Karra Elejalde, el Quijote del espacio: "La soledad es el peor enemigo si no la sabes llevar"
El actor interpreta a un anciano quijotesco con fantasías de astronauta que encuentra la ayuda que necesita en una niña adolescente
Madrid
Hay algo particularmente bello en encontrar armonía en el caos, orden en el desastre. Es convertir lo que no combina, lo que choca, en algo que contraste. Si algo es Kepler Sexto B, es una película de contrastes. Entre el espacio y la tierra, la realidad y la imaginación, pero sobre todo, entre la adolescencia y la vejez. "La adolescencia y la senectud son unas fases de la trayectoria de la vida de una persona donde, no en todos los casos, pero se puede dar la circunstancia de que sea donde más estemos necesitados de atención, de cariño... la soledad es el peor enemigo si no la sabes llevar", cuenta Karra Elejalde. Su personaje, Jonás, es un anciano enajenado que cree vivir en una nave espacial, algo así como un Quijote intergaláctico, que encuentra en una niña adolescente a su particular Sancho Panza. Según su director, Alejandro Suárez Lozano, 'Por una parte está Jonás, ese Quijote que en lugar de ver molinos ve aliens y planetas lejanos, y por la otra está Zaida, que es el personaje que interpreta Daniela Pezzotti, que por su inocencia tiene una mirada del mundo que no es esa mirada ya corrupta por los adultos. Y esos dos puntos eran los que quería moverme para poder jugar de una manera, digamos, un poquito más poética'.
La relación entre Karra Elejalde y Daniela Pezzotti, la joven actriz que interpreta a Zaida, una adolescente que perdió a su madre y no puede evitar sentirse sola, es clave. Según Karra, "ella viene a cubrir el vacío que le ha quedado de familia a Jonás y Jonás viene a cubrir el vacío y la situación que está viviendo ella, con lo cual, parece que estuvieran nacidos para mitigar sus dolores". El actor vitoriano asume el reto de dar vida a un hombre recluido y con un desorden mental grave, pero con una fantasía meticulosamente elaborada, en sus palabras "un tío con diogenia, pero una diogenia ordenada". Llevarlo a escena no ha sido fácil, pero es algo que agradece. "Cada vez que nos ofrecen un trabajo es un reto. A mí, lo que me entusiasmó de este personaje era precisamente eso, dar credibilidad a alguien así. Siempre me han encantado los personajes con estados alterados de conciencia, los personajes con síndrome de Korsakoff, como el caso de ‘La vida padre’'.
Kepler es una película que recurre a la ciencia ficción para enmascarar una crítica social. La premisa bizarra de un hombre que vive en una fantasía espacial, encerrado en un piso que considera un transbordador, es el riesgo que asume para difundir una defensa a un envejecimiento digno, la protección a la infancia, una crítica a la sociedad superficial... Para Alejandro Suárez, la idea estaba clara desde el principio. 'Como director, como creador y como guionista, te tienes que tirar a la piscina siempre. Yo creo que sin riesgo no hay paraíso en este caso. Para mí la propuesta siempre fue así. Era decir, vamos a llevarle al espectador a este punto sin engañarle, pero jugando. Vamos a jugar las convenciones cinematográficas y tratar de decirle que entra en el juego, que se meta en una nave espacial y se deje llevar'. Y dentro de este viaje encontramos una reflexión sobre los lazos que establecemos con los demás, de la mano de un anciano que ha perdido a quienes más quería y de una niña que se encuentra desprotegida precisamente por quienes deben protegerla. Según Alejandro, "cualquiera puede ayudar a la otra persona cuando está en una situación así. Es una misión de rescate mutuo. Yo creo que hay muchas veces que todos necesitamos a alguien que nos salve del estrés, del trabajo, de problemas. Somos animales sociales y creo que la película habla un poco de ello".
