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Chris Hemsworth busca el equilibrio en la madurez: así afrontó física y mentalmente su película más extrema

El actor australiano regresa con la secuela de Tyler Rake, un festín de acción y pirotecnia sin descanso que estrena Netflix

Chris Hemsworth presenta en Madrid 'Tyler Rake 2' (Photo by David Benito/Getty Images,) / David Benito

Madrid

Hay películas que tienen muy claro qué quieren ser y qué no. En Tyler Rake: Misión de rescate, por ejemplo, hay más puñetazos y balas que líneas de diálogo. Chris Hemsworth vuelve a encarnar a este mercenario de buen corazón, un soldado traumatizado que recibe encargos de misteriosos millonarios para rescatar a personas en peligro. De hecho, el título en inglés es Extraction, extración, operaciones encubiertas que, como es de esperar, no salen bien a la primera. Tras cuatro películas de Thor y otras tantas en el universo Marvel, el actor australiano busca con este personaje levantar una franquicia de acción de la mano de Netflix y repensar su carrera con otros proyectos. Y, por eso, desde hace cinco años empezó a ejercer también de productor de algunas de sus películas.

"Se trata de ganarte el derecho a tener una opinión. Durante la primera parte de mi carrera, estaba muy feliz de tener un empleo y de trabajar con algunos de mis ídolos y personas que eran dioses para mí. Así que hacía exactamente lo que me pedían y era blanco sobre blanco para que me dijeran qué hacer. Creo que la gente respeta eso hasta cierto punto, pero lo que un director quiere de ti es una opinión. Quiere oír tu voz. Y una vez que empiezas a vivir, respirar y a habitar ese personaje, tendrás que hacerte cargo de él. Y nadie lo sabe mejor que tú. He ganado confianza a lo largo de los años para poder alzar la voz y decir, creo que esto es mejor así, podría funcionar de esta otra manera. Y quizás hay días en los que me equivoco, pero no creo que pudiera hacerlo de otra forma ahora. Repito, creo que un director quiere un socio en esta experiencia", explica el intérprete durante su visita a Madrid.

Su papel de productor en las dos entregas de Tyler Rake -la primera se estrenó en pandemia y fue, según los opacos datos de Netflix, uno de sus grandes éxitos-, le ha permitido estar presente en todo el proceso de esta secuela y hacer crecer al personaje desde el punto de vista dramático. Entre tantas piruetas y explosiones, no hay mucho espacio -tampoco importa tanto- para conocer la herida de este hombre traumatizado que necesita perdonarse a sí mismo. "Ha sido como tener una historia de orígenes por segunda vez, porque en realidad solo mencionamos quién era este tío y cuál era su historia de fondo en una o dos escenas de la primera película. Fue una exploración muy divertida y creativa averiguar quién era este tío y qué le pasó a su familia, y por qué tiene una especie de cualidad suicida en la forma en que aborda el trabajo en estas misiones. Al final de la primera película seguía siendo un individuo roto, física y mentalmente, en esta intentamos volver a reunir todos los componentes para ver si puede ser un ser humano más sano. No lo suficientemente sano, eso siempre es un poco complejo", comenta entre risas.

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Precisamente la búsqueda de una forma más sana de trabajar es algo que el propio Hemsworth ha ido aprendiendo con los años. A punto de cumplir los 40 años, el actor, además de compartir los entrenamientos que le han convertido en el cachas oficial de Hollywood, intenta cuidar su salud mental, especialmente en rodajes tan exigentes como el de Tyler Rake. "Supongo que mi salud mental es mi propia aptitud mental. Es como cualquier cosa, para llegar al proyecto bien física y mentalmente, requiere trabajo y compromiso para desarrollarte y tener momentos de tranquilidad y soledad, pero también momentos de creatividad e inspiración. Y todo es cuestión de equilibrio. A veces he prestado demasiada atención al trabajo y a esa parte de mí que anhela atención o anhela la necesidad de ser creativo. Y otras veces, solo quiero estar en casa con mis hijos y no saber nada de lo que tenga que ver con el trabajo. Por lo tanto, es un acto de equilibrio", responde.

Para esta película, rodada en Praga y Viena durante varios meses, el actor australiano tuvo que adelgazar para ganar agilidad. Venía de hacer Thor: Love and Thunder y, confiesa, durante el confinamiento solo se dedicó a comer y entrenar. "Estaba enorme, más grande que nunca, pero me costaba moverme bien". Hemsworth tuvo que memorizar hasta 5.000 movimientos para coreografiar toda la violencia, interactúa con 68 especialistas cuerpo a cuerpo y, salvo unos cuantos planos demasiado peligrosos, hizo en persona todas las escenas de acción. "No soy un actor de método, pero, a menos que estés completamente desprovisto de ti..., es difícil. Es un talento en sí mismo separarte por completo de lo que le pasa al personaje, pasas cuatro meses en la cabeza de otro personaje que intenta engañarte haciéndote creer que es una versión de ti mismo. Eso puede resultar complicado a veces. Me parece que hacer ejercicio físico y entrenar, estar físicamente activo, es una excelente manera de volver a centrarme en mí mismo y que salga de mi cabeza y mi cuerpo", añade sobre cómo gestionar estos largos procesos de trabajo en los que todo empieza y acaba en el deporte. Al menos para Chris Hermsworth.

