La marea homófoba
"O prestamos atención a la crecida de la marea o nos podemos ahogar. Y estoy hablando de derechos, no de ideas"
La marea homófoba
Madrid
No es la primera vez que lo utilizo, y tampoco creo que sea la última, pero es que me encanta el chiste de aquel lord inglés, que vive en el centro de Londres, y al que su mayordomo alerta de la crecida del Támesis.
El criado le va dando referencias de cómo suben las aguas. Le advierte de que ya han llegado hasta la plaza tal, hasta la calle cual… el lord no hace ni puto caso, sigue tomando el té o haciendo lo que le sale del bolo, hasta el que el mayordomo ya en un momento dado abre la puerta del salón y le dice. "Milord, el Támesis". Es un chiste muy bueno… que puede servir para denunciar cosas muy malas, muy graves. Y creo que hoy es un día para hacerlo.
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Porque hay momentos en los que, o ponemos pie en pared… o nos arrollan. O prestamos atención a la crecida de la marea o nos podemos ahogar. Y estoy hablando de derechos, no de ideas. Faltan apenas dos semanas para las fiestas del Orgullo. Madrid es desde hace años una referencia internacional para todo el colectivo LGTBI, pero en España, como en tantas otras partes, está avanzado una ola reaccionaria, que ni entiende ni respeta la diversidad sexual. Y que cada vez se manifiesta con menos prejuicios.
Este fin de semana, por ejemplo, han coincidido tres episodios: primero, la agresión brutal a una mujer trans en el metro de Barcelona por parte de un hombre; por cierto, con un montón de pasajeros mirando, sin intervenir, o intentando apaciguar al agresor como si hubiera tenido un ataque de nervios. El video es tremendo.
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Segundo: la catarata de insultos, homófobos claro, que han recibido dos futbolistas, Borja Iglesias y Aitor Ruibal, por acudir a una boda con bolso. ¡Cómo les han puesto! Aunque ellos han respondido con un par, con todo el coraje cívico del mundo.
Y tercero, los abucheos de una parte del público en el Teatro de la Maestranza, en Sevilla, cuando en una adaptación de 'Tosca', uno de los actores que representaba a Pasolini, se dio un beso con otro hombre. El comentario de un espectador, diciendo "ya tenemos bastantes maricones en la tele" creo que ilustra a la perfección el espíritu de la protesta, que también fue respondida por otra parte del púbico. Y en esas estamos.
Por eso digo lo de poner pie en pared. Porque hay hechos que no se pueden archivar a título de inventario. Insisto: esto no va de ideas, ni de gustos, ni de opiniones… esto va de derechos. Y si no reaccionamos cuando pisotean los derechos de alguien, en algo tan básico, entonces estaremos jodidos de verdad.
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