Cinco ejemplos del poder de las historias para debatir, disentir y disfrutar

La literatura es lo único que puede activar la conversación, dice el escritor chileno Alejandro Zambra. Después de revolucionar las letras en español con Poeta Chileno o Bonsái, el escritor ha publicado una novela para su hijo, pero también para su padre. Literatura infantil es un juego entre lo biográfico y la ficción, un juego con el lenguaje, ese que aprenden los niños pequeños y que modelan a su antojo los escritores. Un homenaje a los libros, a la infancia, pero también la propuesta de una conversación sobre paternidad, sobre escritura y sobre cuidados.

Literatura infantil muestra también una nueva masculinidad, una nueva generación de padres dispuestos a hablar de paternidad, a cuidar y a ir desligándose del oficio. "La idea de generación es muy engañosa, porque cuando se habla de generación, inmediatamente se borran las clases sociales, por ejemplo", recuerda Zambra. "En cada país en que parece que ya todas las discusiones sucedieron, pero luego resulta que son las elecciones y los resultados más bien evidencian que ninguna de esas discusiones parece haber sucedido. Entonces cometemos permanentemente el error de creer que están resueltas algunas cosas y luego sale Bolsonaro, luego sale Trump. Y empiezas a preguntarte exactamente cuál era la discusión".

Como decía Zambra, una de las estrellas de la Feria del Libro que acaba este domingo, hay pocos espacios donde disentir, discutir, hablar y pensar. El último libro publicado en España, de otra escritora chilena, Lina Meruane, es una invitación a todo ello. Es un lugar fuera del tiempo y el espacio que permite pensar. Palestina en pedazos, publicado por Random House, viene gestándose desde hace mucho, en 2000 y a partir de una serie de sucesos fortuitos que hicieron que la escritora de títulos como Las infantas, empezara a indagar en su identidad palestina.

Meruane es nieta de abuelos palestinos, que cruzaron medio mundo para asentarse en Chile, donde reside una de las comunidades palestinas más grandes del mundo. Ella nació en el país andino, pero no ha dejado de viajar, de cambiar de residencia, como cuenta en este texto que es en realidad un compendio de tres libros donde se habla de memoria, de incomunicación familiar y la causa palestina. Precisamente otro autor palestino, Rashid Khalidi recoge el testigo de sus antepasados, de su tatarabuelo, que fue alcalde de Jerusalén en 1899. En aquel momento envió una carta al sionista Theodor Herzl tratando de evitar que la Nakba se impusiera a su pueblo. Ahora cuenta un relato del conflicto en Palestina, un libro editado por Capitan Swing.

Otro autor que ha pisado estos días la Feria del libro es Bret Easton Ellis. Escritor de éxitos literarios como American Psycho, la historia llevada al cine de un asesino en serie oculto tras la apariencia de un banquero de Wall Street obsesionado con la música y la moda. Ha venido a presentar Los destrozos, una novela dice contra la cultura de la cancelación. Publicada en español por Random House, la novela es en un 50 o 60 por ciento autobiográfica, según aseguraba el escritor en una rueda de prensa en Madrid, en la que ha explicado que el tiempo ha sido el detonante de este libro que, en realidad, comenzó a escribir en 1982 y que, tras 40 años, retomó en 2022. Escritor desde niño, la literatura fue para Easton Ellis una forma de escapar del dolor de su familia, de un padre alcohólico, del divorcio de sus progenitores, ha explicado el autor, que ha recordado cómo en 1981 empezó a “descontrolarse del todo” y empezó a inventarse todo: “era muy convincente como mentiroso”.

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La otra recomendación pasa por revindicar historias de mujeres olvidadas. Las de las presas y asesinadas por la guerra civil y el franquismo. Lo hace Francisca Moya Alcañíz en un libro que recuerda cartas de estas víctimas, esposas, madres, hijas, compañeras de los republicanos. Que vuestro nombre no se olvide. Mujeres condenadas a muerte en los consejos de guerra franquistas (1936-1945) es un libro publicado por la editorial Comares es un libro que cuenta las historias íntimas de estas mujeres silenciadas.

Del componente biográfico para crear y contar una generación o un país sabe mucho Rocío Aguirre. Nació en Santigo de Chile, pero ha recorrido todo su país, el trabajo de sus padres la fue llevando de un lado a otro. Ahora vive en Madrid donde trabaja como fotógrafa de moda. Tiene 33 años y se ha convertido en una de las nuevas voces de la fotografía, gracias a su libro, Rocio x Rocío Aguirre donde mostró lo íntimo como el máximo emblema de lo político y lo artístico. Básicamente era un álbum de fotos privado, convertido en libro autobiográfico por Paripé Books. Un libro como el de todo joven de veinte años, lleno de fotos de ex parejas, entre ellas la de su último novio, el músico C Tangana.

Ahora parte de las fotografías de ese libro han salido de las páginas y se han ido a vivir a un espacio que celebra Photoespaña, el festival de fotografía que estos días invade Madrid. Está en la tienda UNOde50 Art Gallery Madrid hasta septiembre. "Es demasiado importante estar aquí. Photoespaña es mi momento favorito del año, porque la foto lo invade todo y encima la exposición tiene que ver con el libro que lo lancé hace poco, en diciembre. Es un honor".