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Opinión

Froilán, la ONU y el compromiso climático de Dubai

Supongo que la clave está en haber recibido buenas propinas y, por suerte, nuestro Froilán, tal vez de Todos los Santos, puede rebañar la suya. Cuestión de práctica hereditaria

Madrid

La pregunta no es qué hace Froilán, nuestro Froilán, posiblemente de Todos los Santos, trabajando en la conferencia climática de Naciones Unidas, a celebrar en Dubai. La pregunta es qué hace Naciones Unidas aceptando celebrar una cumbre climática en la capital de uno de los Emiratos que ocupan el décimo lugar en consumo mundial de energía eléctrica, solo en aire acondicionado.

Supongo que la clave está en haber recibido buenas propinas y, por suerte, nuestro Froilán, tal vez de Todos los Santos, puede rebañar la suya. Cuestión de práctica hereditaria.

El presi del evento y empleador de nuestro Froilán, probablemente de Todos los Santos, el sultán Al Jaber, no sólo dirige el negocio petrolero de los propios Emiratos, sino que se propone ampliar sus beneficios mediante nuevas perforaciones. Y eso la ONU lo sabe muy bien. También ha invitado a la cita al dictador sirio Bachar el Assad, sin duda por su atinado uso de armas químicas contra su pueblo.

Ítem más: la corporación organizadora de las jornadas ha advertido a los participantes para que, en sus ponencias, no critiquen al Islam, al gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, a las corporaciones y a los individuos.

Todo ello la ONU lo sabe muy bien, como no ignora que el sultán fue acusado de comprar a usuarios de Wikipedia para limpiar su imagen medioambiental.

Maruja Torres

María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16...