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25 años del estreno de El show de Truman

La película protagonizada por Jim Carrey anticipó los reality de la televisión; la constante presencia de las cámaras en la vida diaria y la retransmisión de nuestro día a día por las redes sociales.

Cartel de El Show de Truman

Cuando se estrenó El show de Truman a todo el mundo le pareció una película ingeniosa, innovadora y sorprendente. La historia de un hombre corriente cuya vida se transmite en directo por televisión sin que él lo sepa. Truman es un tipo feliz que vive en una pequeña comunidad costera, está casado y trabaja en una compañía de seguros. En realidad, todos los que le rodean son actores interpretando un papel, pero él no es consciente. Hasta que un día se da cuenta de que a su alrededor ocurren cosas raras. Un gran foco cae del cielo; en la calle cree ver a su padre fallecido años atrás…

Sin embargo, esta historia sorprendente no era en realidad tan original. Se inspiraba en un capítulo de la serie televisiva En los límites de la realidad que a su vez se basaba en un relato de Philip K. Dick, el autor de la novela que dio pie a Blade Runner. Incluso hay un cortometraje español titulado Te lo mereces estrenado antes que la película que planteaba una historia parecida.

Andrew Niccol, futuro director de películas como Gattaca o El señor de la guerra, escribió el guion en 1991 y en origen El show de Truman era una historia bien diferente. “El guion que leí originalmente transcurría en Nueva York; tenía un tono muy diferente y era una película distinta”, explicaba el actor Noah Emmerich, que interpreta al mejor amigo de Truman. El primer guion era en realidad un thriller de ciencia-ficción y la idea era que el propio Niccol debutara como director dirigiendo su propia historia.

Era un proyecto caro, de 80 millones de dólares, y en la Paramount pensaron que era demasiada responsabilidad para un director debutante. Brian De Palma fue contratado para la misión, pero tras trabajar algún tiempo en la preproducción abandonó el proyecto y fue sustituido por Peter Weir, responsable de títulos como Único testigo, El año que vivimos peligrosamente o El club de los poetas muertos, que cambió el tono general de la historia. “Quería hacer una historia realista, no de ciencia-ficción”, explicaba el director.

Jim Carrey, protagonista de El Show de TRuman

Jim Carrey, protagonista de El Show de TRuman

Hasta doce veces fue reescrito el guion para adaptarlo a la nueva visión de Weir. El actor protagonista también cambió. Del inicialmente elegido Gary Oldman se pasó a Jim Carrey. Una elección sorprendente para muchos ya que Carrey, con sus muecas e histrionismos, era un actor básicamente de comedia. “Cuando vi Ace Ventura me di cuenta de que era una estrella que tenía una energía muy particular y un encanto que me recordaba a Charlie Chaplin”, explicaba Peter Weir. “Jim también era ambicioso y estaba listo para un cambio; estaba listo para dirigirse a un público distinto al que había sido el suyo hasta entonces, básicamente el público joven. Esta historia era el material perfecto para ello porque podía mantener un pie en la comedia y al mismo tiempo desarrollar un personaje más realista”, añadía.

También fue cambiando el personaje de Christof, el creador del programa que desde su torre de control dirige todo el tinglado. Dennis Hopper había sido fichado para el papel, pero llegado un momento Peter Weir cambió de idea. “Originalmente Christof solo aparecía al final de la película. Pero en las diferentes revisiones del guion le fuimos dando cada vez más presencia y matizando su personalidad y poco antes de empezar el rodaje me di cuenta de que necesitábamos otro tipo de actor”, decía el director. Y el elegido fue Ed Harris.

