Votos democráticos para gente que no lo es

Barcelona

Cuesta de entender. Feijóo intenta justificar que los suyos van juntos con los ultras en un lugar. Y contra ellos en otro. Dice que eso es así porque "los resultados" son "distintos" en Extremadura y en la Comunidad Valenciana. ¿Pero es que esto va solo de escaños, o también de principios y valores?

Cuesta de entender, la verdad. Así que vamos a intentar aclararnos con un ejemplo distinto. El de las Islas Baleares. Ahí, los populares han consagrado como presidente del Parlamento a un diputado de Vox, Gabriel Le Senne, que emite comentarios despreciativos a las mujeres y difunde el odio a los inmigrantes. Este individuo ha llegado a decir que "las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene". ¿Qué piensan ustedes? ¿Es solo mal gusto o es agresión verbal y provocación? También se ha apuntado al supremacismo de grupos neonazis que predican el falso peligro del "reemplazo": "Los europeos estamos siendo reemplazados por los africanos".

Este individuo viola los principios de la democracia, pero no solo él. Lo peor del asunto es que los votos de gente conservadora, y democrática, han servido para colocar a este sujeto como su máximo representante parlamentario. Y de los demás ciudadanos isleños. Este es el problema actual del contrato del PP con sus electores. No es solo que se impregne de las ideas más perversas de su socio, sino que distorsiona el sentido del voto de sus fieles: creían que apoyaban a una derecha normal, y acaban sosteniendo a ultras totalitarios.