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Personas, no inmigrantes

Me resisto a dejarme llevar por la estúpida y cegadora amnesia que nos convierte en espectadores indiferentes porque esa indiferencia nos hace cómplices del hecho de que el Mediterráneo se esté convirtiendo en una vergonzosa fosa común

Najat El Hachmi: "Personas, no inmigrantes"

Tuve ganas de gritar con todas mis fuerzas: ¡oigan! ¡que somos personas, somos personas! Pero se me quebró la voz porque no sé a quién dirigir mi rabia ni de qué sirve en esta Europa, anestesiada ante el hundimiento de un barco con más de 700 pasajeros. El grito retenido en la garganta me duele porque me hace consciente de mi propia impotencia como ciudadana.

Y luego está el "nosotros": ¿Por qué me permito hablar en primera persona del plural cuando yo nunca he estado en una patera ni he tenido que traspasar fronteras con la cruz amarilla de la condición de ilegal marcada en la piel? Pues porque ese "nosotros" es de la humanidad entera, con todos y cada uno de los individuos que la integran, que sangran si los pincháis, se ríen si les hacéis cosquillas. Somos tan "nosotros" los ahogados del mar Jónico como los viajeros del submarino del Titanic.

Pero no los vemos igual: cuatro hombres de tez pálida, occidentales y sonrientes, con sus cuatro nombres y apellidos, acaparan toda la compasión de la opinión pública mientras que 700 personas, ¡personas! no son más que un montón de despojos, indiferenciados y deshumanizados. Pero yo soy del "nosotros" del naufragio porque desde mi cómodo piso de Barcelona no me olvido de que vengo de la misma desesperanza, de que estoy a una generación del hambre y de verme forzada a emprender el mismo viaje. Me resisto a dejarme llevar por la estúpida y cegadora amnesia que nos convierte en espectadores indiferentes porque esa indiferencia nos hace cómplices del hecho de que el Mediterráneo se esté convirtiendo en una vergonzosa fosa común.

Najat el Hachmi

Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 2 de julio...