2001: Odisea en el espacio, Alien, Planeta Prohibido... al margen de El Principito o el ya mencionado Quijote. Kepler Sexto B es una película plagada de referencias a clásicos espaciales, fruto de la pasión que les profesa su director y que, según nos cuenta, surgieron de manera automática. 'Iba escribiendo y describiendo esa nave espacial con todas mis propias referencias, y jugando con el punto quijotesco de que en lugar de novelas de caballerías este hombre había hecho de su afición el espacio y las novelas de la ciencia ficción, las películas. Esto nos permitía hacer, no voy a decir parodia, pero homenaje a esos puntos. La película está plagada de Easter Eggs e invito al espectador al que le guste la ciencia ficción a que lo vaya viendo y que entre en el juego'. También encontró un reto en darle más profundidad a la película moviéndose en este género, estereotipado a menudo detras de los clichés de rayos láser y física cuántica. "Las películas de Ciencia Ficción que a mí me gustan son las que no necesariamente hablan de la realidad, pero me cuentan algo humano. Si simplemente es un juego visual me aburren, o sea, me pueden divertir a nivel estético, pero si no me está contando algo, si no me está contando una historia de personajes, no me interesa. Entonces aquí donde he puesto el hincapié es en que la base real, la base de los personajes, la psicología de los personajes, fuese real, no fuese de una carcasa'. De ahí la referencia al principito. 'El principito es una historia que es diferente si la lees de niño y si la lees de adulto. ese columpio entre edades que hay en los personajes, el principito funcionaba muy bien. Aquí además se transfieren porque el que es adulto acaba siendo niño y el que es niño acaba siendo adulto".
Para Karra Elejalde, interpretar este papel le hace reflexionar sobre los problemas de la edad. "Tú plantéate: una persona de setenta y pico años que tiene un problema en casa y tiene que resolverlo y se encuentra con "si quiere tal pulse uno, si no, pulse dos, usted ha recibido un Whatsapp o un correo electrónico..." y todo esto para sintonizar un canal. No somos conscientes de como, lo que nosotros llamamos evolución, para las personas mayores es un fracaso importante. Y también me pasa a mi, yo le digo a mi hija: "oye, ¿cómo se hace esto?", me dice "joder, papá", y me lo resuelve. Cuando me doy cuenta, ya se ha ido. No tenemos tiempo para la pedagogía, para enseñar. Pensamos que los abuelos son unos pesados y no nos damos cuenta'. Kepler Sexto B le permite tomar perspectiva sobre las similitudes entre los problemas de la vejez y la adolescencia porque, según Karra, 'viene a hacernos reflexionar sobre dos fases en la vida de un ser humano, si tiene la suerte de llegar a viejo, que es la adolescencia y la senectud. Y cómo muchas veces son... En esos momentos es cuando alguien se puede sentir muy abandonado. No sabes la cantidad de gente, de niños que se deprimen, se suicidan, anoréxicos. En esas edades, por quizás estar dejados de la mano de Dios o no estar atendidos, o simplemente por bullying en el colegio, hay suicidios de adolescentes. Y sin embargo, no hay tanto suicidio de abuelos, de personas mayores, pero es otra manera. No se suicidan, pero los dejamos morir en el olvido. Hacer una reflexión sobre eso y que además el uno y el uno y la otra, que dentro de qué viven universos distintos, pero son limítrofes, pero muy distintos, idiosincrasias y situaciones muy distintas".
En cuanto a si se parece a su personaje, si es fantasioso o tiene los pies en la tierra, Elejalde nos dice: "Yo soy un tío que siempre dice que hay que tener una mentalidad racional, pero luego soy muy visceral también. Soy fantasioso y soy muy niño, porque si no no me dedicaría a esto. Esta es una profesión para gente con síndrome de Peter Pan, con capacidad de vocación o con necesidad de ser un mentiroso patológico profesional. Pero qué bonito es el juego, y es un juego. Que bonito es juntarse tres o cuatro amigos, uno que escribe de puta madre, otra que llora con facilidad, otro que maquilla de cojones... y haces sentar a la gente sabiendo que es mentira. Saben que cuando vean que un tío que muere al día siguiente lo van a ver tomando un vino en la calle. Pero queremos que nos dejen intentar engañarles. Tu pon la tela, entra ahí dentro, míratelo, y cuando salgas todavía estás llorando. Ese juego es fantástico y ese juego es el que me apasiona, mucho más que este juego, que es el de contar lo que he hecho. Mi juego es hacer, mi trabajo es hacerlo. Contar como lo he hecho ya no me gusta tanto".