Una contraofensiva distinta: no resolutiva, con armas muy diversas y una fuerte resistencia rusa en el frente

Madrid

La palabra 'contraofensiva' lleva al ideario occidental a pensar en un ataque rápido, decisivo y fulminante. Una gran ofensiva que sea capaz de romper el frente de una manera contundente y que vaya a colocar a Rusia en una situación de repliegue. Pero, como apunta Félix Arteaga, investigador principal en el Real Instituto ElCano, "la idea que tiene occidente puede ser distinta de la que maneja Ucrania". Sobre el tablero, las cartas que se van a jugar esta primavera no son las mismas que se pudieron jugar en otoño, cuando las tropas de Kiev lograron una rápida progresión y en poco tiempo consiguieron recuperar terreno tanto al norte, en Járkov, como al sur, en Jersón.

"Los rusos han tenido tiempo de fortificar sus posiciones defensivas, rodearlas de minas, dotarse de reservas, acumular municiones y materiales, mejorar las cadenas logísticas, y tomar nota de todas las debilidades tácticas que han tenido y que les han llevado a una situación de equilibrio con un ejército numéricamente menor", explica Arteaga.

Esto no quiere decir que Ucrania no vaya a conseguir avanzar. Según Francisco Gan Pampols, Teniente General del Ejército del Aire en la reserva, "Ucrania puede conseguir rectificar el frente, recuperar territorios y alguna población". Este apunta a Bajmut o a Zaporiyia como dos de las zonas donde Kiev puede conseguir avanzar, porque allí "está combatiendo con mucha intensidad", aunque ve "más complicado" que pueda recuperar poblaciones como Donetsk, donde "se ha combatido desde hace mucho tiempo". Aún así, Gan Pampols cree que "no es esperable" que Ucrania consiga una acción que "resuelva el conflicto".

Sobre el terreno, el investigador principal de ElCano destaca "la estabilidad" existente a lo largo de la línea del frente. Lo que se observa en estos primeros instantes de contraofensiva es un constante repliegue y ataque de ambos bandos, que llevan a que al final del día la línea se haya movido muy poco. Esto, explica el Teniente General del Ejército del Aire en la reserva, se debe a la fuerte resistencia que se encuentra el ejército ucraniano cuando intenta penetrar. Y es que Rusia no solo tiene una línea, sino "un sistema de obstáculos activos y pasivos, campos de minas, zanjas, dientes de dragón, puestos de armas colectivas y asentamientos de armas pesadas" que imposibilitan el avance.

A esto, hay que sumar las todavía diferencias en cuanto armamento. "Objetivamente, el que más sigue teniendo es la Federación Rusa", afirma Gan Pampols, que reconoce que aunque a Ucrania se le han seguido dando armas de última generación muy potentes, "pueden no ser suficientes", y lo más importante, son muy heterogéneas, y este, considera el militar, "es un gran talón de Aquiles" ucraniano: "Cada una de ellas tiene piezas de repuesto distintas, sistemas de puntería distintas, y responden a conceptos de mando y control diferentes. Son armas muy poderosas, pero a la hora de sostener el esfuerzo, de mantenerlas, de repararlas, de municionarlas no es lo mismo, evidentemente".

Y aunque esto no se traduzca en una desigualdad sobre el tablero, la igualdad supone "que las fuerzas que atacan van a sufrir un fuerte desgaste", y las que defienden, "van a tener más fácil" custodiar sus líneas y contraatacar. Por ello, Arteaga considera que el paso del tiempo juega a favor de Rusia: "En el momento en el que no se rompa el estancamiento que hemos visto este año, vamos a empezar a ver un incremento de las peticiones de una salida negociada, porque las economías avanzadas no pueden soportar durante mucho tiempo el coste del apoyo a Ucrania".

Por el momento, Kiev intenta mantener la moral de los suyos y el apoyo de occidente con una idea de contraofensiva distinta, progresiva y prolongada en el tiempo.