Nacho Calvo: "Lo más difícil de marcharse es ganarle la batalla a esa decisión"
La voz del tenis y el baloncesto en TVE, jubilado tras cuatro décadas, asegura que "no vale sólo con gritar, gritar no es comentar un partido"
Nacho Calvo: "Gritar no es narrar"
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Madrid
No es exactamente lo que pasó, sino cómo pasó. Las citas y momentos históricos viven en nuestras cabezas, pero son ordenados (y legitimados) por quienes nos lo contaron. Y en el deporte la lista de voces es amplia. En televisión, Matías Prats nos contó la primera Eurocopa de fútbol que España ganó en su historia, José Ángel de la Casa narró el gol de Señor contra Malta; José Félix Pons aquella final de la Recopa que ganó el Barça en Basilea en 1979 4-3 al Borussia de Düsseldorf o Gregorio Parra, por ejemplo, la final de los 1.500 metros que le dio a Fermín Cacho contra todo pronóstico la medalla de oro en Barcelona 92. En el tenis y el baloncesto han existido grandes comentaristas, de estilos muy diversos, pero todavía no nos ha dado tiempo a asumir la reciente jubilación de uno de los más grandes: Nacho Calvo, cuarenta años contando con credibilidad algunos de los pasajes más memorables de la historia de ambos deportes. Tampoco para él ha sido fácil tomar la decisión de jubilarse: "Esa es la principal batalla que no estoy seguro de poder ganar: la de saber que hay que irse. No hay marcha atrás, pero dejarlo de golpe es difícil".
De hecho, no lo puede evitar, lo primero que cuenta es ese pinchazo que le dio en casa el pasado domingo viendo la final de la Euroliga entre el Real Madrid y el Olympiacos: "Me hubiera encantado poder haber cantado la última canasta de Sergio Llull" y entonces inevitablemente empiezan los datos, las comparaciones y lo mucho vivido, "porque me recuerda mucho a una canasta que pude narrar en una final de la Recopa de baloncesto entre el Real Madrid y el Paok de Salónica en 1992, cuando quedaban pocos segundos, perdió la pelota Fasoulas, la robó Ricky Brown y encestó ganando la final".
Su vinculación que le permitiría narrar canastas como esa, surgió allá por 1984, cuando nació su relación con el baloncesto, que llegó a su profesión antes que el tenis. Era el año en el que acabaríamos jugando la final de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles contra el Estados Unidos de un tal Michael Jordan y compañía. Le había mandado hacer una crónica de la selección española de Díaz Miguel e incluyó en su narración la palabra "zona", lo que de inmediato le atribuyó la categoría de conocedor de un deporte del que todavía no sabíamos demasiado. "Por aquella época la mayoría de los redactores de deportes de Televisión Española estaban dedicados sobre todo al fútbol y no tanto al polideportivo". Después la historia dice que las televisiones privadas se quedaron con los derechos de la Liga ACB de baloncesto y eso le dio la oportunidad de empezar a narrar tenis: de entrevistar a los campeones de la primera Copa Davis para España, o las hazañas de jugadores como Alex Corretja (luego gran amigo y compañero en las narraciones) o de esa bestia deportiva que es Rafa Nadal.
Maestro de narradores, Calvo, que empezó estudiando medicina. "Mi padre era un gran médico, muy querido, le llamaban Don Felipe con gran admiración. Yo empecé ese camino, hasta que un día, viendo una retransmisión deportiva en casa con mi padre le confesé que yo quería ser narrador deportivo. Me dio la mano y me llevó a la Facultad de Periodismo. Allí empezó todo". No esconde su aprendizaje, se siente deudor de la escuela emprendida por José Félix Pons, Sergio Gil o Pedro Barthe, una línea muy marcada por la sobriedad nunca peleada con la pasión. "Cuando juega un equipo o un jugador español, levantamos la voz, lo reconozco, trabajamos para Televisión Española y los apoyamos, pero siempre con el respeto hacia el rival. Estoy en esa escuela. No vale sólo con gritar, gritar no es comentar un partido. Hay que saber transmitir esa emoción a los miles millones de espectadores que están al frente del televisor", dice el dueño de un estilo con el que nunca negoció.
Y al final, muy agradecido con deportistas y aficionados, resume cuarenta años con una frase certera final, como si definiera una zona dos-tres en baloncesto o una elegante volea de Federer en Tenis: "Yo sólo quise transmitir emociones a la gente". Y ese partido, ya lo saben sus fans, también lo ha ganado.
Sergio Castro Salillas
Redactor y guionista en la SER desde 1996. Estuvo en La Ventana, A Vivir y ahora es redactor de Hoy...