El CEO de la empresa del submarino turístico del Titanic calificó de "lloros infundados" las advertencias sobre seguridad
Según informa la BBC, se advirtió por email en varias ocasiones a Stockton Rush, CEO de Ocean Gate, que necesitaba tener los certificados de seguridad necesarios para ese tipo de actividad y su respuesta fue que se lo tomaba como "un insulto personal"
Apenas unas horas más tarde de que se conociese que las reservas de oxígeno a bordo del Titán se habían terminado, la Guarda Costera de Estados Unidos confirmó que habían encontrado una serie de restos del sumergible que indicaban que había sufrido una "implosión catastrófica" debido a un posible fallo en la construcción del mismo. De esta forma, se confirmaba que la expedición en submarino con cinco tripulantes para ver los restos del Titanic ha acabado finalmente en tragedia.
Todos los integrantes han fallecido y entre ellos se encontraba Stockton Rush, CEO de Ocean Gate, la compañía dueña del sumergible. Tras conocerse el fatídico desenlace, han comenzado a conocerse las numerosas advertencias sobre la ausencia de certificados de seguridad que recibió la empresa estadounidense, todas ellas ignoradas e incluso ninguneadas.
Tanto fue así, que hasta medio centenar de oceanógrafos, físicos y expertos ya habían denunciado a la compañía por el riesgo en el que ponían a los clientes y a ellos mismos. Kay Mitchell, uno de esos expertos, ha explicado este viernes que solo hay 10 vehículos en todo el mundo que pueden bajar más de 4.000 metros al fondo del mar y todos tienen certificación, menos el Titán.
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Quizá lo más llamativo es que, según informa la BBC, cuando Rob McCallum, otro experto en inmersiones profundas, le escribió un email en marzo de 2018 al director ejecutivo de la compañía para advertirle de que se estaba "colocando a sí mismo y a sus clientes en una dinámica peligrosa", su respuesta fue tomárselo como un ataque personal.
"Hemos escuchado los lloros infundados de 'vas a matar a alguien' demasiadas veces. Me tomo esto como un insulto personal", respondió Stockton Rush. Sin embargo, McCallum no cesó en su ímpetu y, en otros correos electrónicos, continuó con sus advertencias: "Hasta que el submarino sea clasificado, probado y acreditado, no debe usarse para operaciones comerciales de buceo profundo. Les imploro que tengan mucho cuidado en sus pruebas y ensayos en el mar y que sean muy, muy conservadores. Por mucho que aprecie el espíritu empresarial y la innovación, potencialmente está poniendo en riesgo a toda una industria".
La postura de Rush no cambió. "Estoy bien calificado para comprender los riesgos y problemas asociados con la exploración submarina en un vehículo nuevo", comenzó respondiendo, para después asegurar que los "actores de la industria" estaban tratando de evitar que "los nuevos participantes ingresen a su pequeño mercado existente". Añadió que el "enfoque innovador de la ingeniería de OceanGate va en contra de la ortodoxia de la industria de las inmersiones profundas, pero esa es la naturaleza de la innovación".
McCallum se encontraba entre más de tres docenas de líderes y expertos de la industria que firmaron una carta de 2018 a Rush que advertía que el enfoque de OceanGate podría conducir a problemas "catastróficos". "La industria ha estado intentando durante varios años que Stockton Rush detuviera su programa por dos razones", dijo el viernes a la BBC McCallum, un especialista que dirige su propia compañía de expediciones oceánicas.