Que nadie pase una mala noche por un chiste

Madrid

Hay más injurias que racismo últimamente. Siempre que se cita como investigadas a personas acusadas de algo contra una virgen o contra el mismísimo Dios, sin ir más lejos, o cualquier figura religiosa o de otro credo, echo siempre un poco de menos que no se tome declaración a la víctima, porque la víctima, salvo que la hayan matado, siempre tiene algo que decir. Pero este no es el caso. No está muerta, ni sabemos si está viva. Ni siquiera sabemos si ha asistido. Creemos que no. Es un asunto judicial tan delicado que hay fiscales que se tiran de cabeza a por ellos por mandato popular. Porque no existe la víctima. Cierto. Pero hay gente que cree en ella y se siente ofendida. La orden es proteger a esa gente. Que nadie pase nunca una mala noche por un chiste. Pero esas personas ofendidas por la parodia de la Vírgen tampoco declaran. No nos explican el grado de sufrimiento que han tenido. ¿Cómo es su vida ahora unas semanas después? ¿Como fueron las horas posteriores? ¿Que tratamiento siguieron para superar las secuelas psicológicas? Y a lo mejor la ausencia de respuestas a estas preguntas nos ayudan a entender la ausencia de motivos de esta situación.