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Jaume Ripoll, creador de Filmin: "No he visto 'Lo que el viento se llevó'. No hace falta ver todos los clásicos para ser buen cinéfilo"

El fundador de la plataforma de contenidos bajo demanda española ha hablado en Hora 25 sobre su vida entre el videoclub y el streaming

Las entrevistas de Aimar | Jaume Ripoll | Hora 25

Madrid

El cine es mucho más que las historias que cuenta una película o una serie. Si hay alguien que lo sabe mejor que nadie es Jaume Ripoll, que hace 16 años se embarcó en la aventura de crear un videoclub al que cualquiera pudiera acceder desde el salón de su casa. El cocreador de Filmin ha desvelado esta noche en Hora 25 algunas de las anécdotas que cuenta en el recién publicado "Videoclub: Las películas que cambian la vida", de Ediciones B. Estas páginas son la viva memoria de un proyecto pionero en España que está decidido a competir con las grandes plataformas de video bajo demanda más potentes del mercado: Netflix, HBO Max o Movistar. Pero, también, de una realidad que fue cotidiana hasta no hace muchos años: confiar al responsable del videoclub tu noche de viernes. "El trabajador, se atrevía a arriesgar e intuía cómo habías tenido el día".

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Y asegura que ese trabajo y esa intuición tuvieron un impacto del que ahora disfrutan todos. "Muchos de los que hoy están creando cine en este país y en todo el mundo son hijos de videoclub, no tanto hijos de salas de cine, sino del videoclub y del VHS doméstico en casa de sus padres o de sus abuelos", sentencia.

Videoclub formato VHS

Videoclub formato VHS / CADENA SER

"Cuando venían los clientes a mi videoclub lo primero que les preguntaba era : '¿Cuál es la última película que te ha gustado?'. Pero el creador de Filmin iba más allá porque "un buen trabajador de videoclub, tenía que intuir cuál era el Estado anímico del cliente. Había días que un cliente quería evasión y otros días que podía aceptar derrotas ajenas", recuerda. Eran esas apuestas personales las que le hacían disfrutar especialmente de su trabajo. "Yo siempre digo, que el placer venía, no cuando se iba la película, sino cuando te la devolvían y te decían que habías acertado porque les había entusiasmado esa peli e iba a recomendarla a sus amigos", confiesa. Filmin, y el resto de plataformas llenan esa interacción "en forma de emails, de comentarios o incluso de cartas que manda la gente en papel", pero Ripoll reconoce que esa manera de tratarse con esos clientes amantes del cine "no tiene nada que ver con la de ver una cara agradecida".

No siempre se acertaba. "Celebraba las mentiras piadosas y en ese momento tenía que dejarle escoger por él o por ella y no ponerme en pesado diciéndole 'llévate esta, que es muy buena' o 'acaba de llegar esta'. Me callaba y le dejaba pasear entre estanterías". El creador de Filmin habla con nostalgia de los videoclubs porque eran "un lugar de encuentro de gente muy diversa, y dispar que de alguna manera se juntaban en pasillos de estanterías llenos de cine, no solo los viernes y los sábados". Ripoll, que ha dedicado su vida a ese mundo de estanterías llenas de largometrajes y ahora a Filmin asegura: "Gracias al cine he tenido una vida plena porque el cine participa de muchos cambios vitales, de los míos y de mucha gente".

Imagen de la plataforma española Filmin

Imagen de la plataforma española Filmin / CEDIDA

Cambios como los que él mismo confiesa que logró afrontar gracias a lo audiovisual. "Caí antes en el cine gay que en mi propia homosexualidad". Ripoll, recuerda que en los 90, el cine gay fue su guía de comportamiento. "Quizás eran personas y personajes que faltaban en mi entorno", El colectivo estaba representado de una forma un poco conflictiva a nivel social y no era no era sencillo aceptar lo que un era, asegura el cofundador de la plataforma. Y actualmente, Ripoll cree que "la sociedad es más excluyente que el cine que estamos viendo".

Aún así, asegura que se siente parte de una "legión", la de aquellos a los que las películas les han marcado en algún momento de su vida, ya fuera por su contenido o por aquella persona con la que vieron, o no, esa película. "Siempre recuerdas a quién faltó a esa cita en el cine y a quién llamaste o con quién quedaste después de ver esa película", admite.

Un joven ante la variedad de películas de un videoclub.

Un joven ante la variedad de películas de un videoclub. / Getty Images

Como referencia, es importante tener en mente que en 1989 los videoclubs pagaban 100 euros por cada película en VHS. En 1999 pagaban 50 euros por cada película en DVD.

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Y desde 2019 los usuarios pagan en torno a 8 euros por tener un videoclub incluso mayor en casa. Aunque sea el fundador de Filmin, Ripoll confiesa que lleva bien "las infidelidades y el poliamor" entre sus suscriptores si recurren a otros servicios de video bajo demanda. "A nivel industrial ha cambiado todo y el principal beneficiado de este cambio de modelo ha sido el espectador, porque se paga mucho menos en dinero, aunque quizá más que nunca en tiempo", explica. Para Ripoll hay abundancia de material audiovisual y suscripciones a plataformas que lo ofertan a precios irrisorios, por eso elegir qué ver es ahora algo más complejo.

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De hecho, lanza una opinión que sabe que no dejará indiferente a nadie. "Hay que desterrar la idea de que si no has visto el canon de clásicos no se es un buen cinéfilo. Yo no he "Alguien voló sobre el nido del cuco" ni "Lo que el viento se llevó". De hecho, se hace una pregunta: "¿Cuántos cinéfilos realmente han visto 'Lo que el viento se llevó entera"? Y a mí no me vale que me digan que han visto los últimos 5 minutos y la cancioncita. Y no lo digo por desprecio de la película, simplemente quizás tenemos que ver menos, pero ver mejor".

Fotograma de 'Mujercitas' / FILMIN

Fotograma de 'Mujercitas' / FILMIN

Precisamente sobre ese "ver y ver mejor" el cofundador de la plataforma de contenido española explica que "lo que más pereza le da a la gente es enfrentarse a series que sean muy largas" y que por eso "se puede considerar una victoria que el 75% de los espectadores del primer episodio de una serie se animen a ver el segundo". Por ello, Ripoll últimamente solo puede pensar en una cosa cuando ve cualquier serie. "¿A quién puede llegar, qué espectadores pueden verla? ¿Puedo pagar yo la película? ¿Puedo adquirir los derechos en España y voy a recuperar la inversión?" Pero esa mirada no es solo suya, asegura, es la de muchos de los profesionales que están trabajando en este sector. "Lo que me movió a hacer el libro, fue poner el foco en en los distribuidores, en los prescriptores, la gente que hace el marketing y la prensa. Porque hay muchos libros de cine, de actores, de directores y de análisis críticos, pero muy pocos que se centran en estos profesionales que hacen posible y atractivo el cine". Ripoll cree que en "este momento de crisis de audiencia, es muy relevante reivindicarlos".

El cofundador de Filmin confiesa pasarlo especialmente mal cuando tiene que responder la manida pregunta de cuál es su película favorita. Pero la de este año parece tenerla clara. "Este año me ha gustado mucho 'Anatomía de una caída', que es la reciente ganadora de La Palma de Oro del Festival de Cannes, es como la única película de juicios que queda por hacer", cuenta.

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