Ed Harris en una escena de El Show de Truman

Ed Harris en una escena de El Show de Truman

La película se rodó en una población costera de Florida llamada Seaside. Las portadas, cuadros y postales diseñadas por Norman Rockwell en los años 60 representando “el sueño americano”, fueron la inspiración visual de la película, así como la estética colorista de los anuncios televisivos. Los actores que rodean a Truman aprovechan cualquier ocasión para hacer publicidad de distintas marcas. Y una curiosidad. Los nombres de las calles del pueblo y de la mayoría de los personajes tienen referencias cinematográficas. Burbank, el apellido de Truman, es el nombre del distrito de Los Ángeles donde se encuentran los estudios Disney. Su mujer se llama Meryl, como Meryl Streep, y su mejor amigo Marlon, como Brando, y así otras muchas referencias. El nombre del personaje protagonista es también un juego de palabras. Truman sería la unión de las palabras “true”, verdad, y “man”, hombre.

El show de Truman nos muestra el lado más perverso y manipulador de la televisión. Todo vale para conseguir una audiencia planetaria. Y si la televisión es un parque de atracciones en donde todo es posible, entonces la mayor atracción es convertirnos en mirones de la vida de un personaje que cree vivir en el mejor de los mundos pero que todo lo que le rodea es falso. “La crítica a los medios de comunicación era obvia, pero había otros temas en la película, como la difusa línea que separa lo real de lo no real. Cuando ves al público viendo el show televisivo te das cuenta de que no son conscientes de que, para su diversión, se está explotando a un ser humano”, afirmaba Peter Weir.

Jim Carrey en una escena de El Show de Truman

Jim Carrey en una escena de El Show de Truman

La película ha dado pie a distintas reflexiones metafísicas. ¿Hasta qué punto somos libres? ¿No están nuestras vidas tan controladas y programadas como la de Truman? ¿Cuál es el lugar que realmente ocupamos en el mundo? Lo que en el fondo plantea El show de Truman es la necesidad que tenemos los seres humanos de buscar la verdad y poder elegir. La película ha sido estudiada en distintas tesis filosóficas y religiosas. Curiosamente también la psiquiatría se ha ocupado de ella. Existe un trastorno conocido como “El síndrome de Truman” que afecta a pacientes esquizofrénicos que creen vivir, como el protagonista, en un show de televisión. Por ejemplo, un psiquiatra norteamericano informó de un paciente suyo que llegó a viajar a Nueva York para ver si realmente las Torres Gemelas habían sido derribadas ya que pensaba que los atentados del 11-S tenían que ver con la trama de su show.

El show de Truman fue un gran éxito de taquilla. Jim Carrey y Ed Harris ganaron sendos Globos de Oro por sus papeles y la película fue nominada a tres Oscar, aunque al final no se llevó ninguno. El film supuso también un cambio en la carrera de Jim Carrey que, aunque siguió haciendo comedia, a partir de entonces pudo acceder a papeles más dramáticos como los de Man on the moon, Olvídate de mí o The Majestic.

Ed Harris en una escena de El Show de Truman

Ed Harris en una escena de El Show de Truman

Y por supuesto, El show de Truman se convirtió en el precedente de la moda de los programas de telerrealidad que llenan las televisiones de todo el mundo en las últimas décadas. No es casualidad que el programa Gran hermano, debutara tan solo un año después del estreno de la película. “Solíamos reírnos y hacer bromas. Llega la hora de la televisión de la vida real, decíamos. Era solo una expresión, pero se convirtió en una realidad que ha ido mucho más allá. De haber sabido entonces la clase de realitys que se hacen hoy en día quizá nos habríamos horrorizado”, afirmaba Laura Linney, una de las protagonistas de El show de Truman.

La insaciable curiosidad que siente el público actual por los detalles privados de las vidas ordinarias y la perdida de intimidad que sufrimos ante la constante presencia de las cámaras, las redes sociales o los teléfonos móviles, hacen que El show de Truman mantenga su vigencia 25 años después de su estreno, en un mundo en el que cada vez nos sentimos más observados. Al fin y al cabo, no hay tanta diferencia entre Truman y nosotros.

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo...