Adaia Teruel: "Hay chicas que tienen una vida sexual plena y no la cuentan para no restregárselo por la cara a otras"

«El sexo es placer, el resto es norma». Con esta afirmación, la periodista Adaia Teruel explica el motivo por el que acaba de publicar un libro en el que cuenta historias de sexo real narradas desde una perspectiva femenina. El recién estrenado «Mujeres que follan» es para ella mucho más que un libro, es una misión cumplida. «He aprendido mucho hablando con estas mujeres que me han permitido entrar en sus casas», asegura. Teruel reconoce que hay mucha literatura romántica erótica consumida por mujeres pero aunque la sexualidad femenina está muy de actualidad, ella necesitaba escuchar testimonios reales. «Yo quería escuchar a mujeres como yo, saber qué piensa mi vecina, mi compañera de trabajo, mi cuñada, la chica que me encuentro en el autobús por las mañanas cuando voy a trabajar», comenta. Todos los perfiles del libro comparten el mismo denominador común, todos los testimonios pertenecen a mujeres que ya han cumplido los 40 años. «La experimentación sexual va a más con la edad, porque con 20 años tenemos las hormonas alteradas y nos conformamos con un chico guapo enseguida. Pero con la edad buscas otras cosas. Te conoces mejor, sabes lo que te gusta y te permites experimentar», explica. De hecho, la periodista recuerda que en una de sus entrevistas una chica le comentó: «Me hice una cuenta en Tinder y la he cerrado porque para quedar con un tío que me deja escocida, sin correrme y llegar a casa para tener que enchufarme el satisfyer no me merece la pena si no me enamoro locamente». La escritora de «Mujeres que follan» afirma que esa misma experiencia insatisfactoria se la ha escuchado a otras muchas mujeres. En ese sentido, Teruel cuenta que con la edad es mucho menos habitual que las mujeres finjan sus orgasmos. «Diría que casi nada, pero si hay muchas chicas que me decían que fingían porque pensaban que su pareja sexual podría tomárselo mal, pero en cambio ellos nunca solían preguntarles si habían llegado y se quedaban tan panchos», denuncia. Teruel se ha encontrado con todo tipo de tabúes en las entrevistas que dan vida a las páginas de su obra. «Es un libro que nace de mi necesidad personal, yo tenía 40 años cuando inicié este proyecto, estaba en mi matrimonio con mi marido, que llevamos 17 años juntos, viviendo muchas cosas y yo no encontraba con quién conversar de estos temas, es un tema muy tabú», confiesa. Por ello, quiso centrarse en las chicas de 40, porque era su etapa vital. «Se habla mucho del sexo de los jóvenes, pero ¿qué pasa con nuestra generación de mujeres? Nosotras también tenemos sexo», pregunta. Para la periodista, las mujeres de su generación «parece que se han sacado muchas manías y tabúes de encima» pero vienen de unos años en los que acababa de morir Franco y la religión pesaba mucho en el día a día y en la educación recibida. «Dependiendo de la familia donde tú hayas crecido tocarte es un tema incluso más tabú porque te habrán enseñado que »el sexo es para procrear, para el matrimonio y no es placer, detalla. Fruto de ese silencio, explica: «Hay chicas que incluso hoy día me han confesado que les costaba tocarse aun teniendo la teoría muy asumida. Son muchos años de llevar esta idea interiorizada». Aunque la mayoría de sus entrevistadas se han liberado recuerda a una chica que le decía que «solo podía masturbarse con el chorro del agua de la ducha, era incapaz de usar sus manos». En definitiva, Teruel afirma: «Siempre estamos hablando de sexo y hay como una idea abstracta de cómo tendrían que ser las cosas que parece que no cumples esos requisitos vives con el sexo con ansiedad, con drama y con frustración». De hecho, Adaia Teruel cree que hay gente que tiene una vida sexual plena y no la cuenta. «Entrevistando a una chica me decía: Yo tengo muy buen sexo en mi matrimonio, y a veces he tenido que esconderlo porque si quedo con algunas chicas que se están quejando del marido que no baja la basura, no puedo contarles esto». Y Teruel es clara. «Parece que si le dices a alguien que te han puesto mirando a Cuenca es porque se lo quieres restregar por la cara y no es así», señala. A ojos de la periodista la gente vive el sexo todavía de manera muy escondida y solo comparten sus experiencias con los íntimos. «Una de las premisas que me puse al hacer este libro era no sacar conclusiones. Yo quería solo escuchar a las chicas, porque quiero que sea el lector, las lectoras, quienes saquen sus conclusiones», indica. Teruel cree que el sexo es una parte indispensable en una relación sana porque genera intimidad, complicidad y comunicación. Y lo corrobora con un ejemplo que aparece en su libro. «Una entrevistada me contó que había perdido a su madre, a su hermano, e incluso su trabajo y su piso porque su sueldo era insuficiente. Y lo único que salvó su matrimonio fue el sexo, a pesar de tener todas esas cosas en contra», narra.