de los estadios. Si uno es inmigrante es más probable que no le quieran alquilar un piso, si uno es negro o árabe es más probable que lo pare la policía por la calle sin motivo alguno, si uno tiene unos rasgos diferentes, es más probable que sea sospechoso de lo que sea. Esto pasa a diario en este país, esto le pasa a diario a mucha gente. El fútbol es la hipérbole de todo, y el racismo no es una excepción, como tampoco lo es el machismo o la homofobia. Ahora nos ocupa el caso Vinicius por los gritos racistas como nos debería haber ocupado antes y espero que nos ocupen después los gritos homófobos en los estadios, donde el grito de «maricón» es habitual en las gradas, las manifestaciones machistas en referencia a las parejas de los futbolistas o el apoyo a jugadores con denuncias por malos tratos; o los gritos y la exhibición de signos nazis, porque esto también pasa en los estadios. Es urgente erradicar el racismo, pero por el camino acabemos con todo tipo de manifestación de odio y ofensivas. Si el caso Vinicius sirve para ello, bienvenido sea. Si se queda solo en una cuestión entre los clubs, las instituciones futbolísticas y las declaraciones de intenciones políticas, habremos perdido una gran oportunidad.

La actitud intolerable de los hinchas del fútbol es un reflejo de la sociedad

Hablamos de la imbecilidad de un grupo de seguidores de fútbol que profirieron insultos racistas contra Vinicius

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