Guardar todo, todo el rato

Madrid

Pues no lo viví. No tenía móvil. Eso no lo pude registrar. Como no lo registras, ya no existe. Es decir, tenías que ver a la gente durante toda la noche. Fue durante una hora y media el concierto, pero se acababan rascando los tobillos. Estaban como desesperados. Vi el primer mono de la historia de la tecnología. Fue en 1997, durante una hora y media, pero peor, porque entonces aún teníamos reloj. Ahora no teníamos ni la hora. Y ha habido un momento. Yo he descubierto un momento muy incómodo, personalmente muy asqueroso, que consiste en que cuando algo te gusta mucho, o alguien te pregunta algo, o hay una duda, o un debate, te llevas la mano al bolsillo instintivamente, como los pistoleros. "Esta canción" y de repente van al bolsillo. "Oye, ¿y en qué año nació Dylan?", mano al bolsillo y no había nada en el bolsillo. Había una funda gigante con el teléfono móvil encerrado. Querer guardarlo todo creo que es la gran epidemia de este siglo. Son aprendizajes que se hacen de forma inconsciente. Queremos inmortalizarlo todo, todo el rato para morirte de un infarto cinco minutos después, pero quieres tenerlo todo registrado. ¿Sabes qué pasa? Que una hora y media. Eso es verdad. Una hora y media sin teléfono móvil en casa, rascándote la barriga, pueden ser diez meses, se pueden hacer eternos, pero una hora y media sin móvil, escuchando a uno de los últimos mitos vivos del siglo XX, la verdad es que se hicieron bastante llevaderos. Eso es verdad, repitiría.