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Hay otra especie en el planeta que podría desarrollar tecnología

Juan Luis Arsuaga nos presenta su nuevo libro sobre el cuerpo durante un posado de desnudo en la Facultad de Bellas Artes de la UCM

Hay otra especie en el planeta que podría desarrollar tecnología

Madrid

La sala es un espacio amplio, con grandes ventanales, asientos que parecen caballos, láminas de cuerpos en diversas posturas, esqueletos y “despellejados”. Hay muchos despellejados en las aulas de anatomía, aunque ésta no pertenece a ninguna escuela de medicina sino a la Facultad de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Hemos llegado aquí a través de pasillos vacíos, taquillas y ascensores tuneados con grafitis. A Javier le parece que en algún momento podría aparecer la niña de The last of us. Yo preferiría a Pedro Pascal. Pero al abrir la puerta del aula aparecen varias personas dibujando a una mujer que posa desnuda en lo alto de una tarima. Inmóvil, en una postura imposible de aguantar más de 15 minutos. Pero ella aguanta. Lleva cinco años haciendo este trabajo y no siente ningún pudor en mostrar su cuerpo mientras todos miramos. Todos no. Juan Luis Arsuaga no ha reparado en ella, ocupado como está en explicarle a Juan José Millás y Javier del Pino para qué sirve ruborizarse.

El antropólogo acaba de publicar “Nuestro cuerpo. Siete millones de años de evolución” (Ed. Destino). La mejor manera, sino la única, de leer este libro es tocándose e ir descubriendo bajo los dedos por dónde circulan los músculos, los huesos, los tendones… Los dibujantes saben muy bien que en delinear el sartorius o no, está la diferencia entre pintar una pierna o una salchicha.

Somos como somos por algo. Y es la evolución la que obra el milagro de convertir un músculo que mueve la cola de un mono en el suelo pélvico que sujeta los miembros de un homínido. ¿Somos cuerpo o tenemos cuerpo? ¿Quién fue primero, el pie o la inteligencia? ¿Qué es más importante el dedo gordo del pie o el meñique de la mano? Durante la conversación, Arsuaga va respondiendo todas estas preguntas sobre nuestro cuerpo que nos acaba llevando a dos conclusiones. Una objetiva: todo lo hacemos mal, desde inventar la silla a utilizar una maleta con ruedas en contas transportadoras. Y otra subjetiva: el cuerpo de un surfero es el más bello del mundo.

Y una observación sorprendente. Somos una especie capaz de desarrollar tecnología porque somos sociales, tenemos inteligencia y herramientas (manos) para poder desarrollarla. Pero no somos los únicos… ¿Adivinan cuál es la otra especie de nuestro planeta que podría hacer lo mismo?

Paqui Ramos

Casi siempre en la radio. Siempre en la SER....