No hay mucha historia que contar o desvelar sobre las tramas de Misión de rescate 2. Tras casi morir en la primera entrega, Tyler Rake tiene ahora la misión de salvar a una madre y sus hijos de mafiosos georgianos, dos hermanos que fueron niños de la guerra y que operan como paramilitares. Le acompaña, como siempre, su reducido equipo de confianza, encabezado por su socia y amiga, la heroína que interpreta la actriz iraní Golshifteh Farahani. "Diría que es muy interesante en la historia del cine, tienes a una mujer que está a su lado y no hay un interés amoroso o atracción sexual ni nada parecido a eso, hay una fusión, una fusión humana entre ellos que no entiendes realmente de dónde viene ¿Dónde empezó esa relación? Creo que eso es lo que hay que explorar, por qué son tan leales el uno al otro y se aman tanto. Sientes que hay una conexión muy profunda, una eternidad entre ellos que no va a terminar nunca. Y sí, eso me interesa mucho. Y creo que este es uno de los puntos más poderosos de la química entre estos dos personajes", defiende y celebra la actriz de un papel en el que tiene margen para evolucionar y luchar de tú a tú con el protagonista sin una vinculación sexual.

Uno de los asuntos presentes en esta secuela es precisamente la violencia contra las mujeres y cómo el cuerpo femenino es campo de batalla en guerras, regímenes totalitarios u organizaciones terroristas. La actriz, que abandonó su país hace más de una década y se ha convertido de una activista por los derechos de las mujeres en Irán, está convencida de que no hay marcha atrás. Las mujeres tienen que pasar a la acción. "En esta película las mujeres están en medio de la violencia y al mismo tiempo están luchando. Así que no son personajes pasivos, incluso el personaje de la madre, en la prisión la ves luchando, golpeando, lesionándose. Se acabó la época de los personajes femeninos pasivos. Y no solo porque ese mundo se haya acabado, sino porque nunca existió. Era algo que la gente no quería ver. El hecho de que se dé espacio para que las mujeres luchen realmente junto a los hombres y, no con cualquier hombre, sino con Chris Hemsworth, es increíble en un proyecto como este, porque somos iguales. Puedes verlo en esta película, luchamos, morimos y matamos a partes iguales. Así que esto es lo que está pasando en el mundo. Estamos matando, no muriendo. Seguimos adelante", contesta.

En la dirección repite Sam Hargrave, especialista de acción que se pone a los mandos de este espectacular despliegue con persecuciones por tierra, mar y aire, y un falso plano secuencia de 20 minutos que empieza en una cárcel y acaba con un helicóptero sobre un tren. Es tal la ambición del proyecto, que también producen los hermanos Russo -los responsables de las películas de Los Vengadores de Marvel-, que no hay apenas efectos digitales, se contrató a más de 400 especialistas de todo el mundo y hasta cinco pararrescatadores de la Fuerza Aérea de Estados Unidos vigilaron por la seguridad en el rodaje. "Hay límites físicos para la acción, pero creo que los límites para contar historias con acción solo están en nuestras mentes, como ocurre con esta franquicia, con las películas de acción en general. La razón por la que la gente sigue viéndolas es porque las mentes creativas que escriben estos guiones y crean estos personajes y dirigen estas cosas, nos están empujando a nuevos niveles. El público se hace cada vez más inteligente y quiere más y más, lo que nos empuja a tratar de crear algo diferente, mejor y más grande. Y a veces ni siquiera es más grande. Es que, en lugar de ir adonde el público espera que vayas, giras a la izquierda y es una experiencia nueva. Así que creo que las limitaciones solo están en la mente", dice de esta superproducción de acción. Aunque en esta secuela se desarrolla algo más el arco emocional del protagonista, Tyler Rake, como apunta el director, no pierde de vista su propósito: hacer todo a lo bestia y a lo grande en una huida hacia adelante. Para los fans de sagas como John Wick, aquí hay una buena ración de disparos, mamporrazos, trucos y volteretas imposibles. Netflix, tras varios fracasos, quiere su franquicia de acción y aquí, al menos, tiene a un equipo entregado que sabe a lo que juega.

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José M. Romero

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