El Gran Wyoming: "Tengo más rabo que el demonio. La libertad que encontré en la Universidad me hizo satánico"
"El primer día que superé la barrera de policías con metralletas que había en la entrada y vi llover todos esos panfletos a favor de la libertad, recuerdo que pensé '¿Pero que coño es esto?'. Era fascinante", recuerda
Àngels Barceló charla con 'El Gran Wyoming' | #AmigosdeLuisAlegre
Madrid
Su trayectoria alcanza la categoría de capítulo propio en la gran historia de la televisión y el espectáculo en España. Siempre le gusta dejar esa frase: "Yo trabajar, no he trabajado casi nunca". Pero lo cierto es que eso es un latiguillo, una frase hecha, quizás para poner nerviosos y sacar de quicio a los que le odian y critican, porque lo cierto es que nunca ha dejado de hacerlo.
Lideró, por ejemplo, en el programa 'Caiga quien caiga' (un espacio de culto) a un grupo de hombres de negro encargados de mirar con humor -a veces corrosivo- y espíritu crítico, casi inédito hasta entonces en televisión, la sociedad de la segunda década de los noventa. Antes fue censurado en la televisión pública (con eliminación del programa incluido) por querer dar voz a personajes y temas que "no tocaban y que era mejor obviar". En la actualidad lleva casi dos décadas al frente de 'El Intermedio', un espacio que se explica desde su validez: un informativo diario de actualidad, abanderado desde el humor, para tratar y criticar los asuntos más serios y demostrarle a la gente que no están locos y que, por ejemplo, por encima de sus posibilidades, antes que muchos ciudadanos, vivieron otros tantos banqueros, empresarios, monarcas o políticos.
"Javier Krahe es probablemente la persona que más he admirado y más me ha gustado conocer en toda mi vida", asegura Wyoming mientras de fondo suena una de las canciones del admirado músico, "No todo va a ser follar". Y eso le da pie para establecer, por un lado, la diferencia, "enorme", que existe según él entre un vago, "que siempre es afectuoso, cariñoso, que no te deja abandonado y que no duda todo el tiempo en loar tus virtudes y animarte" y el que se escaquea todo el tiempo, "quien sólo te carga con trabajo sin aportar nada más".
Y con ese humor y no poca memoria, Wyoming viaja al pasado para contar la delirante anécdota con la que perdió la virginidad en Ámsterdam. "Es que con 17 años eso, lo de perder la virginidad en España no pasaba. Había que ir al extranjero. Y en Holanda conocí a una enfermera que me invitó a pasar con ella la noche donde trabajaba: en un hospital psiquiátrico gobernado por monjas. Después de llevar a cabo mi objetivo y al querer salir de allí por la mañana, no me dejaron, me confundieron con uno de los muchos pacientes que había allí. Y eso que yo no dejaba de decir "Perdone, pero es que yo no debería estar aquí".
Lo cierto es que Wyoming ha perdido varias virginidades, como la política o la de ser captado por el Opus Dei, gracias a ser un alumno que llegó al Colegio Ramiro de Maeztu con alta formación, por encima de la media... "El Opus Dei siempre se fija en los mejores alumnos y yo era uno de ellos. Claro, el Ramiro no era un colegio del Opus, pero sí tenían a catedráticos que lo eran y te captaban. Te invitaban al Club Jara que estaba al lado del instituto, donde había toda clase de juegos. Yo acabé comentándoselo a mi padre y él terminó acudiendo a una de las reuniones. Total, que yo terminé metiendo a mi padre en el Opus y yo saliéndome, porque empecé a suspender y ya no les interesé"
Otra virginidad perdida, la política, tuvo que ver con su llegada a la universidad. "El primer día que superé la barrera de policías con metralletas que había en la entrada y vi llover todos esos panfletos a favor de la libertad, recuerdo que pensé '¿Pero que coño es esto?'. Era fascinante. Desde entonces tengo más rabo que el demonio, la universidad me hizo satánico, y hasta ahora.
A las Bravas 1x27 | El Gran Wyoming
Sergio Castro Salillas
Redactor y guionista en la SER desde 1996. Estuvo...