Isabelle Huppert: "Lo que hoy es un escándalo al día siguiente es una banalidad"
La actriz se enfunda en la piel de una sindicalista perseguida en Francia en 'Un blanco fácil', un thriller sobre la corrupción política y la industria nuclear
Madrid
Es una de las grandes del cine francés. Ha trabajado con Chabrol, Haneke, Ozon. Se ha convertido en todo tipo de personajes, y ha profundizado en todo tipo de géneros. Isabelle Huppert ha venido a Madrid a presentar una película de la que dice, está muy orgullosa. La sindicalista era el título en Francia que en España llegará a cines este viernes como Un blanco fácil. Es la historia de una mujer, Maureen Kearney, que sigue viva y reclamando justicia por todo el calvario que sufrió. "No todas las películas basadas en hechos reales son buenas, pero esta lo es. Tiene una buena historia y además es una buena película", sentencia la intérprete.
7 de diciembre de 2012, meses después de la victoria del socialista François Hollande, la responsable sindical de la planta nuclear AEVA, es descubierta por su asistenta atada y herida en el sótano de su casa. Le han tatuado con un cuchillo una A en el vientre, y tiene signos de haber sido violada. Así arranca Un blanco fácil, una película que dirige Jean Paul Salomé, director con el que Huppert ya trabajó en su anterior filme. "Es siempre una buena garantía", dice sobre lo de repetir con un mismo realizador. "Siempre me gusta volver a trabajar dos, tres veces con algunos realizadores diferentes. He tenido la oportunidad de hacerlo con mucho otros. Eso es como una confirmación, hay un respeto mutuo y se disfruta desde ambas partes y eso crea condiciones muy armoniosas en el rodaje".
Para esta película se ha teñido de rubio para convertirse en esta inquietante mujer. Fuerte, decidida, pero tremendamente sensible. Una sindicalista conocida, que defiende los puestos de trabajo de más de 50.000 franceses y que se vio en medio de un conflicto político, económico y social y optó por la verdad. "Como la mayoría de la gente que me he ido encontrando en estos años, ya sean espectadores o periodistas, conocí la historia a posteriori. Es curioso, pero la historia fue un poco o desconocida y olvidada, a pesar de hay un libro que se escribió y poca gente se acordaba de haber leído. Ahora la película ha servido para que esté muy presente", explica Huppert sobre este caso, totalmente rocambolesco, pero real.
Maureen Kearney recibe unos documentos que incriminan a su nuevo jefe en AEAVA, la empresa pública de energía nuclear francesa. El tipo, interpretado en el filme por el actor Yvan Attal, quiere externalizar la producción en China con la connivencia de Sarkozy y su mamporrero, un tipo que trabaja en la sombra, un Villarejo a la francesa. El nuevo gobierno socialista no parece querer cambiar mucho el rumbo del anterior y la sindicalista teme despidos y deficiencias en las centrales nucleares, en un momento de máxima tensión tras el accidente de nuclear en Fukushima, en Japón. Decide entonces presionar a diputados y diputadas, a la prensa y a sus jefes, pero solo recibe evasivas y amenazas telefónicas. La película se divide en dos partes, a partir de ese inicio en el sótano. La primera cuenta cómo se lleva hasta la violación y la segunda, cómo la sindicalista se convierte en otra víctima, de la justicia patriarcal, de la policía machista y de un gobierno cómplice.
"Ella se comporta de una manera ambigua y eso se transfiere al espectador. Está su pasado y también cómo se comporta. Es fría y distante. Se maquilla y no llora. Esa imagen le hizo daño, porque al final fue una víctima que no tuvo credibilidad y una víctima que no es creída es una mala víctima en esta sociedad. Eso ocurre muy a menudo. Hemos visto casos, hemos visto cómo se trata a estas mujeres en los interrogatorios, cómo se sospecha de ellas. En fin, las mujeres hoy en día tienen que pasar por esto", explica la actriz de una película que aborda ese lema del "hermana, yo sí te creo". La ambigüedad del personaje es lo que atrajo a Isabelle Huppert, experta en dar vida a mujeres que tienen cosas que esconder y que no se comportan como la gente espera de ellas. Por ejemplo, le ocurría lo mismo a su personaje en Elle, el filme de Paul Verhoeven, donde interpretaba a una mujer violada que buscaba venganza.
"Las dos son víctimas que no quieren serlo. Hay algo de valor en ellas que es común. En el caso de Elle, estaba la ironía, ya conocemos cómo es Paul Verhoeven. Hay un paralelismo también en ella, es rubia, se pinta los labios, tiene un aspecto muy hitchckoniano. Si ves ahora a Maureen está exactamente igual. Es como su máscara. Es algo muy cinematográfico, porque ayuda todo el rato a jugar entre la realidad y la ficción, entre lo verdadero y la apariencia", añade. Si algo sorprende es el diálogo en sede judicial, un diálogo que el director, Jean-Paul Salomé, copió línea por línea del interrogatorio de la presidenta del tribunal. Una transcripción original que muestra el machismo y la persecución que hubo contra esta mujer.
Un blanco fácil ha servido para que la izquierda Melenchon pida una comisión de investigación en la Asamblea Nacional, para que se sepa quién atacó a esta mujer y si tuvo relación o no con el gobierno. El cine restableciendo lo que la justicia y la política no han sido, hasta ahora, capaces de hacer. Un cine francés que aborda todo tipo de cuestiones, espinosas o banales, y que sigue mostrando su poderío. La actriz está en España en el marco de Unifrance, un festival anual, que se celebra en distintos países del mundo, dedicado a la cinematografía gala, y que paga el ministerio de Exteriores francés. Es parte de la difusión de la cultura francesa, una apuesta de Estado, al igual que la excepción cultural, algo que puede cambiar con las nuevas normas del gobierno neoliberal de Macron, tal y como denunció la directora Justine Triet al ganar la Palma de Oro en Cannes hace un par de semanas. "Se han dicho muchas cosas, lo que yo puedo añadir es que hay que estar vigilante. Tenemos muchos, que no hay en otros países, tenemos que cuidarlos. No digo que no los tengamos, sino que estemos vigilantes", aconseja la Huppert.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...